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LaLiga Santander|Jornada 34
Sevilla

En-Nesyri 7´

1
1
Cádiz

Lucas Pérez 66´

Al Sevilla se le escapa hasta la credibilidad

Jordán se lamenta por la falta que originó el 1-1.. Kiko Hurtado
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El Sevilla pide a gritos que acabe la temporada. Pero la realidad es que hasta que finalice el curso tiene la obligación de amarrar su objetivo, la Liga de Campeones. Y le va a costar. Ante el Cádiz tenía una oportunidad inmejorable de dar un paso de gigante, pero lo que se dio es un tropezón de aúpa. Y más que el hecho en sí, es cómo lo hizo, firmando uno de los peores partidos como local ante un rival poco más que animoso que fue capaz de igualar el tempranero gol del Sevilla, al que se le puso el partido de cara pronto, pero ni por esas. Fue de más a menos el equipo de Lopetegui, que demostró que ha perdido en el camino tortuoso de la temporada su señas de identidad, la tensión, la concentración, la seguridad, la efectividad, la ejecución... A día de hoy es un equipo inseguro, blando, flojo físicamente y sin pegada. Y claro, así se hace difícil todo objetivo. El Sevilla arrancó bien el partido, presionando arriba, robando, jugando en campo contrario y con el Papu en plan comandante dirigiendo las acciones ofensivas de su equipo, que además encontraron premio en una acción a balón parado, un córner, que encontró bien En-Nesyri ganando la partida a Luis Hernández para reencontrarse con el gol. Fue pronto, a los seis minutos, pero en realidad era una buena materialización del inicio de un partido en el que el Sevilla parecía muy convencido de lo que hacía y lo ejecutaba son solvencia. Fueron momentos, esa primera fase del encuentro, de verdadero agobio sevillista y de un Cádiz con poca capacidad de reacción. Pero esos buenos momentos locales se fueron difuminando poco a poco, a medida que el Cádiz salió de la cueva, presionó más arriba y metió en dificultades a los sevillistas, que abusaron del balón largo al espacio a En-Nesyri provocando demasiadas pérdidas. Como recurso, como alternativa, el balón largo estaba bien, como patrón de salida de la pelota, no. Y de hecho, intentó con tan poco éxito la salida en combinación que empezó a abusar como decíamos los Diego Carlos y Acuña, etc, del balón largo. El Cádiz recuperaba y armaba el ataque, el Sevilla apenas salía con criterio. Y con esa fórmula de partido, el Cádiz también gozó de jugadas a balón parado, en segundas jugadas, y en una de ellas tuvo que surgir Bono para hacer una parada espectacular a Lucas Pérez. No recuperó el mando del encuentro el Sevilla, que apenas volvió a incomodar a Ledesma salvo en un disparo lejano del Papu en la primera mitad. La segunda mitad cabía esperar que trajera alguna rebeldía en el equipo nervionense con respecto a ese final de la primera parte, por más que tuviera a favor el marcador. Pero, por el contrario, el rendimiento del Sevilla fue a peor. La segunda parte del conjunto de Lopetegui fue realmente triste, física, técnica y anímicamente. El Cádiz le comió al Sevilla todo el terreno: la posesión, los duelos, la posición, y hasta el marcador. Una pérdida absurda de Jordán propició una falta que se convirtió en un golazo de Lucas Pérez. No había sido la única pérdida en un equipo que ha perdido, valga la redundancia, toda la tensión. Fallos tontos, poca concentración, una tendencia que tampoco mejoraron los cambios, con la entrada de Delaney, Tecatito, Óliver, Iván. El partido se iba por el garete, aunque en un arreón en los diez últimos minutos pudo dar alguna alegría postrera, pero nada más lejos de la realidad. El Sevilla se dejó dos puntos vitales para la Champions pero se dejó mucho más, la credibilidad delante de su gente porque perdió muchas señas de su identidad.

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