Media vida de celeste

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Gudelj anotó el definitivo 3-1 ante el Liverpool en Balaídos.
  • 18 de julio de 2016, 25 años de 'Gudeljmanía' en Vigo

  • Gudelj: "Me voy a sentir jugador toda la vida"

  • El gol celeste más veloz está de aniversario

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Un mito. Una leyenda. Aún hoy en día en A Madroa, decenas de niños se agolpan alrededor de Vlado Gudelj en busca de un autógrafo o una fotografía. No le han visto jugar, él se retiró antes de que nacieran, pero la marca que dejó en el Celta sigue muy presente, pasa de una generación a otra. El bosnio cumple hoy 50 años. Hace 25 veranos llegaba a Vigo con la misión de marcar el camino de regreso a Primera División y cumplió con creces: 113 goles en ocho temporadas que le convirtieron en historia viva del Celta. El 18 de julio de 1991 quedaron ligados los futuros de Gudelj y el Celta. El delantero, un completo desconocido en Vigo, llegaba desde el Velez Mostar bosnio a un equipo sumido en Segunda División. Después de una discreta 14 posición en la 90-91, el conjunto celeste quería volver a la élite y con su nuevo ariete dieron en la diana: se proclamó campeón de Segunda, consiguió el ascenso directo a Primera y Gudelj fue el máximo goleador de la categoría con 27 goles en 36 partidos. Gudelj disputaría sus otras siete temporadas como celeste en Primera División. Un tiempo en el que ha conseguido situarse como el tercer máximo goleador de la historia del Celta en Primera División con 68 goles, solo por detrás de Hermida y Mauro. En estos años consiguió grandes gestas con la casaca celeste, como los dos tantos antes del descanso ante el Tenerife en semifinales de Copa del Rey que casi certificaban el pase a la final en 1994 o el hattrick al Real Madrid de Capello, campeón de Liga, que permitía al Celta seguir una año más en la máxima categoría (4-0 el 22 de junio de 1997).

  Gudelj también vivió las mieles de Europa con el Celta. Después de luchar por no descender, participó en la construcción del mejor Celta de la Historia. Sus 30 años y la dura competencia en la delantera con hombres como Revivo, Cadete o Benny McCarthy le hicieron ir perdiendo presencia en el equipo, pero en su nuevo rol de hombre de rotación siguió ayudando al equipo. Anotó el gol que certificó la vuelta del Celta a la UEFA contra el Mérida en la última jornada de Liga en 1998 y al año siguiente anotaría su penúltimo gol con el Celta al Liverpool en Balaídos, el definitivo 3-1 en una noche mágica para la afición celeste. Llegado el verano del 99 y ante la falta de minutos, Gudelj se desvinculó del Celta tras ocho años, pero no se fue muy lejos. Recaló en el Compostela, que militaba en Segunda División e incluso llegó a jugar contra el Celta en una eliminatoria de Copa del Rey. Fue el 3 de enero de 2001 en unos dieciseisavos de final, cuando la Copa se disputaba a partido único en campo del equipo más pequeño. El choque se jugó en San Lázaro y el Celta tuvo que ir a la prórroga para ganar el choque (1-3). Precisamente, en ese partido debutaría con la casaca celeste el hoy entrenador del equipo vigués, Eduardo Berizzo. Después de dos años en Santiago, Gudelj volvió para los Balcanes, en esta ocasión para jugar sus dos últimas temporadas como profesional en el Hajduk Split croata. En el año de su retiro, 2003, el Celta organizó un partido de homenaje frente al Oporto en Balaídos, donde el bosnio jugó sus últimos 30 minutos con la casaca celeste. Y en verano de 2011 volvió a ligarse al club, esta vez como delegado de campo, cargo que ocupa hoy en día. Hace dos meses reconocía que aunque han pasado 13 años de su retiro, el siempre se sentirá futbolista: "Todo ser humano tiene etapas y la mía hace mucho tiempo que acabó. Tengo bonitos recuerdos. Me voy a sentir jugador toda la vida, pero hay momentos para dedicarse a otras cosas y trabajar en otras áreas".  Gudelj fue una estrella en un equipo modesto de los noventa. Llegó a Vigo a un club que militaba en Segunda y se marchó dejándolo de gira por Europa. Pocos han sido capaces de igualar sus números como celeste y algunos parecen que todavía perdurarán. Todavía no hay nadie que haya sido capaz de marcar en 15 segundos con el Celta. El sí pudo. Y Balaídos lo recuerda.