¿Y si este mercado lo estuviese firmando Víctor Orta?

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Antonio Cordón, en su presentación con el Sevilla.
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SevillaEl que escribe no es sospechoso, ni mucho menos, de haber aplaudido cada decisión de Víctor Orta. Tampoco guarda en su historial ninguna crítica al trabajo de Antonio Cordón, ni en el Sevilla, donde acumula apenas unos meses, ni en el Betis, donde completó un notable trabajo. Sin embargo, el "no drama" de las inscripciones y las dos derrotas -la del Getafe especialmente dolorosa- merece un punto de inflexión y reflexión: ¿Qué se hablaría en Sevilla si el mercado de fichajes actual lo estuviese firmando el ahora director deportivo del Valladolid? Porque la realidad actual, a falta de una semana para el cierre de mercado, es que los movimientos en el Sevilla -tardíos, muy tardíos, inesperados y cubiertos- han cambiado al equipo entre cero y nada. El conjunto actual, bajo el mandato de Matías Almeyda, un ofrecimiento que no fue ofrecido y que convenció a Cordón por prometerle "venir andando" desde Grecia, es peor aún -y era complicado- que el del pasado año. 

Antonio Cordón, Bordalás, Imanol y el 'paseo griego' de Almeyda

Porque tras el 90% del mercado de fichajes, la realidad es que este Sevilla es peor que el pasado año. Esto no es opinión, son datos: un punto menos, un entrenador con menos experiencia en LALIGA, su mejor central vendido, un lateral diestro en la banda izquierda, un extremo como mediapunta y como capitán un Nemanja Gudelj que lleva años siendo señalado por el público por sus habituales errores. La mezcla perfecta para ser tan mediocre como se mostró en el Sánchez-Pizjuán. Y hasta hace unos meses, la crítica era fácil: Víctor Orta no hacía nada bien. El exdirector deportivo blanquirrojo firmó una serie de decisiones tan malas como incomprensibles y ahora Antonio Cordón parece empeñado en repetirlo. Su primera decisión, la del entrenador, sorprendió a todos. Tuvieron la posibilidad de contratar a José Bordalás, al que posiblemente lo único que le faltó fue decir que venía andando desde Getafe -igual no era suficiente distancia-; negociaron con Imanol Alguacil -que prefirió marcharse a Arabia- y acabaron contratando a Matías Almeyda. Apuesta al nivel, y de momento no ha demostrado lo contrario, de Diego Alonso. Está a tiempo de cambiar los pronósticos con "trabajo y sin excusas". Y la gente cree en él.

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 Matías Almeyda, en su presentación como sevillista.

El "drama" de las inscripciones y las notas finales

En cuanto a movimientos en el equipo, el Sevilla, el 17º de LALIGA el pasado año, ha contratado a tres jugadores, dos de ellos de la mano del nuevo encargado en materia de fichajes. De momento, aunque para Cordón no es ningún "drama", ninguno ha jugado tras dos encuentros y los resultados de ambos partidos ya son conocidos. El director deportivo prometió que los últimos 15 días de mercado serían los importantes y ahora, a falta de apenas siete, Almeyda ya va regateando con aquello tan antiguo de "solo si vienen para aportar". No aportar en este nivel actual es realmente complicado. Mínimo harán falta cuatro hombres (dos centrales, un pivote y un delantero) para que el equipo tenga cierta garantía para sobrevivir. En cuanto a las ventas, Cordón llegó con el cartel de tener dificultades para dar salida y la realidad, hasta ahora, es que se ha cumplido. La venta de Loic Badé era la fácil, como la de un Dodi Lukebakio que aún no sabe si seguirá; lo de Juanlu ha rellenado muchos capítulos, pero igual habría sido más sencillo si en julio le hubiese dado liquidez al club para moverse; y los capítulos con Álvaro Fernández, Adnan Januzaj -que era descarte- e incluso José Ángel Carmona, son para novela de drama y suspense. El que escribe, a falta de una semana, considera que sería injusto ponerle nota al trabajo de Antonio Cordón cuando aún está por finalizar, pero sí cree saber -y duda equivocarse- las barbaridades que se escucharían en el Sánchez-Pizjuán si este mercado lo estuviese firmando Víctor Orta. Están a tiempo de arreglarlo... o de ver hundirse a un club "de los grandes", como señala José Bordalás, a mediados de enero.