Un Sevilla a lo Ganso
Así vivimos el Getafe-Sevilla
Escucha el gol de Ganso
El fútbol es increíble, y este Sevilla de momento, también. Más por síntomas de incredulidad que por otra cosa. El conjunto nervionense ha sumado su primera victoria de la temporada con una genialidad, con un toque de calidad espectacular de Ganso, con un taconazo de esos que pueden dar pocos en el mundo. Él es uno de ellos, porque es un futbolista singular. Tan singular que marcó un gol de cinco estrellas tras completar un partido de cero. Hasta el minuto 83 el brasileño había sido una resta, había sido nulo e incluso había lastrado a su equipo. Pero de buenas a primeras sacó su varita y convirtió el poco medido pase de Mercado en un golazo. El relato de los hechos hasta ese minuto 83 es poco halagüeño, dicho sea de paso. El Sevilla completó un partido desastroso, horrible. El Getafe lo dominó y si no marcó durante el partido fue gracias a Sergio Rico, que salvó con dos salidas de portero grande ante Jorge Molina dos grandes ocasiones. Gracias a Rico y a Kjaer, que en los peores momentos del encuentro sostuvo con su contundencia y agresividad al equipo. La versión del meta y el central, los tres puntos, más el detalle de Ganso, son los únicos aspectos destacables del Sevilla de Getafe. Porque lo anterior fue para analizarlo, para estudiarlo y no repetirlo. El equipo de Berizzo nunca fue protagonista, nunca llevó el ritmo del partido, no creó peligro y estuvo sometido casi todo el encuentro al plan del modesto equipo madrileño. La puesta en escena del Sevilla fue absolutamente desastrosa, vergonzante. El Getafe no solo superaba a los de Berizzo por fuerza, por ímpetu e intensidad, hasta cierto punto lógico en los primeros minutos en un equipo recién ascendido que debutaba en casa, sino que además actuaba mejor con la pelota en los pies, desplegaba mejor sus piezas y atacaba las zonas débiles del Sevilla. El Sevilla estuvo bajo el yugo del Getafe todo el encuentro, ni dominó ni tuvo la pelota ni creó peligro, de momento de las ideas de Berizzo ni rastro en el campoLa más clamorosa fue la banda derecha de Mercado. El argentino demostró la pasada campaña ser un digno y competitivo central, pero no se entiende la cabezonería de Berizzo en emplearlo como lateral. Porque además en un equipo como el Sevilla, que quiere tener la pelota, el lateral debe tener recorrido y saber lo que hacer tanto atrás como adelante. El argentino se desempeñó mal adelante y fatal atrás. Un balance desastroso suyo en una pérdida costó la clara ocasión desperdiciada por Amath a las primeras de cambio. Otra cabezonería poco comprensible de Berizzo es darle el bastón de mando de juego del equipo a Ganso, o uno de ellos. El brasileño, futbolista de indudable calidad, determinante en Getafe, ni se ofreció ni mantuvo la pelota durante el encuentro. Ganso dejó al Sevilla huérfano en el centro del campo. Krohn Dehli se movía, hacía lo posible por crear espacios, generar huecos, ganar metros... pero estaba solo. El Getafe cerró las bandas por acumulación de efectivos y complicaba la vida a Navas y Nolito, por lo que difícilmente encontraba apoyos en los costados el danés. Y arriba Ben Yedder tampoco se mostraba colaborativo en las tareas de juego. El galo es buen rematador, marca, pero no interviene demasiado en el juego. Son cosas que debería tener en cuenta el entrenador argentino para componer sus onces, para complementar sus futbolistas en el campo. De momento no lo hace. Nolito, cansado de recibir con dos o tres jugadores encima, se fue al centro, y por ahí el Sevilla intentó recuperar el pulso al partido. Pero el desbarajuste nervionense era tal que no había salida de pelota, había pocas opciones, y eso provocaba pérdidas. En otra, entre Escudero, Pizarro y Krohn Dehli, de nuevo la tuvo para marcar el Getafe, Jorge Molina esta vez. Sergio Rico estuvo habilidoso, retador, no se venció y salvó a su equipo. A pesar de todo, el Sevilla hasta pudo marcar en las dos últimas jugadas de la primera mitad, en una buena acción de Krohn Dehli que no remató de forma acertada Nolito, si bien era complicado el remate. En el descanso hubo un cambio, pero no el esperado. Lenglet tuvo que salir por el lesionado Pareja. Otra cosa poco comprensible. El jugador más sensible a las lesiones del Sevilla, Pareja, no entró en las rotaciones. Es notorio que el argentino no suele estar para dos partidos por semana. El caso es que tuvo que salir el francés, y un cambio perdido. Los siguientes los tardó en hacer un mundo Berizzo. Se hacía más eterno observando las prestaciones de algunos jugadores en el terreno de juego. Ganso ralentizaba la salida de pelota del Sevilla cuando no la abortaba directamente con pérdidas absurdas, provocadas por su propia lentitud. Eso además invitaba al Getafe a continuar con su constante presión, y acarreaba a la larga que el equipo sevillista comenzara a buscar el balón largo, a través de Kjaer o Lenglet. La realidad es que no acertaba casi ninguna... hasta que acertó, claro. Entre el horrible partido del Sevilla, destacaron Sergio Rico, que salvó dos goles, y Kjaer, agresivo, contundente, solvente y seguiroPero Berizzo o no se enteró, o no lo vio o no lo consideró, y el desafío acabó saliéndole bien. Porque el caso es que Ganso incluso acabó el partido. Salieron Muriel por Ben Yedder y Sarabia por Krohn Dehli, pero la tónica del encuentro no cambiaba. Entre tanto horror, eso sí, el Sevilla al menos se defendía con cierto orden por el centro, y ahí destacó Kjaer, el mejor del partido de blanco y rojo. Agresivo, contundente e incluso acertado en el pase largo. Dice mucho, en todo caso, que en un equipo como el Sevilla destaque en un partido ante un recién ascendido su central. Lo decía todo del partido de hecho. Pero el fútbol es así. Llegó a los últimos minutos con empate, y quizás el peor futbolista hasta entonces de los 22 que saltaron o de los 28 que jugaron, fue el que decidió el encuentro. Ganso, en una jugada que él mismo cortocircuitó con una nueva pérdida, retomó para abrir a Mercado. El argentino puso un balón al área que el brasileño desvió con una enorme calidad, con un taconazo de muchos quilates, con un gesto técnico al alcance de muy pocos. Y la pelota, casi llorando, lentamente, a su ritmo, al de Ganso, pausado, entró en la red. El Sevilla lograba un triunfo quejoso pero lleno de alegría, precisamente por lo poco que se lo mereció. Pero tener jugadores de calidad cuenta, tener jugadores de este perfil, para bien o para mal, cuentan, y el Sevilla sobrevivió como un auténtico grande y sumó tres puntos en una noche horrible, pero con un gesto que lo iluminó. Ahora solo queda que más allá del alumbramiento de Ganso también sea iluminado Berizzo, que por ahora ha sacado adelante dos envites, pero que todavía no acaba a de atinar con sus elecciones. Eso sí, ganando, claro, se aprende mejor.
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