El verdadero dilema del Athletic

El nombre de Gaizka Garitano está en boca de todos los athleticzales como el responsable de una temporada que se perfila floja en desempeño y en resultados. Hay quienes plantean que el verdadero dilema radica en dejar o despedir a Garitano y traer etxera a Ernesto Valverde. Sin embargo, yo creo que éste no es el dilema que afronta el Athletic Club. Está comprobado que Garitano es un entrenador de diseño, como decía el fallecido escritor Manuel Vázquez Montalbán. Es decir, Garitano tiene su esquema de juego y hace que los jugadores encajen en él; cuando, en realidad, lo que toca es que el esquema se plantee en función de la plantilla disponible y de las opciones que ésta pueda brindar.

Y en estas opciones, en esta generación de alternativas, es donde está el problema. O, mejor dicho, el verdadero dilema que afronta el Athletic. Porque con una filosofía de fichajes tan cerrada como tiene el Athletic (sólo jugadores de Euskal Herria, sean nacidos o bien fubtolísticamente criados en clubes de sus confines), toca trabajar la cantera y el primer equipo. Porque, seamos honestos, la plantilla es corta porque es corta nuestra probabilidad de fichajes. Ahora bien, ¿Qué entrenador está dispuesto a trabajar buscando lo mejor de cada jugador en lo individual y en función de las necesidades del equipo? ¿Qué entrenador -y qué afición- está dispuesto a esperar a los resultados de los canteranos? Es más sencillo comportarse como un entrenador de diseño. También es más sencillo cesar a un entrenador que trabajar denodadamente para sacar lo mejor de cada jugador y del equipo en su rendimiento colectivo, para así disponer de varios esquemas de juego en función de la disponibilidad de plantilla. En este último caso, es un trabajo del entrenador. Puede que los resultados demoren en llegar, pero qué felicidad me daría saber que se está haciendo todo lo que está al alcance del director técnico para que el rendimiento sea lo mejor que se pueda.
Garitano y el Athletic, necesario trabajar con Lezama
Cuando veo que los jugadores se quieren ir porque no tienen cabida (léase: minutos de juego), siento una gran pena. Porque son los nuestros y ninguno sobra. Cuando observo que comienza a hablarse de cambiar de entrenador, siento pena por ese fútbol consuetudinario que carece de la esencia de la deportividad. Porque se elige la cabeza de quien dirige para no contemplar las de quienes juegan.

Es verdad, también, que en el universo del balompié los equipos viven de la primacía del resultado; goles son amores, además del camino a alcanzar títulos. Sin embargo, sería correcto comprender que no hay resultados sin trabajo.
La influencia del azar es residual: es uno, una, quien construye, no lo aleatorio. Entonces, aunque Garitano no me gusta, me reafirmo en cuanto digo: el verdadero dilema del Athletic, está en la generación de alternativas, de opciones, ante lo que disponemos. Desde la Gabarra: Alejandra Beatriz Herranz Araujo