Sampaoli dibuja, Iborra borda

Así vivimos el Celta-Sevilla
Dos bajas en el Sevilla ante el Málaga
Así se narraron los goles del Sevilla en ElDesmarque Radio
El Sevilla logró un triunfo autoritario en Vigo. Sampaoli se autorizó con sus movimientos durante el partido. E Iborra fue la autoridad absoluta en el campo, a pesar de jugar solo 45 minutos. El conjunto sevillista venció con claridad al Celta con una segunda parte magnífica, propiciada por un cambio del técnico argentino ante la lesión de Pareja, con la entrada del centrocampista y por una lectura perfecta del encuentro. Sampaoli lo diseñó, e Iborra lo materializó. Y el Sevilla que mantiene el ritmo de cabeza como el que más merced a una victoria merecida y rotunda. Iborra fue el auténtico protagonista del partido. Marcó tres goles, marcando tres aspectos y tres virtudes demostradas por el Sevilla en Vigo. El primero, de estrategia; el segundo, por incorporación y táctica; y el tercero, de penalti, tras una contra. El caso es que el Sevilla dominó casi todos los aspectos del juego, sobre todo a raíz del descanso, y acabó por superar de largo a un rival que en la primera mitad lo había puesto en algunos problemas. Tuvo unos primeros minutos buenos el Sevilla, de buen fútbol, de posesión, de control y profundidad, pero no tanto de remate. Fue lo único que le faltó en esos minutos al equipo nervionense, un clásico ya, y eso que Sampaoli lo intentó remediar metiendo en el campo a Ben Yedder por Vietto. El Sevilla clama por un '9' de garantías, un delantero que remate a gol los espectaculares pases de Nasri. En su repertorio en esos primeros 20 minutos hubo dos asistencias de lujo, la primera a Vázquez, que se durmió en los laureles hasta que Rubén se le echó encima, y la segunda al propio Ben Yedder, que también se topó con el meta del Celta. En la primera parte el Sevilla echó de menos un 'amigo' para N'Zonzi, un jugador que ayudara en la salida de la pelota y que se descolgara o permitiera al francés descolgarse; ese 'amigo' llegó tras el descansoEn esos minutos N'Zonzi era amo y señor del partido y Nasri hacía lo que le daba la gana con la pelota. No se atrevían a entrarle los rivales. El partido se jugaba en el campo del conjunto vigués y ahí dominio sevillista era absoluto. Pero el Celta tenía capacidad de réplica, prácticamente con las mismas armas, quizás con algo más de verticalidad y menos de control, pero tenía argumentos. Y los expuso. El equipo de Berizzo heredó la alternativa del partido y sacó fruto de ello, al menos con ocasiones, porque las tuvieron Aspas y Orellana, entre otros, aunque también encontraron réplica en Sergio Rico. El balón sobrepaso el centro del campo mirando hacia el área sevillista y ahí, igual que antes a la inversa, el Celta mandaba. Entre otras cosas porque si el Sevilla no era capaz de llevar la pelota a Nasri, sufría para sacarla. Y porque si el mediapunta no bajaba, N'Zonzi se encontraba demasiado solo, rodeado de rivales, como para superar líneas con el pase o con alguna arrancada. Alguna vez lo hizo el galo, y entonces encontraba superioridades el Sevilla, pero en la falta de respuesta a esa deficiencia, ya fuera con algún jugador que echara una mano al sacar la pelota, ya fuera con juego largo, el Celta se subió a las barbas, aunque sin excesiva claridad. La realidad es que fue una primera mitad bastante equilibrada, con dos equipos, salvando las distancias, de parecido perfil, y estaba por ver quién lo desequilibraba, qué equipo o qué jugador. La segunda mitad del Sevilla fue magnífica, marcó, sufrió relativamente y dominó todas las facetas del juego, la defensa, el control, el balón parado y el contragolpeSampaoli intentó subsanar el problema más recurrente del Sevilla con un cambio en los vestuarios. Vio el argentino que tenía problemas su equipo para sacar la pelota y para dar respuesta cuando tenía la pelota el Celta. Salió Iborra por Pareja y el sistema varió para estabilizarse en 4-2-3-1, con Sarabia de lateral. Y el cambió fue bien, no solo porque el Sevilla encontró más estabilidad en el juego, con y sin balón, sino porque el valenciano fue el autor del tanto sevillista en un saque de esquina. Rodeado por tres defensores, fue el único que tuvo a bien seguir la pelota, y no a los rivales. Puso la cabeza y la pelota se coló ante la media salida de Rubén. El Sevilla siguió manteniéndose firme en su mejora tras el gol. Es más, de primeras contuvo incluso el intento de reacción del Celta y manejó el partido más cerca del 0-2 que del 1-1 por varios minutos, aunque no encontró el equipo de Sampaoli ni el gol ni el control de la pelota para vivir tranquilo los últimos minutos. El gol no lo encontró por lo de siempre, la falta de pegada. La tuvo Vitolo y alguna Ben Yedder, que sufrió además un más que probable penalti, pero no llegó el gol. En cuanto a la pelota, la quería tener el Sevilla, pero con los minutos elevó la presión el equipo gallego, adelantó líneas y se vieron más exigidos los sevillistas, y algunos no aguantaron tal dimensión del encuentro, sobre todo Vázquez, que firmó un partido paupérrimo y acabó dando sitio a Kolo, para reajustar las líneas de nuevo ante los últimos minutos cuando el Celta se iba arriba a por el empate casi a la desesperada. Con el cambio, con Vitolo en la derecha y Sarabia en la izquierda, o lo que es lo mismo, sumando en cada posición el Sevilla, de nuevo se reencontró y se encontró mucho mejor el equipo de Sampaoli, que terminó por lucirse con un segundo gol de Iborra, obra del valenciano. Y marcó Iborra, y pudo ser otro, pero el caso es que el tanto del centrocampista confirmaba lo que quería el argentino con el cambio, apoyar a N'Zonzi, ayudar a la salida de la pelota y atacar con incorporaciones. El caso es que el argentino acertó con el cambio en todos los sentidos, porque por si fuera poco marcó un tercer gol, de penalti (claro a Correa) en el descuento. Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com