G. Lo Celso 86´
J. Koundé 95´
Un soplo de aire fresco en una tarde de bochorno
El Sevilla ha sacado un empate en Villarreal, inmerecido en lo futbolístico, merecido en lo matemático, que le deja la Liga de Campeones a punto de caramelo. Podría llegar incluso sin ganar esa ansiada clasificación, solo basta que el Betis deje de ganar el martes, o que el propio Sevilla venza al Mallorca el miércoles. En el 95 llegó ese gol que dio el empate, la única buena noticia en una tarde aciaga para el equipo de Julen en lo futbolístico y hasta en lo anímico hasta ese tanto. Un soplo de aire fresco en un partido de agobio constante y en el que el Villarreal fue superior 95 minutos, pero dejó de serlo en esa acción a balón parado y ahí el Sevilla no perdonó para llevarse un botín a día de hoy suficiente para un equipo que esta alcanzando el final de la temporada de forma muy apurada. El Sevilla de esta tarde en Villarreal no es afortunadamente el Sevilla de toda la temporada. Si así fuera, la clasificación para la Champions que tiene en la mano habría sido una quimera. Porque la realidad es que el Sevilla de esta tarde en Villarreal ha sido bochornoso. Ha sido uno de los peores Sevillas de la era Lopetegui. Un equipo cogido con pinzas, sin ambición ninguna, reservón a más no poder, impotente, débil, y que si tuvo opciones hasta el final del partido y no al principio fue gracias a Bono y al palo. El partido fue nefasto. Fue inferior al de Emery el equipo de Lopetegui de principio a fin. Físicamente se vio además a un Sevilla muy débil, tanto en fondo como en forma. No ganó ni un duelo dividido. Pero también fue débil desde la posesión, porque no construyó prácticamente nada en todo el partido. De hecho a Rulli casi ni se le vio.
Vivos, que no es poco
Mucho hizo el Sevilla con salir vivo de la primera parte, porque el Villarreal se mereció de hecho y por derecho ponerse por delante en el marcador. Por el ritmo que impuso, por la claridad de ideas en ataque, por la ambición y por las ocasiones (un balón al palo y dos paradas milagrosas de Bono). En todo eso superó al Sevilla, sobre todo en el ritmo, porque el mediocampo nervionense no se sostuvo sin la pelota ni se sostuvo con ella. Le viene pasando al equipo hispalense, más aún sin Fernando, que afronta las batallas en la medular con inferioridad física en los duelos, en las reacciones, en la agresividad. Y a raíz de ahí, todo se hizo más fácil para los de Emery, que además arriba tuvieron a un Samu muy inspirado. En el Sevilla solo tuvo capacidad de respuesta el Papu, una vez más. Fue el único que dio aire a su equipo en unos minutos muy complicados para los hispalenses forzando falta, jugándosela y disparando, en la única ocasión reseñable del equipo sevillista. Mención aparte merece también la lectura del partido tan horrible de En Nesyri. No ya con la pelota, pero si su equipo está hundido por la presión del rival, su única obsesión debe ser buscar en largo la salida de su equipo sin partir de fuera de juego. Pues siempre caía. Aún así, y todo lo malo que hizo el Sevilla, se mantuvo el empate al descanso. Pero esa positiva noticia no trajo más, El Villarreal acrecentó aún más su dominio tras el paso por vestuarios. Siguió teniendo ocasiones, jugando en campo rival y el Sevilla siguió sin dar dos pases seguidos. Julen intentó mover alguna pieza pasando a tres centrales, por si eso ayudaba a la salida de balón, pero no había manera de enlazar jugadas, de llegar a campo rival. Siguió teniendo fortuna porque además un gol en propia puerta de Koundé fue, justamente, anulado por la influencia de Dia en fuera de juego. Por lo que siguió estando el partido igualado en el marcador al menos. El equipo andaluz al menos mantenía el nivel por medio de Koundé y Diego Carlos, y por supuesto Bono, y porque además Samu se fue apagando en la banda y dando menos quebraderos de cabeza a Acuña. Pero por el otro costado sí había piernas frescas, de Pedraza, el origen de un gol de Lo Celso en el 85 que, tal como estaba el Sevilla, parecía matar el encuentro justo antes de que Rafa Mir perdonada una clamorosa ocasión ante Rulli (el VAR quizás podría haber dado fuera de juego). Parecía todo definido decimos, pero al menos este Sevilla sigue teniendo ese arreón de orgullo, esos arranques mágicos. Y en un saque de esquina con Bono lanzado al ataque, un rechace con un cabezazo de Gudelj, Koundé metió la pierna para ganar un punto que deja la Champions a un paso por méritos propios... pero los de otros días, no el de este domingo.
