'El Mudo' Vázquez, ¿jugador en decadencia?

Vaya por delante que respeto las opiniones y gustos de cualquier aficionado al fútbol. Por suerte, hablamos de un tópico que alberga infinidad de estilos, puntos de vista y formas de entender este deporte. Como también vaya por delante que este artículo no será del agrado de los ‘mudistas’ acérrimos que defienden a capa y espada todo cuanto haga el argentino. Desde la llegada de Franco Vázquez al Sevilla ya se marcó una diferencia de corrientes entre la afición. Los que no podían verlo ni en pintura frente a los enamorados de su juego. Lo cierto es que el comúnmente conocido ‘Mudo’ siempre ha tenido la extraña capacidad de controlar los vítores o repulsas del sevillismo. No ha dejado de ser una montaña rusa desde que viste la elástica rojiblanca, hasta el punto de ser aclamado por el pueblo un fin de semana y ser señalado duramente pocos días más tarde. Ese dualismo en su ser ha jugado a su favor, debido a que en el fútbol lo espectacular suele primar más que lo superficial. El Mudo es eso, espectáculo... cuando quiere. Por ello ha tenido la habilidad de sacar su mejor versión cuando su imagen no pasaba por el mejor momento. Es de justicia decir que el centrocampista ha regalado momentos de auténtica genialidad, de magia, de quitarse el sombrero. Pónganle el adjetivo que quieran. Sería ingrato no reconocer que ha tenido dos campañas donde sus momentos buenos han superado los malos, en las que ha tenido partidos de crack y en los que ha dado puntos y grandes noches al Sevilla. Aun así, nunca ha soltado la sombra indolente que le caracteriza y lo lastra. Esa sombra le está pesando más que nunca esta temporada y sus momentos de brillantez se cuentan con los dedos de una mano. ¿Y saben qué les digo? Que ya está bien. El Mudo ya ha dado en el Sevilla lo que debía dar. Su calidad es innegable, pero no solo se vive de calidad. Hace falta más y aquí no va a dar más de lo que ya ha ofrecido. Seguramente de aquí a final de curso vuelva a sorprender con algún caño magistral o con otro pase de ensueño, pero les garantizo que no merece la pena mantener a un jugador ‘de ratos’. En el fútbol no se está para esperar a nadie, y menos aún en el fútbol de élite. Ya está bien de soportar a un jugador que regala un chispazo por cada diez partidos deficientes. El Sevilla necesita veneno y el Mudo no tiene ni tan siquiera un mínimo de maldad. Al contrario, lleva el gafe y el ‘inocentismo’ por bandera, y eso es igual de perjudicial que mantener a un jugador que resta más que suma. Tanto es así que el equipo lo notó en Zorrilla en cuanto el argentino puso el pie en el banquillo. Puede sonar a oportunismo, pero cuando algo se repite durante tantos partidos de la actual temporada… ¡ay amigo! Usted está quedando en evidencia. Tanta gente no puede estar equivocada al pensar que su etapa en el Sevilla está más que amortizada. En esta vida se pueden esperar muchas cosas. Incluso en el fútbol se puede -y se debe- ser paciente; pero el Mudo ha estado ausente en demasiadas ocasiones y su defensa tiene ya poca consistencia. A mí ya no me valen los partidos a cuenta gotas, como tampoco me valen los jugadores de mentira.