Carta de un sevillista de Madrid: de Monchi, Reyes y Basilea

campenlevantandocopa_opt.jpg
Reyes, levantando la quinta Europa League del Sevilla FC.
  • Carta abierta de un madridista que se hizo del Sevilla

Compartir

El Sevilla FC ha vivido unas semanas de lo más intensas y, con la entidad también los aficionados nervionenses allá donde vivan. Es el caso de Carlos Manuel Sánchez, que ya se hizo conocido entre el sevillismo hace unos meses por una carta en la que confesaba su amor por el club después de haber sido fiel al Real Madrid. En este caso, el madrileño ha vuelto a tirar de pluma para narrar todo lo sucedido últimamente. Desde la quinta Europa League ganada en Basilea hasta el ‘caso Monchi’, pasando por la marcha de José Antonio Reyes. Una vez más, su carta no tiene desperdicio: A veces me pregunto cómo puedo amarte así. Con esta pasión. Con esta locura. Quiero decirte algo: solo me importas tú. Solamente tú. Puedo decirlo más alto, pero no más claro. Te pienso a cada instante desde el día en que me enamoré de ti. Lo sabes. Y, como te he dicho tantas y tantas veces, quiero que tengas presente que siempre voy a estar a muerte contigo y con quiénes te ayudaron a levantarte cuando estuviste a un palmo bajo el suelo. Cuando tu salud pendía de un hilo y tu futuro se cernía gris oscuro. Voy a estar siempre con quién lloró desconsoladamente por ti una tarde en un desangelado pasillo de Oviedo, donde un llanto desgarrador rompió el cruel silencio que nos deparó el destino. Voy a estar con quien se levantó entre lágrimas y se hizo aún más fuerte para llevarte al lugar donde hoy te codeas. Con ese que se pone ‘colorao’ cada vez que te nombra. Pudo equivocarse, sí. Pero bendito ser, que yerra tan pocas veces. Su deseo era humano y más que comprensible. Amor, la pasión que sentimos por ti los que te rodeamos es agotadora por momentos. Te lo aseguro. ¿Cuántas veces me habrás escuchado decir que me identifico desde el primer día con quien tiene las agallas y el coraje de un león? Ni él ni yo nacimos a tu vera, pero ambos somos ya parte de ti. Y si para mí es insoportable llegar a casa derrotado, con los ojos llorosos cuando tienes un mal día, imagínate él, que en sus manos estuvo tu renacer. Porque él se ha dejado la vida por ti. Y por mí. Créeme. Y qué decir de aquel niño que nos ilusionó cuando apareció en nuestras vidas y que salió de su casa para conseguir el dinero que hizo posible que pudieras salir adelante. Aquel gitanito que regresó años después para llevarte a los altares el 18 de mayo por quinta vez. Sí, por quinta vez. Amor, solo tú estás por encima de todo. Nada más. Nadie más. Pero hay algunas personas que merecen mi más eterna gratitud: por quererte y amarte sin condiciones.Me desconcierta haber comenzado así esta carta, cuando el motivo primero de ella era decirte que te echo de menos. Lo sé, apenas han pasado unas semanas desde la última vez que nos vimos, pero te extraño a morir. Ahora que otro mayo queda atrás, ahora que cumplimos una temporada más, quería confesarte, aferrándome a este nudo que me aprieta el estómago, que me siento tremendamente orgulloso de formar parte de ti. De tu mundo. De nuestro mundo. Porque en tan solo una semana me hiciste sentir todas las emociones que una persona puede vivir; porque cuando estamos juntos somos capaces de estar por encima de todo lo que nos rodea; porque la música de tus tacones hizo temblar cimientos de hormigón y ensombreció una estremecedora melodía de los Beatles, y porque, ante todo, y sobre todo, el rojo de tus labios y el blanco de tu mirada fueron, son y serán mi única bandera. En las buenas y en las malas. Me has dado más de lo que esperaba recibir de ti en la vida. Mucho más. Otro año más. Me has hecho tan feliz que a veces creo que todo esto forma parte de un bonito sueño. Pero créeme cuando te digo, una y mil veces, que mi mejor regalo es caminar de tu mano cada día. Desde Eindhoven a Basilea, pero también desde Jaén a Oviedo. Cuando ríes, pero también cuando lloras. Porque solo tú has bañado de plata mis sueños, y yo a cambio prometo ser el guardián de los tuyos. Por y para siempre. Esa es mi mayor victoria. Y mi más fiel promesa. Y si el camino nos lleva algún día a lugares sombríos, respira, coge aire y pon tu mano en mi pecho, porque allí estaré contigo. Porque, como alguien dijo días atrás, yo nunca te dejaré antes de una batalla. Porque yo seré tuyo hasta que me muera…Por Carlos Manuel Sánchez (@cmsanchezt)