Querer no siempre es poder

Así vivimos el Atlético-Betis
El Betis se despidió del por siempre recordado Vicente Calderón con una derrota. Una derrota que fue inmerecida porque el Atlético no fue mejor que el equipo verdiblanco, pero que fue merecida porque el Betis no fue capaz de superar a un defensivo y pobre Atlético. Mejoró su imagen a domicilio el equipo de Víctor, que sin embargo no pudo sumar su primer punto fuera del Villamarín. Y no pudo hacerlo porque, aun mejorando su imagen, su talante, a veces se queda corto ante empresas como las de este sábado, pelear en un campo de uno de los equipos fuertes, esté peor o mejor, de la Liga. La imagen no contenta ni da de comer, pero sí es un comienzo para la esperanza, para la ilusión, para una posible futura mejora. El Betis, tras recibir el tempranero gol, reaccionó, movió bien sus fichas y además supo pivotar en un Dani Ceballos que cada día es más protagonista en el juego bético. Eso sí, al conjunto de Víctor le da para lo que le da, y no por el momento para superar a un Atlético que, en horas no tan lúcidas, sigue siendo férreo y sigue aprendiéndose las lecciones básicas del fútbol mejor que nadie. El Betis salió demasiado atrás, con la línea de cinco demasiado pegada a Adán, y eso, unido a errores defensivos, concedieron ventajas al Atlético en el arranque, como en el 1-0 El partido empezó de la peor forma posible para el Betis. Por el tempranero gol de Gaitán, en una cadena de horrores en la defensa verdiblanca, y por la imagen de debilidad que transmitía el equipo verdiblanco, que pese a contar con cinco hombres presumiblemente en la zaga daba todo tipo de facilidades, como en la jugada del 1-0, en la que basculó de forma horrorosa, en la que Donk además despejó mal y en la que las relajadas marcas dieron facilidades para que Gaitán llegara al remate. La jugada lo ejemplificaba todo. Los minutos previos y los inmediatamente posteriores fueron del mismo nivel, de la misma pobredumbre. Cinco zagueros del Betis mantenían su línea defensiva pegada a Adán mientras que solo tenían que afrontar o frenar a un delantero, Fernando Torres. Esto permitía que el centro del campo del Atlético campara a sus anchas y además dominara la zona ancha con comodidad con la incorporación de los laterales. La superioridad era manifiesta y las incorporaciones al ataque de los locales, continuas. Pero afortunadamente ese planteamiento varió. El Betis, poco a poco, intentó recuperarse, reaccionar, y precisamente lo hizo adelantando líneas, intentando controlar la pelota y ahogar más al Atlético. Esa corrección, entre elegida y obligada por el resultado, fue clave, porque a partir de entonces fue cuando se empezó a encontrar cómodo el Betis, además teniendo la pelota. Además, el conjunto colchonero, que no anda sobrado de confianza, no lograba encadenar contragolpes peligrosos, ni meter más miedo al conjunto verdiblanco. Eso, unido a la aparición en el partido de Durmisi, Jonas y Ceballos, proporcionó ritmo de partido al Betis, el mejor argumento posible para desarbolar a este Atlético. Tuvo ocasiones el equipo de Víctor, no demasiado claras, pero sí con remate, aunque Moyá se mostrara seguro. El Betis lo intentó en la segunda parte, pero con los cambios el conjunto de Víctor perdió llegada, control y el Atlético recuperó la comodidad en el encuentro La segunda parte mantuvo la misma tendencia. El Betis tenía la pelota, la manejaba y la controlaba, en campo contrario además, sobre todo por medio de Ceballos, bien asociado con Jonas. Pero ese supuesto control no desembocaba en acciones claras, en oportunidades definidas. Algún remate por aquí, alguna aparición de Rubén por allá, pero no creaba demasiado peligro ante un seguro Moyá. El Atlético, por su parte, esperaba su oportunidad y se defendía, pero tampoco estaba completo. Se dejaba dominar demasiado y cada vez el Betis se subía más a las barbas.

Como ninguno de los dos equipos lograba realmente su objetivo, pero tampoco fracasaba del todo en el empeño, no tardaron en llegar los cambios. Carrasco y Gameiro saltaron al campo en el Atlético para intentar definir esas contras peligrosas y matar el partido. Joaquín, Nahuel y Zozulya fueron las armas de Víctor para intentar dotar al equipo de más llegada, de más profundidad. Además la salida de este último provocó un cambio de sistema, pues mutó el Betis a defensa de cuatro. El Betis no andaba del todo mal, pero no era del todo suficiente. Lo curioso fue que, con esos cambios, el Betis casi perdió intensidad y continuidad. El tramo final del encuentro, de hecho, fue de mayor dominio atlético, que pareció recuperarse a costa de los cambios verdiblancos. Salvó alguna ocasión Adán y los últimos minutos se jugaron en el campo bético, con omnipresencia defensiva de un Donk capaz de lo mejor y de lo peor. El resbalón del holandés junto con los errores del primer tramo del encuentro pudieron determinar un partido en el que el Betis quiso, puso algunos medios, pero en el que el Betis no pudo. Cuando las situaciones, cuando los partidos exigen un salto de calidad, un paso hacia adelante, ahí le cuesta al Betis, mucho, demasiado. Y por eso se vino de vacío el equipo verdiblanco del Vicente Calderón, su segundo estadio. Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com