El surrealista arbitraje de Muñiz Ruiz levanta en armas al Sevilla: "Cada año lo mismo"

Basilio García 21 DIC 2025 - 00:13h.

El Sevilla FC ha cuajado un muy buen partido en el Santiago Bernabéu, mirando a la cara a todo un Real Madrid incluso cuando se quedó con diez, tras la expulsión de Marcao cuando aún quedaban más de 20 minutos para el pitido final. No tuvo suerte de cara al gol, y tampoco demasiada con las decisiones de un Alejandro Muñiz Ruiz que fue muy discutido desde el lado nervionense.

Un penalti pitado en contra, Almeyda expulsado en el descanso y Marcao antes del 70’, fueron las claves arbitrales del partido. Pero hubo mucho más, como el desigual criterio de Muñiz Ruiz a la hora de señalar jugadas en un área o en otra, de sancionar protestas o decidir en jugadas dudosas. Llegó a señalar saque de banda en una pelota que no había salido para dársela al Madrid. “Siempre es lo mismo”, decía Agoumé.

El ejemplo es claro, se inhibió el gallego en un derribo de Fran García sobre la línea del área del Real Madrid. Acto seguido pitó la clara falta de Juanlu sobre Rodrygo que propició el 2-0, pero es que después tuvo que ser corregido por el VAR hasta en dos ocasiones porque estaba loco por seguir pitando penaltis.

Señaló un penalti de Oso sobre Bellingham de esos que se pitaron a miles en Chamartín antes de la ‘era VAR’. El canterano tocó claramente balón y tras revisarlo deshizo su decisión. Poco después señaló otra vez el punto de los once metros, a ver si Mbappé hacía el gol con el que superara a Cristiano Ronaldo en otro de esos estúpidos récords que tanto gusta en el fútbol ‘new age’, pero de nuevo el videorbitraje tuvo que corregirle para sacar fuera del área la discutible falta de Sow sobre Rodrygo.

Las jugadas que reclama el Sevilla

Estos tres penaltis, el señalado y los dos corregidos, además venían poco tiempo después de que Fran García trabara a Juanlu sobre la línea lateral del área, en una jugada en la que Muñiz Ruiz se inhibió. Nadie dudó entre el sevillismo que, al revés, se habría señalado. El árbitro se encargó de confirmarlo.

Ninguna duda arrojó la expulsión de Marcao, clara tras una primera tarjeta en la que el Madrid pidió roja directa y que propició la jugada del 1-0, y cometiendo una falta sobre Bellingham innecesaria y evitable en el centro del campo. Sin embargo, el brasileño sí le recordó una jugada que pudo ser clave antes del descanso y en la que él estuvo implicado. “Esta sí, y la de allí no”, le dijo más o menos a escasos centímetros de su cara.

Rodrygo, que poco antes había visto una tarjeta por simular penalti, pisó en el talón de Aquiles a Marcao. El Sevilla se encendió, hasta el punto de que Almeyda fue expulsado en el túnel de vestuarios, argumentando después el técnico que jamás le faltó al respeto.

Las quejas de los sevillistas

“Cuarto, todo no puede ser amarilla”, fueron las palabras de Isaac Romero cuando fue sustituido por Peque y se dirigió a uno de los asistentes. Tras el partido, también Agoumé se quejó del arbitraje. “Mejor me callo porque voy a decir cosas que es mejor no decir. Siempre las mismas cosas, cada año lo mismo, el arbitraje en estos partidos”, dijo un hombre que vio una amarilla por protestar y contemplaba cómo los jugadores rivales lo hacían en grupo quedando indemnes.

La web del Sevilla también expresó sus protestas a lo vivido en la crónica del partido. “El colegiado, poco antes del final, perdonó la segunda amarilla a Rodrygo tras una patada por detrás al tobillo de Marcao”; “la segunda parte tuvo absolutamente de todo, con muchas decisiones arbitrales perjudiciales para el Sevilla FC”; “Juanlu cayó dentro del área con contacto del defensa madridista sin que se señalase nada” y “el VAR despitó dos penas máximas más que el colegiado pitó erróneamente”, fueron las referencias a un arbitraje made in Chamartín que, obviamente, solo satisfizo a los de siempre.