El Real Racing Club de Santander ha presentado este martes su proyecto de remodelación de El Sardinero. Un proyecto ambicioso que elevaría la capacidad el estadio a los 27.000 espectadores y que costaría como máximo 68 millones de euros, según han asegurado en la presentación.
La idea es que el recinto esté "abierto al mar y a la montaña", según han explicado Sebastián Ceria y Manuel Higuera, responsables y presidente del club, respectivamente. También ha estado presente César Azcárate, director de Sports and Events en IDOM, empresa que ha realizado el proyecto y que también ha colaborado en las obras de San Mamés, el Camp Nou o la Nueva Romareda.
La idea es que la remodelación del estadio no supere los 68 millones de euros y aseguran que no necesitarían ayudas públicas, sino que se realizarían con la inversión de empresas privadas que tendrían sus negocios en los aledaños del estadio y que luego recuperarían dicha inversión. Aseguran, eso sí, que haría falta "voluntad política" para llevarlo a cabo.
"Buscamos un nuevo estadio urbano abierto a la ciudad, en donde a la entrada a Santander por la Vaguada de Las Llamas sea los Campos de Sport quien dé la bienvenida, y por el otro lado, sea una plaza de reunión", ha dicho Azcárate. Para ello, la idea sería soterra el parking de la grada y transformar la superficie en una gran plaza.
En cuanto al recinto en sí, los dos fondos quedarían tal y como están ahora, mientras que la ampliación se llevaría a cabo en las dos gradas laterales. La tribuna principal tendría más zonas VIP y se remodelarían tanto las oficinas como los espacios de prensa.
La zona este, junto a la plaza, estaría dedicada a la restauración y abierta a la playa. Incluso se plantea la opción de hacer un hotel, más allá de restaurantes o un museo.
La idea pasa por construir una nueva cubierta "que mejoraría el confort interior" y sería más elevada debido a las obras de ampliación y mejorar la fachada para hacerla "más urbana".
En cuanto a fechas, de momento no se ha estipulado ningún plazo. El principal objetivo, una vez presentado el proyecto, pasa por convencer a las instituciones públicas de que no les costaría dinero, pero necesita concesiones administrativas para llevarlo a cabo.