Súbditos y nobles, leales y rebeldes, del Norte y del Sur, del Este y del Oeste, ingleses e italianos, rumanos y ucranianos, franceses y españoles, grandes y pequeños, amigos y desconocidos, negros y blancos, rojos y amarillos, cultos e ignorantes, soñadores y realistas, optimistas y pesimistas, isleños y penínsulares, fríos y calientes, fuertes y flojos, inteligentes y tontos, divulgadores e ignotos, niños y mayores, guapas y feos, guapos y parecidos, protagonistas y tímidos, guapos y feos, horribles y bonitos, bondadosos y codiciosos... hinquen la rodilla ante el Rey. El Sevilla Fútbol Club. El Sevilla Fútbol Club, el HEXACAMPEÓN de la Europa League, volvió a hacerlo, por sexta vez. Volvió a hacer una auténtica barbaridad, una genialidad labrada con trabajo, con buen hacer, con un entrenador gigante, con una plantilla inigualable, sublevó al todopoderoso Inter de Milán, el de los millones, el de los yenes, el que quiere fichar a Messi, el tres veces campeón de Europa. El Sevilla ha navegado en Alemania entre surcos, entre equipos gigantes que le multiplican por tres, cuatro o cinco el presupuesto, con rivales 'favoritos', quizás algunos se olvidaban de qué equipo era el que avanzaba, qué escudo el que aparecía en el horizonte, qué himno sonaba cada vez más fuerte. Pero ahí está el Sevilla, este Sevilla, el Sevilla de siempre, para levantar otra vez su copa, por sexta vez, e instalarse de nuevo en el Olimpo del fútbol europeo, ese que divisa desde lo más alto, ese que mira desde lo alto. Una vez más el Sevilla se sobrepuso a todo. A otro penalti, sí, a otro penalti, y a otro gol tempranero. Igualado de nuevo con raza con Navas, con De Jong. Que de nuevo volvería a marcar para verse el equipo igualado. Y para tener un final poético, precioso, en el que Diego Carlos, el culpable de los penaltis, se marcara una chillena en el área que entró tras rebotar en Lukaku. La primera parte fue loca, loca, loca. Justo lo contrario a lo que vaticinaban los analistas y a lo que, todo hay que decirlo, invitaban a pensar ambos equipos, que situaban su fuerte en la defensa. Sin embargo el partido arrancó con fugas. La primera de Diego Carlos. La cara de Lopetegui lo decía todo, cuántas veces le habría dicho al brasileño que no cayera en la trampa de Lukaku. Pues nada, primer balón en carrera y penalti del central. Otra vez, por tercer partido consecutivo. Y de nuevo debajo en el marcador ante un gigante, como ante el Manchester United. Al Sevilla le costó recuperarse lo que empezó a tener la pelota y entrar en acción Navas. De nuevo, en una jugada bien trenzada, combinada, el palaciego puso un buen balón que hizo maravilloso Luuk de Jong. Mérito de ambos, pero el escorzo del delantero fue espectacular para que ni Handanovic pudiera rechazar con la pelota. Apenas habían pasado cinco minutos, fue casi la primera jugada trenzada. Hasta la media hora de encuentro el encuentro fue intenso, pero más medido. En juego, el peligro lo intentaba llevar el Sevilla, con Banega, Fernando y Suso apareciendo y con Ocampos y Reguilón proyectándose. Pero el Inter penalizaba cada pérdida con una contra peligrosísima. No acabaron esas contras en remate, pero sí en superioridades, una de ellas la solventó Navas ante Lautaro. Y en estas que el Sevilla controlaba más la pelota aprovechó una de las múltiples faltas interistas. De nuevo De Jong con un cabezazo espectacular que batió al esloveno del Inter. La pena de este gran gol fue que duró dos minutos, lo que una falta inexistente, de Diego Carlos a Lukaku, generó. Un cabezazo de Godín en una defensa floja también del central sevillista. Unos 45 minutos preciosos, tensos, gigantes, en los que hubo de todo, para marchar al descanso con empate. La segunda parte fue más mesurada, más controlada por parte de los dos conjuntos. El Sevilla se fue desfondando poco a poco, físicamente empezó a mermarse, pero claro, con la raza, la casta y el coraje, como dice el himno, sin nunca rendirse, el equipo nervionense siguió en pie, siguió peleando, siguió buscando su título. Y llegó, en una falta provocada por Navas, claro, botada por el mago Banega y llevada a la portería por Diego Carlos, que se reconcilió con la historia del Sevilla con su golazo. Repitan, uno, dos, tres, cuatro, cinco y SEIS. Hexacampeón. Europa, ríndete al Sevilla FC. Es el Rey. Todos los resultados en https://resultados.eldesmarque.com