LaLiga Santander|Jornada 6
Escudo Sevilla
Sevilla
Papu Gómez 3´, Lato 15´, R. Mir 22´
3
1
Escudo Valencia
Valencia
Hugo Duro 31´

Un tanguito y hasta el sábado

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El Papu y Lamela celebran el primer gol fabricado por ambos.. Kiko Hurtado
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Le llegaba al Sevilla una de las más interesantes pruebas de este comienzo de temporada este miércoles ante el Valencia. Porque venía el equipo valenciano de un buen inicio liguero, porque venía el conjunto de Lopetegui de un partido más que discreto en San Sebastián, porque aunque no había urgencias el Sevilla demandaba ya una victoria, y porque por primera vez el técnico vasco intercambió algunas de sus piezas principales en el once inicial. Pues bien, bastaron 22 minutos para que el Sevilla liquidara el partido y se pusiera a otra cosa, a pensar en el Espanyol. Siguió jugando el partido, claro está, siguió haciendo las cosas bien, claro está, pero convirtió pronto el partido en el tipo de partido con el que el Sevilla casi descansa. El 3-0 tan tempranero, haciendo la mayor de las sangres en las fugas defensivas del Valencia, liquidó el duelo, por más que llegara, todavía en la primera mitad, un tanto che. Porque al Sevilla le bastaron esos fogonazos de enorme calidad y efectividad para liquidar el partido. Los argentinos se lo dieron en el primer gol a ritmo de tango, Montiel involuntariamente en el segundo, y lo cierto es que esas intervenciones trascendentales sobre todo del Papu y Lamela arriba, y esa estabilidad de Fernando y Jordán y la defensa atrás permitieron a los nervionenses vivir sin estrés el resto del partido. Todo lo que llegó fue artificio, porque ni el Sevilla se agobió en la segunda mitad por un cuarto tanto ni permitió el más mínimo susto del Valencia. El choque se acabó en la primera mitad porque el Sevilla quiso y pudo permitírselo.

El Sevilla huele la sangre

Lopetegui introdujo algunos cambios en el once, cambios lógicos para dar alternancia y oportunidades en la plantilla. Aunque el triángulo de seguridad, Fernando-Koundé-Diego Carlos, ese no se mueve. Y la verdad es que no pudo comenzar mejor el partido para el Sevilla, porque de un fallito che sacó petróleo por el buen hacer de la patrulla argentina. Un mal saque de falta de Wass lo anticipó Montiel, uno de los que entraron en el equipo, al primer toque para Lamela. El ex del Tottenham lo hizo todo a partir de ahí con exquisitez y medida, conducción adecuada y pase perfecto en profundidad a un Papu que parecía haber visto la jugada antes de que sucediera, solo hay que ver su arrancada a las primeras de cambio al espacio. Lo remató Alejandro Gómez con eficacia y con rapidez para sorprender a un portero, Mamardashvili, que no iba a tener una buena tarde.

 Rafa Mir celebra con la afición el gol del 3-0 ante el Valencia.

El buen inicio sevillista reafirmó su apuesta en el partido. El Valencia de Bordalás es un equipo que apuesta por la presión alta, intensa. Y el equipo de Lopetegui aceptó el desafío en el encuentro, atraer al rival para sacar la pelota y a partir de ahí aplicar velocidad en la transición y al espacio. En varias ocasiones, alguna que otra vez con el nudo en la garganta de los aficionados, arriesgó el Sevilla al sacar la pelota, pero lo hizo con éxito y agotó al Valencia, hasta el punto que dejó de ir tan arriba y situó su línea de presión 5 o 10 metros más atrás. Además, cuando sacaba la pelota el equipo hispalense, con el buen hacer de Jordán, Koundé, de un enorme Lamela pero sobre todo de Fernando, encontraba fácil espacios. El Sevilla fabricaba sus jugadas cerca de Bono, a partir de ahí casi las remataba. Ayudó a todo ello que Mamardashvili se comiera el 2-0 de manera monumental, en un bote en el área chica tras un rechace en un pase de Montiel. En el 3-0 ya hay que atribuirle el mérito a Rafa Mir, más allá de la posición del portero. Vaselina impecable en un balón largo de Fernando. 

Liquidado con 68 minutos por delante

Un 3-0 se marcó el Sevilla en 22 minutos de partido, ni más ni menos. El único pero a raíz de ese marcador fue que el conjunto hispalense se dejó ir algo con la pelota, rehuyó demasiado de buscar combinaciones y quiso seguir la misma hoja de ruta todo el tiempo. Eso permitió que el Valencia poco a poco encontrara continuidad en su juego, porque el Sevilla se hacía excesivamente vertical, impreciso, y se metiera en el campo rival. No articuló ocasiones, pero sí jugadas aisladas o a balón parado, con la que acortó distancias tras un mal despeje de Ocampos. Hasta el descanso el partido fue un batiburrillo de faltas, protestas, tarjetas, gritos por parte del colegiado Sánchez Martínez y hasta de polémicas, por un posible penalti a Ocampos en la que el VAR casi ni se detuvo. Bordalás intentó agitar algunas piezas metiendo a Munsah y Diakhaby por Jason y Alderete, este con amarilla. El Valencia seguía con la tendencia del final de la primera mitad de controlar el partido e intentar ganar espacio y campo para acercarse a Bono. Lopetegui respondió poco después con tres cambios para sacar a tres de los jugadores con amarilla (Jordán, Montiel, Rafa Mir). Los cambios (entraron Navas, Rakitic y En-Nesyri) desactivaron la idea de Bordalás de usar a Guedes como el jugador idóneo para forzar alguna expulsión. De hecho poco después también salió del campo el portugués. El partido se desarrollaba en estos movimientos tácticos más que técnicos porque en realidad pasaba poco en el campo. Una buena jugada de Foulquier por allí, otra buena de Navas y Lamela que remató mal En-Nesyri por acá... y el partido que se marchó sin demasiadas más incidencias. Los cambios sevillistas además mejoraron la versión del equipo y ya no existieron fugas. Los tres puntos, de manera un tanto cómoda, se quedaron en Nervión.