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Otro derbi, otra decepción

Abde conduce la pelota ante Dodi Lukebakio (foto: Kiko Hurtado).
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SevillaTampoco será en esta temporada. Otro derbi, otra decepción para el Real Betis en un episodio que se repite en los últimos tiempos en bucle. Desde enero de 2018 no ganan los verdiblancos al Sevilla FC en el campeonato liguero y, salvo la excepción copera de 2022, sigue sin desquitarse en esos partidos que tanta trascendencia tienen en la capital hispalense. El de este 2024 ya no fue sólo el resultado, que al fin y al cabo es lo que siempre importa, sino las sensaciones. Un bagaje demasiado pobre para el equipo de Manuel Pellegrini, por mucho que en la primera parte gozara de ocasiones para haber marcado o que se puede discutir el penalti -cuanto menos debatible- que acabó por tumbar al Betis. Poco muy poco fue lo que ofreció el Betis en el Sánchez-Pizjuán. No fue tan decepcionante en lo futbolístico como lo de Varsovia, pero el valor emocional de un derbi nada tiene que ver con ese partido europeo. Una derrota frente al Sevilla que, además, tendrá una larga digestión por el hecho de que ahora llega el parón de selecciones. 

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Al Betis le faltó en Nervión fútbol y pulso. Lo primero porque no supo gobernar el choque. Más allá de los destellos puntuales de Lo Celso cuando aparecía, sin alcanzar el argentino su mejor versión, nada daba la impresión de poner picante a la construcción de juego. Y eso que Vitor Roque estaba por la labor con sus constantes desmarques. Pero al Betis le faltó fútbol en mediocampo, algo que no es del todo nuevo y que se viene observando en algunos partidos. Da la impresión de que tiene cromos repetidos en esa zona de campo, sin que haya un constructor al uso en la plantilla. Lo es William Carvalho, pero su lesión le mantiene fuera de combate en durante un largo período. No cuestión solo del mediocampo, porque tampoco las bandas fueron incisivas en el Sánchez-Pizjuán. Ni los laterales ni los extremos. Nada. Todo quedaba fiado a los chispazos de Lo Celso y la movilidad de Vitor Roque. Bien le pudo valer en la primera parte por alguna ocasión, pero en la segunda decayó sin que hubiera capacidad de reacción tras el 1-0. Fue fútbol pero también cuestión de intensidad. De viveza, la que mostró el Sevilla durante casi todo el derbi. El Betis no tuvo esa chispa necesaria, ese punto que es capaz de solventar los problemas futbolísticos en muchos partidos. Sólo cierta solidez, pero le faltó colmillo y veneno para poner en apuros a Nyland durante la segunda mitad. Una asignatura pendiente que sigue en el debe de Manuel Pellegrini. Un extraordinario entrenador, no conviene dudar de sus capacidades lo más mínimo en la balanza global, pero que en el capítulo de los derbis no termina de ponerse a la altura de su excelencia en otras facetas. Una película repetida en los últimos tiempos, más allá de momentos de formas, favoritismo o puntos en la clasificación. Tampoco fue distinto en este 2024 y el Betis sumó una derrota que tampoco endulzaron las sensaciones.