Roro Riquelme y el test más absurdo: de volar a la ropa interior
Roro Riquelme protagoniza un test viral del Real Betis
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Roro Riquelme fue el protagonista de uno de los contenidos más desenfadados del Real Betis en redes sociales. El futbolista verdiblanco se sometió a un test tan absurdo como divertido, una sucesión de dilemas imposibles en los que dejó respuestas espontáneas, surrealistas y muy comentadas por la afición.
Desde superpoderes hasta situaciones límite, pasando por animales imposibles y referencias al cine, Roro mostró su lado más natural y cercano, alejándose por unos minutos del foco competitivo.
El test a Roro Riquelme
El test comenzó con un clásico: volar o ser invisible. Roro lo tuvo claro y eligió volar. Después llegó una de las preguntas más surrealistas: cómo meter una jirafa en un frigorífico, a lo que respondió sin rodeos, con la lógica absurda que pedía el momento: por la puerta.
Uno de los dilemas más llamativos fue el de la pelea imposible: luchar contra un pato del tamaño de un caballo o contra un caballo del tamaño de un pato. Roro eligió sin dudar enfrentarse al pato gigante. “Con un pato del tamaño de un caballo”, bromeó.
Tampoco faltó la actualidad digital. A la pregunta de cómo explicaría TikTok a una persona de 80 años, el futbolista lo resumió en “vídeos haciendo tonterías y bailes”, una definición simple y directa que encajó con el tono del test.
En el bloque más personal, Roro eligió a Brad Pitt como el actor que le interpretaría en una película. Si tuviera una marca propia, su eslogan sería tan peculiar como él mismo: "Hazlo y deja que opinen". En cuanto a situaciones incómodas, prefirió despertarse en ropa interior en el trabajo antes que desnudo en mitad de un bosque.
Los sacrificios tampoco se le dieron mal: antes pasaría un mes sin ver fútbol que una semana sin móvil. En el terreno friki, eligió hablar como Yoda antes que respirar como Darth Vader, y entre superhabilidades, se quedó con leer la mente antes que teletransportarse.
Uno de los dilemas más delicados fue elegir entre borrar sus propios recuerdos o borrar los recuerdos que otra persona tiene sobre él. Roro lo tuvo claro: preferiría borrar lo que otros piensan de él. Y para cerrar, eligió comer su comida favorita todos los días de su vida antes que no volver a probarla nunca.
