Cuando cae Manuel Pellegrini todos juegan sus cartas

Opinión sobre la figura del entrenador
El Betis suma tres derrotas consecutivas
Las críticas también le señalan
SevillaLa derrota sufrida en Vallecas no resulta del todo amarga para quien anhela un cambio de ciclo. Porque hay quien lo desea. Con o sin razón. Para salvaguardar su discurso, mantener un rol, maquillar ciertas carencias y por ende reposar en el chileno las miserias que uno mismo fue fraguando en el tiempo. El discurso del entrenador ha dejado de ser irrebatible. Lo mejor que ha tenido el Real Betis en dos décadas ya no convence a todo el mundo. Aunque se ha equivocado. Claro que sí. Este año más que nunca. Pero en esto del fútbol nunca pasará de moda el vil vicio de torpedear la memoria. A veces basta algún error -que los ha habido- o cierta grieta -que la hay- para dinamitar el edificio. Para tirar por tierra todo lo construido. Los cimientos que brindaron al club algo que no consiguió jamás. Establecer su campamento base en Europa. Una estabilidad que ahora se tambalea... para regocijo o suspiro de más de uno. Porque es una realidad. Manuel Pellegrini ya no convence a todos.
La derrota de Pellegrini no amarga a todos
En la plantilla hay quien duda desde hace tiempo -quizás explique alguna salida-. Dentro del club también genera divisiones. Plantó un pulso en septiembre el cual perdió. Algún mensaje ha estado desacertado. Tuvo mucha culpa en las eliminaciones. Pero siempre exigió más. A sus jugadores y a la entidad... que en enero respondió con fichajes. Dando carpetazo (?) a sus lamentos. Pero su discurso no siempre ha resultado cómodo. Ni ahora ni hace cuatro años. Tener un trabajador élite que viene de vuelta, tras haberlo ganado casi todo, que exige y habla a las claras incomoda. También su salario, que sube cíclicamente... hasta que resulte difícil de sostener. Cada uno tiene sus razones. Hasta en la calle hay quien reclama el cambio de ciclo. Es la realidad. Cada cual debe ser libre de opinar. Una situación que bien haría a todos normalizarla, porque es normal. O al menos debe serlo. Nadie está por encima de un club. Subrayo: nadie. Los ciclos terminan caducando. Y digo que debería ser normal, claro... pero si se argumentase, si se señalase con criterio, si expusiese lo mucho que ha dado y lo que también habrá quitado... Sobre todo, si se razonase un discurso sincero. Transparente. Sin ningún tipo de conveniencia jugando sus cartas. Y al final, como siemprre, el malo será el mensajero. Como de costumbre. Matarlo es lo usual. Coartar la libertad de expresión es el vicio más requerido en este país. Si escuece, cállate. Si duele, ahórratelo. Ni se le ocurra alzar la voz. Con maquillaje hasta lo horrendo puede volverse maravilloso. Ve siempre hacia donde vaya la mayoría. Encontrarás la comodidad social.
Las cartas, sobre la mesa
Porque en este entuerto, como en la vida, hay intereses de por medio. La división va por barrios. Entre el que se cree mejor por bombardear o el que sería capaz de maquillar hasta un descenso por tal de... ¿Por tal de qué? Juzguen ustedes. El que pide jugar más contra el que tiene la titularidad por decreto. Algo normal en todo vestuario. También está el que todo otorga contra el que todo reclama. El que se aferra a su poltrona frente al que tenga miedo a tomar decisiones impopulares. Los que lo apoyan y los que lo quieren fuera. Es fútbol. Es la vida. Y es el Betis. Pero el trasfondo va mucho más allá. La derrota de hoy no desagradará a más de uno. No todas las opiniones tienen la misma trascendencia. Porque el rumor ya está en la calle. Manuel Pellegrini comienza a ser el foco de las miradas. El centro de las críticas. Se tambalea su ciclo. Crecen los rumores. De por medio, las llamadas desde Arabia Saudí. La cierta preferencia por un aire nuevo. En el aire, todos los escenarios. Y por detrás, muchos interesados. Dentro y fuera del club. En las oficinas y en la calle. Uno recuerda aquella frase manida por muchos. "Cuando el entrenador se canse..." "Cuando las partes se desgasten..." Insisto en lo mismo. Es el fútbol. Es la vida. Así también es el Betis.
