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La afición no merece la Mandanga League

William Carvalho, ante el Dinamo Zagreb en Conference. Kiko Hurtado
  • Los errores del club y Pellegrini condicionaron el desastre ante el Dinamo Zagreb

  • No se gana en Europa con la misma sangre de una tortuga harta de lorazepán

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Hace una semana, el Real Betis recuperó su mejor imagen en LALIGA EA SPORTS venciendo al Cádiz CF con solvencia y aferrándose a sus opciones de estar, otro año más, en Europa. Menos de una semana después, como si de otro equipo se tratara, naufragó en la ida del Play Off de octavos de la Conference League ante el Dinamo Zagreb. De amargarle el Carnaval a la Tacita de Plata con un magnífico encuentro a rozar el esperpento ante la afición, que tuvo que sufrir el desaire de la Mandanga League de Pellegrini y los suyos. Ninguna afición se merece eso, pero mucho menos la del Betis. Una masa social inasequible, que hace del Villamarín uno de los estadios de más asistencia de las grandes ligas un día sí y otro también, que no deja solo a su equipo ni en las más duras no merece lo de la noche de este jueves. Ni de parte del club ni de la del técnico chileno y su plantel. Porque la culpa de lo ocurrido, de la peor entrada del estadio en siete años y de casi tirar una eliminatoria en busca de un título continental, es de todos...menos de la afición.

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¿Era el día de cobrar la entrada a los socios?

El bochorno europeo ante el Dinamo empezó por un error de bulto del club. Después del fiasco en la Europa League, ¿de verdad que era el día de cobrar la entrada a los socios? No. Al contrario, hasta el menos ducho en marketing sabrá que clamaba al cielo haber tenido un detalle con quien te quiere siempre de balde. Era el día de apiñarlos como balas de cañón por muchos motivos: por congraciarse con ellos por el bajo rendimiento en la competición continental, por ilusionarlos con la visión de un título, por afilar sus gargantas en beneficio del equipo y, también, por dar coherencia al supuesto mensaje de la institución al respecto de la Conference League: ¿la queremos? Pues vamos juntos todos a por ella. A día de hoy, ese mensaje del club parece dicho con la boca muy muy pequeñita. Y no hay algo que confunda más a un aficionado y a los propios jugadores que la incoherencia. Si realmente quieres crecer, tienes que ir por derecho a por estos partidos y el camino no pasa precisamente por encabronar a la afición y ponérselo difícil para que acuda al templo de sus oraciones, al único sitio en que un jueves por la noche la vida le parece menos fea y desabrida.

Los errores de Pellegrini

Y si se contradijo la institución entre el mensaje y sus actos, mucho más lo hizo Manuel Pellegrini. Por mucho que su trabajo invite a encumbrarlo todos los días del año, el hombre se equivoca de cuando en cuando, y ayer se equivocó bastante. Y, además, sus errores se vieron agravados por otro error de base que cometió cuando decidió hacer una lista europea condicionada por su pulso con el club. De aquellos polvos vienen estos lodos, que reza el dicho. La dichosa lista se mal parió por su culpa y con el mercado de invierno se ha vuelto ya casi diabólica. A pesar de ello, el Betis salió al campo con un once bastante decente y, de hecho, muy parecido al que prácticamente se paseó el pasado viernes en el Carranza. El problema sólo puede hallarse en el mensaje trasladado por el entrenador al grupo. En el vestuario y en la alineación. Algo habrá tenido que haber transmitido mal Pellegrini si de verdad les ha querido trasladar que quiere luchar por esta competición. Y algo estás haciendo mal si la manija creativa de un partido tan importante se la das a un William Carvalho que ni está ni se le espera.

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Sangre de una tortuga harta de lorazepán

El actual Dinamo de Zagreb, medio desmantelado en verano, habiendo cambiado el entrenador hace dos meses y ¡¡¡tercero!!! en la Liga de Croacia; no pareció la Brasil del 70 como para que este Betis de Pellegrini no fuera capaz de crearle doce o quince ocasiones claras. Lo que ocurre es que al tran tran, jugando al a mí échamela al pie y con la misma sangre de una tortuga harta de lorazepán no se le gana ni al Cantarrana. Pero ni el Betis ni el sursum corda. Eso (y que me perdone el Dios del fútbol) es culpa principalmente de Pellegrini. Y si el previo al partido poco bien hizo para competirlo, no menos habrá podido hacer el post. Las declaraciones del técnico chileno no tienen pinta de poder levantar a un muerto. Poco más o menos que "nos faltó algo de creatividad pero tuvimos ocasiones y no tenemos centrales y nadie dijo que fuera a ser fácil y el Dinamo es un equipo acostumbrado a jugar en Europa". O su mensaje al vestuario fue otro diametralmente distinto y esto es una pose hacia afuera o difícil lo tendrá el Betis en Zagreb. Y lo más hiriente de todo es que realmente el cuadro bético aún lo tiene a mano, sencillamente porque es infinitamente mejor que el rival. Se está a tiempo de enmendar el error, aunque para ello hay que querer enmendarlo. Todos, desde el club al entrenador y los jugadores, deben entender que ni el escudo ni esta altruista e irreductible afición merecen otra ración de Mandanguita League.