Lamela enjuaga la mala cara del Sevilla

Un punto rascó el Sevilla de un partido bastante malo gracias a una acción preciosa, la del golazo de Lamela. El equipo de Lopetegui volvió al mal de fuera de casa, ese mal que provoca de alguna forma que tire primeras partes, que rebaje la intensidad, que se obstine y no encuentre soluciones. Durante una hora el encuentro de los nervionenses fue horrible, horrible en planteamiento, en rendimiento, en soluciones, hasta Lopetegui se volvió algo loco haciendo y deshaciendo sistemas y cambios en 7 minutos tras el descanso. Como en muchas otras ocasiones, cuando parecía todo perdido, cuando parecía que todo se iba al garete, despertó el conjunto hispalense y empezó a jugar y generar ocasiones, hasta lograr el empate en el golazo referido de Lamela. El empate deja un regusto amargo por esa hora de partido tan nefasta y también porque el Sevilla logró un gol en el minuto 94 que fue anulado por el VAR, por una leve mano, eso sí mano, de Fernando, antes de asistir a Ocampos. La pelota le tocó levemente, apenas varió trayectoria, pero la norma es anular toda mano atacante antes del gol si se considera voluntaria, que se entiende que la consideró Latre. Más daño le hizo la primera parte al Sevilla el VAR. El empate permite al Sevilla mantenerse arriba y enjugar su pobre rendimiento en muchas fases de los partidos de fuera de casa. En las primeras partes hasta ahora, en casa el equipo de Lopetegui ha hecho 9 goles, fuera, 1. Dice mucho de la intensidad con la que se afrontan muchos partidos lejos de Nervión. Koundé, Acuña, Jordán, o Munir, sobre todo Munir arrancaron el encuentro de forma pésima, perdiendo balones, perdiendo posiciones, dándole vida al buen trabajo del Mallorca, que presionaba arriba, ahogaba la salida sevillista y apenas permitía que sorprendiera a los bermellones. Así, con esos robos arriba, el conjunto balear se adelantó en el partido y anuló a los hispalenses, que aún así tuvieron una clara de Mir para igualar antes del descanso. Un descanso que enloqueció a Lopetegui. Hizo un cambio en el descanso, Ocampos por Acuña, y también varió el sistema, de 4 a tres defensas. Pero a los 7 minutos, volvió a hacer otres tres cambios y volvió al sistema originario. Por fin, tras un cuarto de hora, se encontró a sí mismo el Sevilla, gracias sobre todo a los cambios, todo sea dicho. Ocampos, Agustinsson, Delaney y Lamela cambiaron la cara al equipo, le dieron seguridad en el encuentro, con la pelota. Y de hecho Ocampos y Mir pudieron empatar antes de que Lamela lo hiciera con un golazo de bandera. A partir del empate, tristemente no se jugó. El Mallorca frenó el juego con la connivencia del mal árbitro que es Jaime Latre. Aún así, el Sevilla, que ya no volvió a sufrir, pudo incluso ganar. La última jugada del partido de hecho acabó en gol, pero el VAR anuló el tanto de Ocampos por una mano previa de Fernando, leve, pero mano del brasileño. Si el colegiado la consideró voluntaria, está bien anulada, si la hubiera considerado accidental, no. La euforia del banquillo de Lopetegui se tornó en tristeza. Pero para triste, la primera mitad del equipo, esa fue, y no el VAR, la razón de que el Sevilla no pudiera ganar el partido en Mallorca.