El azúcar no es el problema del Betis

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Antonio Adán intenta atrapar el balón tras un centro.. LaLiga
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La ilusión en el Betis apenas dura una semana. Lo que tarda en aparecer como visitante, esta vez en Vitoria, para olvidar todo lo bueno que había hecho días antes como local. Es otro Betis, al menos este de Víctor, otra cara bien distinta. Con azúcar o con sal, ese no es el principal problema del Betis. Si no es capaz de ganar al Alavés, que llevaba tres meses sin hacerlo en Mendizorroza, mal futuro. Ni fue blanco ni es negro. Hay muchos tonos de colores donde el verdiblanco, de momento, no brilla como se esperaba. Porque el Betis de la ilusión no apareció en Mendizorroza. Más bien todo lo contrario. Sólo en cinco minutos tras el descanso buscó el gol con decisión y cierta idea. El resto, para el olvido. Y no por una indigestión de elogios tras ganar al Athletic, faltaría más. A Víctor no le gusta el azúcar pero tampoco le debió gustar su equipo. Y algunas de sus decisiones. El fútbol es una mezcla de ataque y defensa, en un porcentaje que varía en cada partido. Pero también hay otras variantes decisivas, como la calidad. Y en este Betis falta mucho de eso. Víctor llegó al Betis con una idea clara: lo de encajar dos, tres y hasta goles era un cachondeo y ese problema había que erradicarlo de raíz. Ha tenido algunos días de recuerdos negativos, como Éibar y Celta, pero ante el Athletic y este viernes en Vitoria la solución tenía nombre y apellidos: cuatro defensas y dos carrileros. Una muralla, entramado, autobús o como quieran llamarlo, pero lo cierto es que este Betis ya no concede tantas ocasiones como en aquella época de Gustavo Poyet.

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Una cosa bien diferente es que plante ese autobús o defensa consistente en Mendizorroza y ante el Alavés, con todos los respetos. Pero a lo mejor es a lo único que puede aspirar este Betis. Guste o no, es lo que hay. Los números de la primera parte fueron deprimentes, los ofensivos, porque Adán no tuvo mucho trabajo aunque Ibai Gómez y Deyverson crearon algún que otro dolor de cabeza, fácil de curar. Cero tiros a puerta y cero fuera. Cero más cero igual a cero. Pero sin tirar a puerta, sin saber cómo se llamaba el portero del Alavés (Pacheco, por cierto), el partido pudo tener otro guion si Iglesias Villanueva llega a ver como penalti una acción de Laguardia sobre Dani Ceballos. El canterano se quedó solo en la réplica al colegiado, que obvió la jugada quizás por el sueño que también tendría el hombre al ver lo que estaba viendo. El Betis arrancó diferente tras el descanso. Donk dio un paso al frente y Ceballos comenzó a ver más de cerca el área rival. Ya sin Joaquín, lesionado, la presión del equipo de Víctor era más verdadera y en un robo permitió a Rubén Castro quedarse delante de Pacheco. El canario hizo lo que casi nunca suele hacer: fallar. La mejor ocasión hasta el momento tenía color verde en helada noche de Mendizorroza. 

Sin reacción

Pero fue un oasis. El partido entró en una riña constante y ahí uno de los más listos suele ser Deyverson. El delantero del Alavés encontró el hueco perfecto tras un pase de Toquero para batir a Adán y acabar con ese encuentro soporífero y ese 0-0 que valía al Betis. Entre tantos defensas se coló Deyverson, suficiente para acabar con la idea primaria de Víctor. Ese sistema, con 1-0, ya no valía. O al menos no debería valer. Para colmo, Sanabria también se marchó con molestias y entró Zozulya, por fin con una oportunidad de cierto tiempo. Una media hora esta vez. Pero las apariciones del ucraniano se pueden contar con los dedos de una mano y sobra alguno. El Alavés, más tranquilo, reclamó un penalti de José Carlos tras un córner pero también se pudo quedar en inferioridad por una dura acción de Deyverson sobre Ceballos. Esa patada al tobillo debió tener algún castigo. Los minutos corrían más rápido que otras veces y el Betis no encontraba la forma de hincar el diente al rival, sólo con Ceballos al mando de las operaciones y como principal peligro ofensivo. Sin apenas ideas, Rubén desaparecido y Álex Martínez como extremo derecho, Víctor, que ha acertado en otras ocasiones, se quedó sin ideas. Y si el técnico, el gran artífice de la reacción del Betis como local, también falla... El madrileño sabía cuando llegó que había mucho trabajo por delante, que la defensa tenía muchos agujeros... Ahora sabe que fuera de casa su Betis no es el que los béticos quieren ver.   Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com