Un calvario eterno
Así te contamos la derrota del Sevilla en el Bernabéu
Quizás no fueran ni el día ni la hora ni el momento indicado, pero en este Sevilla nulo a domicilio ya no valen excusas de ningún tipo. El equipo de Emery sigue su camino inexorable hacia el vergonzante registro de acabar la Liga sin victorias. Igual de meritorio es su intachable marcha en el Sánchez Pizjuán que inadmisible su trayecto fuera de él. En el Santiago Bernabéu, ante el Real Madrid, ni era el momento ni se daban las circunstancias para que los sevillistas rompieran ese mal fario o esa grosera deficiencia, eso es cierto, pero también lo fue que se vieron ciertas carencias de las reconocibles en esa pésima marcha a domicilio. Sobre todo en este caso atrás, donde curiosamente no había tantas bajas. Debilidad defensiva, falta de eficacia y claridad arriba, esos fueron los detonantes de la abultada derrota sevillista. Y además, se topó el Sevilla con Keylor y con su propia inoperancia ante tanta baja y ausencia. Posiblemente la derrota hubiera sido la misma, pero el caso es que el Sevilla echó mucho de menos el fútbol de Banega, Krohn Dehli, Vitolo... La primera parte bien pudo acabar con una mayor ventaja para el Real Madrid o bien en empate, por el penalti fallado por Gameiro El encuentro arrancó guadianesco y acabó en una desembocadura clara y rotunda del Real Madrid, ayudado por una inexistente oposición defensiva al torrente ofensivo merengue. Ya lo era la cita por los obligados vaivenes en las alineaciones, sobre todo la del Sevilla, en la que Unai Emery tuvo que recomponer casi sin piezas su alineación ante tanta baja. Pero también lo fue en el campo. El conjunto nervionense bien se pudo marchar, por ejemplo, al descanso con un empate, por el fallo del penalti de Gameiro, que pudo darse con un canto en los dientes por no haberse marchado con el partido sentenciado, porque oportunidades tuvo el Real Madrid para hacerlo. Sergio Rico estuvo enorme en todos esos intentos de los delanteros del Real Madrid.
Echando de menos...
Pero también fue irregular el encuentro en el dominio y en los planteamientos. El Sevilla, pese a las numerosas bajas y al doble lateral que presentaba en las bandas, lo cierto es que mantenía un planteamiento atrevido, con jugadores en campo contrario, con presión adelantada y con intenciones ofensivas. Lo que ocurría es que con la pelota se sentía incómodo, porque no había futbolista en el campo que la repartiera con precisión en los metros finales. Sin Banega, Krohn Dehli, N'Zonzi... los intentos sevillistas casi siempre resultaban inocuos en ataques estáticos, y eso que lograba tener la posesión en zona relativamente peligrosas, al menos hasta tres cuartos, aunque luego faltaba claridad y calidad. Por eso le resultaba más sencillo al Sevilla intentar hacer daño a la contra, aunque tampoco es que anduviera muy acertado el conjunto andaluz en esa faceta. Las intenciones y las voluntades eran correctas, pero la ejecución dejaba mucho que desear. En el Santiago Bernabéu estuvo especialmente débil la defensa, con Rami y Kolo muy erráticos en el centro de la defensa Esas eran las armas a las que intentaba recurrir el Sevilla, que luego intentaba defenderse como podía de las arremetidas del Real Madrid, que cuando llegaban en botas de Benzemá, Bale o Cristiano Ronaldo hacían ciertamente mucho daño. De hecho, en una noche en la que la defensa estuvo muy laxa, sobre todo Rami, tuvo que emerger Sergio Rico para evitar más goles merengues que dejaron sentenciados al encuentro. Rico y el colegiado, que echó una manita en un gol mal anulado a Bale. Sí acertó Estrada Fernández en el penalti señalado de Varane sobre Rami, que desperdició Gameiro ante Keylor Navas, Curioso, lo que pudo ser una ventaja amplia del Real Madrid, se pudo convertir en un empate. La segunda mitad arrancó con el cambio casi obligado de Reyes por Diogo, y no porque el luso tuviera problema físico alguno. Su problema en la primera mitad había sido futbolístico y además Emery intentaba ganar algo de precisión y de fútbol en los metros finales, lo que le faltaba a su equipo. Estrada Fernández anuló dos goles legales durante el partido, a Bale y Gameiro Durante algunos minutos el Sevilla pareció tener mejor cara. No en actitud, que ciertamente estuvo presente en casi todo el encuentro, pero sí en aptitud. Reyes quiso aparecer en el partido y el conjunto de Unai Emery quiso tener cierto protagonismo. Y protagonismo tuvo Reyes, aunque no el que quisiera, porque cometió un absurdo penalti sobre Modric que sorprendentemente Cristiano mandó a las nubes con Rico vencido. Llegó entonces quizás la jugada clave del partido, y un nuevo error de Estrada Fernández. Una jugada a la contra acabó con un remate de volea de Gameiro que se coló en la portería y que parecía ser legal. El árbitro lo invalidó y el partido pareció dejar de tener sentido para el Sevilla. Porque casi de corrido llegaron ya en cascada el segundo y el tercer gol del Real Madrid en sendas dejaciones de funciones de la defensa. Rami, Kolo, Coke... se repartieron todos ellos los errores y permitieron finalmente que el conjunto de Zidane decantara el encuentro hasta con comodidad. En un último recurso a la desesperada, Emery sacó al campo a Mariano y Juan Muñoz para jugar con doble punta y darle a Reyes la batuta del equipo, pero nada surtió efecto. Más bien, el Sevilla se desinfló del todo en una noche negra de la zaga nervionense, tan irreconocible y negra como la camiseta que volvieron a portar los otrora blanquirrojos lejos de Nervión. El caso es que le cayó el saco al Sevilla, le cayeron los cuatro goles y se vino, una vez más, de vacío de una salida lejos de casa. Está claro que si puede seguir aspirando a la Champions (sigue a seis puntos) el Sevilla es por Nervión. Pero si llega a conseguirla será por un cambio radical a domicilio fuera de casa. Cosa que por otra parte a día de hoy parece poco probable.
