Se queda

La sonrisa de Koundé durante la sesión de fotos del Sevilla para LaLiga
La sonrisa de Koundé durante la sesión de fotos del Sevilla para LaLiga
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Koundé se queda. Igual que se queda Bono, se queda Jesús Navas, se queda Diego Carlos, se queda Acuña, se queda Fernando, Joan Jordán, Suso, Ocampos, Rakitic, En-Nesyri, Papu Gómez... Por primera vez desde que el Sevilla FC respira a través del corazón de Monchi, tras el paso de la hora bruja de las 23.59 del 31 de agosto el equipo nervionense ha sido capaz de mantener a todos sus pesos pesados de la exitosa campaña anterior. Desde que Sergio Ramos fuera fichado a golpe de clausulazo -o lo que fuera aquello- hace ya más de tres lustros, hasta el mismo verano pasado en el que no pudo retener a una pieza importante como Reguilón, la realidad sevillista era la del cambio de cromos constante. Un álbum de Panini. Casi siempre ha salido bien, como el cambio de la estampa del madrileño por la de Acuña, pero también ha sido aceptado por el sevillismo con la resignación del que nunca ha visto hasta dónde podrían llegar sus estrellas con la casaca blanquirroja si seguían más tiempo en Nervión. Todos se acababan marchando. Pero ahora se quedan. Por obra y gracia del extraño mercado, o por obra y gracia de un club ganador empeñado en crecer y en codearse con los más grandes. El Sevilla ha sido el animador del mercado de fichajes con seis incorporaciones que arreglan, o deberían arreglar, el gran problema de las dos últimas campañas. En principio, hay alternativa y la hay con garantías. Los Dmitrovic, Erik Lamela, Montiel, Augustinsson, Rafa Mir y Delaney vienen a mejorar la segunda unidad -o dar el salto a la primera- y aportar esa profundidad de banquillo necesaria para aspirar a todo, como aspiran a aspirar en este club. Pero el gran fichaje del verano de Monchi es haber sido capaz de mantener la plantilla a la que tanto jugo le ha sacado Lopetegui en estos años. El de Asteasu ha tenido la suerte de ser uno de los pocos entrenadores sevillistas de los últimos tiempos que no ha tenido que comenzar de cero cada verano. Empieza con ventaja el vasco, con un grupo que sabe a lo que juega y que se disputa la vitola de equipo reconocible con el último campeón, el Atlético de Madrid.

Lopetegui ha tenido la suerte de ser uno de los pocos entrenadores sevillistas de los últimos tiempos que no ha tenido que empezar de cero cada verano. Empieza con ventaja el vasco.

Y lo hace con un triángulo de seguridad intacto, porque Koundé se queda. Se queda y será tan importante como en estos últimos dos años, poniendo incluso más difícil a cualquier club postor presentarse en las oficinas del Sevilla con una oferta ridícula. Las rebeldías, negativas y demás… pelillos a la mar que esto sólo es fútbol.

 Monchi, en la rueda de prensa en la que ha explicado su postura por Koundé.

No diremos que Monchi ha sido el triunfador del verano. El tiempo lo dirá, él confiesa no estar del todo satisfecho, y en los primeros minutos del 1 de septiembre de cada año ese título es coto privado del supuestamente “arruinado” Florentino Pérez. Pese a ofrecer la barbaridad indecente de 200 millones de euros por un futbolista en último año de contrato y no conseguir nada más que el choteo vergonzante desde París y Catar, será de nuevo ensalzado a los altares como el ingeniero de otra magnífica genialidad. Sea cual sea. Caballo ganador. Pero lo cierto es que las distancias se acortan, las ligas de 100 puntos son cosas del pasado y el Sevilla -milagrosa venta de canterano mediante- está dispuesto a pelear. Tiene la base, tiene los hábitos, la calidad y los refuerzos que suban el nivel y la costumbre arraigada de ganar. ¡Que vuelva a rodar el balón y que nunca más el mercado siga su curso con la competición comenzada! [video_mediaset id="19949"]