El Madrid barre, el Sevilla se borra

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Varane se impone a la defensa del Sevilla en el 2-0.
  • Así vivimos el Real Madrid-Sevilla

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Dice el refrán que Perro ladrador, poco mordedor. Jorge Sampaoli conocerá o no el refranero español, pero se lo aplicó bien en esta eliminatoria copera ante el Real Madrid. El Sevilla viajó al Santiago Bernabéu con mucho ánimo, con voluntad y con una intención proclamada, se supone. "Queremos presión alta, tener la pelota y ahogar al Real Madrid", dijo el técnico argentino los días previos. Ni una cosa, ni la otra ni la de más allá. El conjunto nervionense fue un auténtico pelele en el Santiago Bernabéu atizado una y otra vez por las hordas merengues, las de reserva por cierto, porque el partido lo jugó el equipo de Zidane con muchos de los suplentes. Luego capítulo aparte merece Mateu Lahoz, que copó un innecesario protagonismo en el partido. Más allá de decisiones trascendentales, más allá de si fue penalti el 3-0 o no, es un colegiado nefasto, que desquicia, que pita a favor del grande cuando la cosa está igualada, y que empieza a hacer regalos cuando la diferencia en el marcador es ya pronunciada. El partido soporta varios análisis y todos paralelos y complementarios: el buen papel del Real Madrid, la ridícula oposición del Sevilla y el desesperante protagonismo de Mateu Y también capítulo aparte merece el 'caso Ganso', porque ya es un caso. Una de las mayores inversiones de la temporada que ya es una mota constante en una maravillosa planificación a medida del entrenador. Apostó Sampaoli por el brasileño en esta cita clave y el brasileño no respondió a la exigencia, algo demasiado habitual ya. Fue una de las decisiones incomprensibles de un partido de un Sevilla incomprensible, irreconocible. Porque el Sevilla no fue reconocible en ningún momento. Ya faltó a cierta identidad la alineación, sin delantero y con Correa como hombre más avanzado. Pero cambios los ha hecho de todos los colores ya Sampaoli en muchos partidos, lo que descolocó fue la disposición en el campo, la falta de competitividad, la falta de respuesta y reacción por parte de los sevillistas. Si Sampaoli había hecho un equipo para la pelota, el Real Madrid ni le dejó tenerla. Presionó arriba, ahogó al Sevilla y tuvo la pelota, justo lo contrario de lo predicado por el argentino. Zidane, entrenador no demasiado prodigado en la táctica y la estrategia, le daba un baño a Sampaoli, y lo hacía con su propia medicina. Y claro, un Sevilla con muchos jugadores solo aptos para la pelota, no sabía cómo ni dónde robarla. El resumen fue un equipo absolutamente desarbolado, superado, desquiciado, al que el Real Madrid castigaba una y otra vez por las bandas, por dentro. Y no tardaron en caer los goles en una primera parte para olvidar, en la que para colmo de males empezaba a asomar Mateu, a cobrar un protagonismo reservado para los horripilantes colegiados, para nefastos justicieros que más que hacer justicia, se la cobran. La actitud del trencilla valenciano fue vergonzosa de principio a fin, y aunque la mala gestión del partido del Sevilla ni permitía el lloro, la actuación de Mateu no hizo más que ahondar en la penuria. Eso sí, poca culpa tuvo en el 1-0 y tampoco tanto en el 2-0, a pesar de lo que parecía, pues la falta que reclamaba Rami previa al gol de Varane casi ni existió. Ya fue más polémico el 3-0, de penalti. Y no porque no hubiera empujón a Modric, sino porque el que lo ejecutó fue su compañero James, y no Mariano. El propio James hizo el tercero y el Real Madrid parecía dejar sentenciada la eliminatoria que se presumía más bonita. Y eso que, a pesar de todo lo malo que acontecía para los hispalenses en el encuentro, hasta dos ocasiones claras, clarísimas tuvieron los de Sampaoli, una de Correa compartiendo fallo con Iborra y otra de Vitolo ante Casilla. También estuvo mal el Sevilla en ataque. La segunda parte del Sevilla ni existió. Faltaron ideas y argumentos en el Sevilla para apenas meterse en la eliminatoria Intentó paliar el equipo hispalense esa inferioridad patente en el encuentro en la segunda mitad. Primero retirando el entrenador a Ganso por Sarabia y luego introduciendo en el campo a Kranevitter por Iborra. Pero la tendencia no cambió. Bueno, lo único que varió fue la intención madridista, algo más comedida, algo más reservada y a la espera de una contra que certificara la goleada. El Sevilla se veía igualmente incapaz, alguna escaramuza de Correa, de Vitolo... y poco más. Ni rastro de la presión, de la posesión ni del juego. Ni rastro del Sevilla, se quedó en el año viejo. A falta del partido de vuelta, con poco margen ya para la sorpresa y la épica, el Sevilla enfila la puerta de salida de la Copa prácticamente a las primeras de cambio y, lo que es más grave, casi sin presentar oposición ante el Real Madrid. El conjunto nervionense está demostrando ser muy competitivo en la Liga, pero en eliminatorias y partidos más trascendentes está en pañales. La Copa, de momento, casi se ha escapado.     Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com