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Cuesta abajo y sin frenos

Portu celebrando el único tanto del partido.. LaLiga
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Mal Celta, de nuevo dormido al comienzo del partido y que pagó su candidez defensiva en una acción ensayada del Girona. Con sólo Emre Mor no fue suficiente para lograr algo de Montilivi, Europa se aleja y las malas sensaciones van en aumento. Con posesión el equipo no crea peligro, sin pelota no sabe defenderse, con este nivel pensar en regresar al viejo continente sí que es un sueño, utópico.   Unzué sorprendía dando la entrada a Jozabed, el andaluz no era titular en liga desde la jornada 20 ante La Real Sociedad y se había quedado sin minutos en los tres últimos encuentros. La presencia de Emre Mor, sustituyendo a un devaluado Pione Sisto era la otra gran novedad del once titular del Celta en Montilivi. No tardó el Girona en lograr la primera ocasión de gol, Pablo Maffeo sirvió un buen centro a Pere Pons ante la pasividad de Jonny, el mediocentro gerundense, sobre la raya del área pequeña remato sobre la meta de Rubén pero Roncaglia se interpuso para evitar el primer tanto local. Replicó Maxi Gómez en el minuto ocho con un potente disparo desde la frontal que despejó Bono, ambos equipos buscaban imponerse en la posesión de la pelota con un Celta que sufría en su banda izquierda donde Maffeo y Portu concentraban el ataque de los de Machín.

La defensa y Rubén, horribles

Que el Celta no defiende bien no sorprende a nadie, un saque de esquina raso al primer palo permitió la dejada atrás para un Portu que entró en el área completamente sólo. El atacante gerundense no realizó un gran remate pero Rubén Blanco hizo el resto para que la pelota se alojase en el fondo de sus mallas. El Girona, mejor plantado sobre el césped de Montilivi, seguía dominando un encuentro en el que los de Unzué no habían comparecido en los primeros 25 minutos, la presencia de Jozabed no estaba dando el resultado deseado y los vigueses apenas eran capaces de superar la línea de mediocampo.

Emre Mor, el único celeste con chispa

Emre Mor, con su velocidad y desborde ofrecía las pocas noticias positivas para el Celta, con un amarilla para Maffeo y un buen pase en profundidad para Maxi Gómez que volvió a probar los reflejos de Bono. Las acciones del turco espoleaban a un equipo sin timón ni rumbo en Montilivi. Era de nuevo el turco el que protagonizaba el ataque celeste, una carrera que terminó el mismo con un disparo que impactó en la espalda de su par, Emre tenía una marcha más que el resto de sus compañeros, aunque pecase de individualista. Ramalho tuvo en su cabeza el 2-0, el central, de nuevo sólo no acertó a colocar la pelota en una de las esquinas de la meta de Rubén, lo que permitió al arquero celeste atajar su cabezazo sin problemas. El Girona apretó en los últimos minutos de la primera mitad para aumentar la ventaja ante un Celta impotente, donde sólo los destellos de Emre Mor daban esperanza para la continuación

Mejoría insufiente

Como sucedió ante el Éibar, el Celta salió a la segunda mitad con más tensión. De nuevo era Emre el que capitalizaba las acciones de ataque, especialmente con un centro al corazón del área que acertó a despejar la defensa local. Mallo, pasados los once minutos de la continuación, buscó el empate con una rosca que se fue por encima del larguero de Bono tras un robo de Emre Mor a Maffeo. Un peligroso centro sobre la meta de Rubén fue cabeceado por Jozabed, que a punto estuvo de marcar en propia meta ante la presión de un Ramalho que se aprestaba a ajusticiar al mosense. El Celta mostraba mejor cara que en la primera parte pero seguía mostrando demasiada candidez en las dos áreas, blando atrás y carente de ideas en ataque.

Tres de Aspas, tres al limbo

Aspas, lento, desaprovechó una nueva jugada de Emre Mor que continuaba siendo el único celeste con chispa en el campo mientras Unzué aguantaba los cambios de manera incomprensible cuando quedaban menos de veinte minutos para que Trujillo Suárez señalase el final del encuentro. El moañés buscó sorprender a Bono tras recibir un despeje larguísimo de Maxi Gómez aunque su vaselina no logró alcanzar la altura necesaria para superar al meta marroquí. Y la tercera de Aspas tampoco acabó en gol, tras un buen control dentro del área buscó el pase a Maxi Gómez, que no llegó a la pelota por centímetros.

Balones en largo a la nada

En el 74 movía el banquillo Unzué, entraban Boyé y Radoja por unos desafortunados Jozabed y Wass. Con el argentino en el campo Emre se desplazaba al costado diestro. Pasaban los minutos y el Celta se diluía, el Girona, muy cómodo no veía peligrar su exigua ventaja. Sin ideas los balones largos se imponían en busca de un tanto que no llegaba para desesperación celeste. Europa se aleja, el Girona sobrepasa a los de Unzué y se lleva el golaveraje ante un Celta sin ideas con la pelota y blando, por enésimo encuentro en defensa. La épica de ver a Rubén subiendo a un córner en el último minuto de descuento es el triste epílogo de un equipo cuesta abajo y sin frenos.

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