A por la Copa se va sobrio

Así vivimos el Mirandés-Sevilla
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El Sevilla va en serio a por esta Copa del Rey. Va en serio y muy serio. Y así, como el que no quiere la cosa, ganando todos sus partidos de la competición, afrontando todos los encuentros con una enorme competitividad, ya está en semifinales tras eliminar al Mirandés, espera rival y se convierte en uno de los aspirantes, Barcelona mediante, a disputar una nueva final. El equipo de Unai Emery ya traía la eliminatoria encarrilada con el 0-2 de la ida, evidentemente, pero eso no quita para que en este choque de vuelta el conjunto nervionense haya dado una nueva lección de competitividad y haya aumentado su crédito. Porque ha sumado confianza, ha sumado minutos en jugadores que se suman a la causa, ha sumado hasta un delantero, Juan Muñoz (fue titular y marcó), ha sumado un portero, David Soria (enorme seguridad la que transmite el canterano), ha sumado victorias e imbatibilidad. Y ha sumado el Sevilla, claro está, una nueva semifinal (la última fue en 2013) a su historial en la Copa del Rey, que es la sexta en los últimos diez años, en los que además levantó dos veces el título. El caso es que el conjunto nervionense lleva una trayectoria sin mácula en el torneo, en el que si bien es verdad que no ha tenido rivales de gran peso hasta ahora, también lo es que ha solventado un doble derbi ante el Betis, algo nunca sencillo, y que en cada encuentro ha mostrado una solvencia fuera de toda duda. La misma que demostró en Anduva ante el Mirandés y que permitió un pase cómodo y tranquilo con una nueva victoria, y además a domicilio. Pero si todo fue sencillo, fácil y cómodo para el Sevilla fue porque, evidentemente el equipo nervionense es superior, pero también porque afrontó el partido con una seriedad rotunda, no dio un ápice de ventaja al Mirandés y porque se empleó en el campo como todo equipo debe emplearse en este tipo de encuentros. Con orden, con seriedad y concentración. Así, todo llegaría, como llegó luego. Y así todo fue como la seda hasta que el equipo nervionense recaló con sus huesos en las semifinales de la Copa del Rey. Todo ese trabajo previo, por mucho que la eliminatoria estuviera decidida, hay que valorárselo al Sevilla, a Emery y también sus jugadores. Al técnico sevillista porque no permitió la relajación de los suyos, porque plantó en el césped del peculiar Anduva un once que sorprendió al rival, que en teoría estaba llamado a sorprender en los primeros minutos, y que se adecuó perfectamente a las características del partido. Por una parte, porque en la defensa ni hubo concesiones y el entrenador tiró de Rami y Carriço en el centro de la zaga; por otra porque en el centro del campo acertó con la elección de los jugadores. Si Cristóforo e Iborra daban consistencia, N'Zonzi, Konoplyanka y Vitolo ofrecían algo que ante la alta presión local era miel sobre hojuelas, calidad individual. Las primeras acciones de presión constante del Mirandés fueron birladas con calidad y brillantez tanto por N'Zonzi como por Konoplyanka. Y si el Mirandés no triunfa en su presión, luego es fácil de desnudar, y más por un equipo como el Sevilla si encuentra espacios. Los encontró y por un costado y por otro acribilló en los primeros minutos al conjunto burgalés. Ya había llegado con profundidad en varias ocasiones antes de que Cristóforo fuera objeto de penalti (la jugada se inició en una jugada por banda derecha) e Iborra transformara el penalti y desactivara toda la operativa del Mirandés y su afición de épica remontada. Mantuvo el Sevilla, incluso con el 0-1 y la eliminatoria más que encarrilada (necesitaba entonces el conjunto de Miranda de Ebro cuatro goles), una meritoria seriedad y concentración, sobre todo en defensa, en el centro del campo y en la portería, donde David Soria ganaba minutos, seguridad, experiencia y regalaba calma a los suyos. Era en el ataque donde Juan Muñoz, elección de Emery ante las molestias de Gameiro (se quedó fuera de la convocatoria) y Llorente, no se terminaba de encontrar del todo cómodo y tampoco participativo. Con la eliminatoria decidida, al menos la segunda parte tuvo ciertas fases entretenidas. Sobre todo porque a pesar de que ya había poco que hacer en el desenlace final, el Mirandés quiso estirarse para demostrar al menos que mereció algo más en esta Copa y el Sevilla, cortado por el mismo patrón de competitividad de toda la eliminatoria, no rehusó la pelea e incluso siguió buscando la portería de Raúl, el mismo portero que en la ida evitó la goleada. Y por ahí fueron hasta los cambios, pues lo primero que hizo Emery fue retirar a N'Zonzi para dar entrada a Llorente. Esos minutos de la segunda mitad siguieron, pues, siendo intensos, e intenso estuvieron los dos equipos, aunque se echó en falta una mayor dosis de acierto individual en algunos futbolistas. Eso sí, Juan Muñoz encontró su gol, celebrado con tremenda alegría, Kakuta dio buenos minutos, Coke certificó el triunfo en el descuento y el Sevilla, la clasificación, que era de lo que se trataba. Ya está el equipo nervionense en semifinales, que conforme avanza la temporada gana en entereza, en seguridad y en ilusiones. La de la Copa ya no hay quien se la quite ni al Sevilla ni a sus aficionados.