Instalados en la agonía

El Sevilla ha logrado el pase a los octavos de final de la Europa League. Y esa aseveración, que no es baladí en cualquier caso, es prácticamente lo único positivo que podrán sacar los sevillistas de la noche de Zagreb en el encuentro de vuelta ante el Dínamo. Porque todo lo demás fue bastante gris o incluso negativo. Desde el partido, muy medroso, con un planteamiento indefinido, hasta la lesión de Diego Carlos, que deja al equipo muy mermado para el derbi, pasando por la roja a Delaney, que salió en la segunda mitad y vio las dos amarillas en apenas 45 minutos y se perderá la ida de los octavos. También se puede añadir a esos eventos nada reconfortantes el hecho de que Lopetegui sacó en Zagreb un equipo muy titular, en el sentido que puede tener eso en el Sevilla, donde hay muchas alternativas. Pero sí un equipo que acumuló minutos con muchos elementos, presumiblemente, de los que jugarán el derbi. Por todo ello, lo mejor, y casi lo único bueno de la noche, es que el Sevilla, el Rey de la competición, estará en el bombo de octavos de final este viernes. Podemos rebuscar y ver evidentemente algunos hechos más positivos en el partido, pero son bastantes más los que invitan a la crítica. El Sevilla salió al campo no a sentenciar la eliminatoria, sino a dormirla. Cualquier intención en fútbol es válida y legítima, pero los primeros minutos del encuentro, sin ser de claro sufrimiento, sí que fue de más peligro croata. Es cierto que con los minutos ganó peso el Sevilla, ganó posesión y control, pero apenas peligro, lo que seguía dejando el partido, que no la eliminatoria, en el filo de la navaja, porque un gol local la ponía al borde del infarto. Consiguió el equipo hispalense, a base de dormir el encuentro, sosegar la noche hasta el descanso. Pero justo en el filo Diego Carlos se lesionó y fue un mal avance de lo que sucedería luego. Y no porque la segunda mitad no arrancara bien para el Sevilla. Navas y Delaney habían salido para dejar a Fernando de central y de nuevo el equipo hispalense se reencontró con la pelota. Llegaba poco, sobre todo a través de Tecatito, alguna internada del Papu o incorporación de Acuña, tuvo algún remate de Rafa Mir con su peligro, pero nada claro. Y tampoco es que fuera a buscar la sangre el Sevilla. Y luego, como la tarde ya era noche y parecía que todo lo regular se tornaba malo, tuvo hasta mala fortuna el conjunto de Julen con el arbitraje, porque el colegiado francés Letexier pitó penalti en una mano de Acuña que en España, por lo menos últimamente, se consideran rebote. Tocó en el rival y le fue a la mano a Acuña. No hubo manera de hacer cambiar de decisión al árbitro. El 1-0, al menos, no acongojó al Sevilla, que se rehízo con los cambios de Jordán, Óliver y luego En-Nesyri. Intentó tener respuesta con alguna llegada, pero solo contabilizó una de Mir con un disparo lejano. Eso sí, atrás se parapetó bien, Koundé cogió balones, Jordán y Óliver pusieron pausa y el Dínamo de Zagreb, aunque dio varios sustos a balón parado, no pudo superar el sacrificio, incluso con diez en los últimos minutos por expulsión de Delaney, de la zaga sevillista, que acabó defendiendo su posición en octavos. Eso sí, dejando sangre, sudor y lesiones, una más, de Diego Carlos, para el derbi.