¿Podía Mateu Lahoz pitar las dos manos que pitó al Sevilla ante el Getafe? Sí. ¿Podía no pitar Mateu lahoz las dos manos que pitó al Sevilla ante el Getafe? Sí. ¿Fueron irresponsables el Mudo y Escudero saltando con las manos al aire como si de baloncesto se tratara? Sí. ¿Cabe alguna duda de que Mateu Lahoz es un colegiado nocivo para el Sevilla? No. Con estas preguntas se resume un partido loco, absolutamente marcado por el colegiado, marcado por la irresponsabilidad del Mudo Vázquez y Escudero por saltar como saltan en cada saque de esquina. Un partido vital que se le fue al Sevilla por acciones aisladas cuando lo tenía controlado hasta la media ahora, antes de tsunami Mateu, antes del tsunami de los penaltis. Las dos manos, los dos penaltis, son sancionables, como también son interpretables. El problema es que mismas acciones, mismas circunstancias, distinto equipo y colegiado, y lo que este domingo se convierte en penalti otras ocasiones no es nada. Luego está Mateu, mal árbitro, horrible para el Sevilla. Saca tarjetas por doquier, descontrola los encuentros, utiliza distintos criterios por minuto casi. Y resulta que al conjunto nervionense le toca en casi todos los partidos importantes, el de Getafe lo era. El análisis del encuentro tiene poco de juego y mucho de interpretaciones. El partido se rompió con los penaltis y con la roja a Escudero. Alguna bien se la pudo ahorrar, o la de la protesta anterior o la de la mano. Pero Mateu dispara sin ahorrar munición. Y luego, cuando se cuenta de que ametralla, empieza a cambiar de objetivo. Antes de esas penas máximas, en las que Vaclik ni se acercó a acertar intenciones, por cierto, el Sevilla había estado mejor que el Getafe, había tenido más ocasiones y hasta pudo marcar. Concentraba sus líneas en campo propio y cuando robaba salía con peligro. Menos tenía cuando construía. Las elecciones de Mercado como lateral o de Amadou pudieron no ser las más acertadas, pero lo cierto es que el equipo no estaba incómodo en el césped... hasta el tsunami. El 3-0 al inicio de la segunda mitad sirvió para alimentar aún más la polémica por la posible falta a Kjaer, y para terminar de rematar el encuentro. Tampoco eso sí, pudo el Sevilla, en el último cuarto de hora, incomodar al Getafe tras igualarse las fuerzas en número con la roja a Djené, también tras revisión del VAR. Promes tuvo una clara, pero para entonces el conjunto sevillista ya se había dado por derrotado y el Getafe ya se sabía ganador. El resultado es de lo peor que le podía venir al Sevilla en su pelea por la Liga de Campeones, evidentemente. Pero aún tiene balas en la recámara el equipo de Caparrós para intentar dar asalto de nuevo a la cuarta plaza. En eso se debe centrar ahora, en eso y en intentar desde los despachos que Mateu Lahoz no vuelva a cruzarse en su camino hasta el final del curso. Seguramente, habrá más opciones de pelear por la Champions sin el valenciano en el escenario.