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Frío, calor y destemplanza

Joaquín se lamenta de una ocasión | FOTO: Kiko Hurtado.
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  El Betis no respirará hasta el final de la Liga para conseguir la permanencia. ¿Por qué? Porque no es un equipo fiable. Arriba tiene la pólvora de Rubén -¿alguien sigue pensando que debe ser suplente?-, los detalles de Musonda, la aparición de Ceballos y Molina -Damiao tuvo un mal debut-, pero en defensa tiene los pies de barro, con dos centrales que sufrieron de lo lindo -¿mejoría de Pezzella?-, con Miku y, sobre todo, con Manucho. Así, reparto de puntos y una afición que pasó del frío al calor, con los goles del canario, y de ahí a la destemplanza.  Sorprendió el entrenador del Betis, Juan Merino, con un once muy ofensivo, con Joaquín, Molina, Rubén y Musonda, y Petros con Ceballos en la medular, pero la idea era clara: salir al contraataque para matar a un Rayo que salió con su estilo y filosofía de juego habitual. Los de Paco Jémez, con un estilo ofensivo, se hicieron con la posesión de la pelota desde el inicio, con Trashorras, Iturra y Piti intentando aprovechar la movilidad de Embarba y Bebé, y así llegó la única ocasión clara de los franjirrojos en el primer tiempo, con un remate de Embarba que se fue alto tras dar en el travesaño. El Rayo avisó de sus intenciones, pero el Betis espabiló y en su primer acercamiento peligroso Rubén Castro batió a Juan Carlos tras rematar de cabeza un centro medido de Molinero, desde la banda derecha. 1-0 para un cuadro verdiblanco que a partir de ahí fue superior a su rival. Sobre todo, por el buen trabajo de Jorge Molina bajando al centro del campo para abrir juego a las bandas aguantando la pelota, la movilidad de Rubén y Joaquín, y el malabarista Musonda, quien apoyado por Vargas creó mucho peligro por el costado del rayista Quini. Con el Betis dominando llegó el 2-0, obra de nuevo de Rubén Castro. El canario, en posición dudosa, culminó una jugada de pizarra. Córner que saca Vargas, peina Molina y el canario remata a gol. Gritos de "¡Rubén, Rubén!" por parte de la grada, reconociendo el trabajo del 24 bético, que volvió a dejar claro que es con el de Alcoy el que mejor se entiende. Seis años después… Rubén y Molina. No hay más. Incluso, el Betis pudo dejar sentenciado el encuentro a poco para el descanso, en una falta directa de Joaquín que Juan Carlos sacó con una sensacional estirada. Fue la última acción de peligro de los de Merino, que no fueron fiables en defensa pero sí estuvieron acertados de cara a gol. Eso se vio en los dos goles que los de Heliópolis recibieron en los primeros cinco minutos de la segunda parte. Sobre todo, en el segundo gol, cuando Manucho marcó libre de marca. Antes, el atacante rayista, que había entrado por Miku, aprovechó un centro de Trashorras para batir a Adán. Mazazo para el Betis. Merino movió el banquillo con la entrada de Damiao y Joaquín, y el partido entró en una fase en la que la balanza pudo caer para cualquier lado, pues Manucho siguió siendo un incordio para los centrales del Betis, sobre todo para Pezzella. Además, Jémez replicó con la entrada de Amaya, replicando el linense con la bala de Fabián. Partido loco en el que el conjunto verdiblanco apretó de lo lindo a un Rayo que a medida que se iba acercando el minuto noventa daba por bueno el punto, aunque sin renunciar al ataque. No obstante, fue el Betis el que más cerca estuvo de ganar, pero Damiao falló dos ocasiones clarísimas y la fortuna no acompañó a Ceballos en un disparo que se estrelló en la escuadra de un Rayo que acabó defendiéndose como pudo del acoso de un Betis que sufrirá hasta el final de Liga para conseguir la permanencia.