El Sevilla FC, en un derbi único, raro, especial, el primero tras la pandemia del coronavirus, se volvió a llevar el derbi, y rubrica, en cuanto a la rivalidad, una temporada impecable, con las dos victorias del curso y la de este jueves en concreto con bastante superioridad. El equipo de Lopetegui hizo valer su mejor forma, su mayor fuerza y su mejor calidad en definitiva para llevarse un encuentro en el que fue mejor durante casi todo el encuentro, y en el que fue justo vencedor ante un Betis bastante inocuo, y que solo se vio de verdad en el partido cuando el marcador estaba ya lejano. Los Ocampos, Munir, Óliver, Diego Carlos, Koundé, Navas, Fernando... o lo que es lo mismo, la fuerza, la resistencia y la calidad ofensiva y defensiva no tuvieron esta vez parangón en el Betis. Apenas Canales apareció algo en el partido, apenas Álex Moreno en ataque, apenas Joaquín cuando salió. Demasiado poco para opositar al tercer clasificado de LaLiga, que ha vuelto fuerte y con un triunfo de esos que relanzan, aunque fuera a puerta cerrada. Un derbi es un derbi El partido empezó animoso. Había ganas de fútbol y ganas de derbi, y el Betis se lanzó a morder en los primeros minutos, en los que el Sevilla se quitaba la presión a voleones. Duró poco ese ánimo verdiblanco, no por falta de ganas, sino porque el conjunto de Lopetegui respondió con lo mismo, ganas y algo más de presión, lo que permitió tener unos 10 o 15 minutos de tinte bastante local, muy agresivos por parte del equipo de Lopetegui. Pisó área en alguna ocasión y probó una fórmula interesante con Ocampos y Navas, que le permitió entre otras cosas disfrutar de la mejor ocasión de la primera mitad, un remate a la escuadra del argentino cuando parecía que se le acababa el ángulo. Disfrutó en esos minutos de superioridad sevillista con y sin balón de dos más. Dos cabezazos medianamente claros, el primero de Koundé sobre todo, que fueron mal dirigidos. El segundo de De Jong fue menos claro. Pero fueron las ocasiones que llevarse a la boca en el equipo nervionenses, que parecía tener más presencia física sin la pelota. Aunque con ella empezó a desahogarse el Betis a través de un hombre, Canales. El cántabro dio respiro a su equipo con la pelota, le puso criterio y si bien tampoco él podía hacerlo todo y llevar la pelota hasta donde poner en apuros a Vaclik, sí que dio posesión y algo más de calma a los suyos. Sin la pelota el Sevilla era más agresivo, parecía tener más fuerza. Con ella el Betis se defendía casi mejor que sin ella. Y eso llevó al partido a unos minutos de mayor equilibrio, si bien los remates, los pocos, y las llegadas solo sumaban en sevillista. La segunda parte comenzó con un Sevilla más mandón y más agresivo. Más fuerte en definitiva. El equipo nervionense parecía jugarse más, fue más ambicioso y las fuerzas, importante, acompañaban. Con y sin pelota. Los apoyos, las incorporaciones, las llegadas... Y tanto merodear al área bética, empezaron a caer las oportunidades. Ocampos y Munir superaban a sus pares en las bandas, el centro del campo local era omnipresente, y el martillo empezó a pegar. Cierto que el primer tanto llegó por medio de un penalti. Por esas faltas que son y no se pitan en muchos lugares del campo. El criterio de Mateu prevaleció ante el VAR y Ocampos se encargó de hacer resonar con su grito el Sánchez Pizjuán. Era una materialización de lo que sucedía, y el martillo sevillista siguió golpeando casi sin tiempo de reacción. Un nuevo córner, el primer gol también se originó en uno, lo acompañó con un taconazo brutal Ocampos para que Fernando rematara de cabeza y pusiera tierra de por medio en el marcador, como la había en el campo. Rubi tenía que cambiar el partido como fuera. Metió primero a Lainez por Tello (ya había entrado en el descanso Feddal por Sidnei) y luego en un doble campo a Joaquín y Loren por Aleña y Borja, inéditos ambos. Quedaban 20 minutos y el partido, entre cambios e interrupciones, cogió otra dinámica. Lopetegui cambió a los agotados Ocampos y De Jong por En-Nesyri y Banega. El Betis se quiso rehacer y con más calidad en el campo empezó a combinar y a llegar. También el Sevilla empezó a perder fuerza a costa de efectivos por lesión o fatiga. Además de Ocampos, fueron cayendo Munir, Reguilón, Óliver... El Betis sumó alguna llegada, algún remate, como uno de Joaquín que rechazó Diego Carlos. Pero lo cierto es que esos momentos de ataque bético se encontraron con una defensa infranqueable. Koundé y Diego Carlos respondieron a cada remate, a cada tiro, convirtiéndolos en nulos o rechaces. Tan frustrante fue que el partido, con seis minutos de descuento, acabó en campo del Betis, con un Sevilla incluso acumulando llegadas. El derbi fue claramente sevillista porque fue mejor y porque ha vuelto de la cuarentena infinitamente más fuerte que su rival. Todos los resultados en https://resultados.eldesmarque.com