Un punto con la impronta de Merino
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Si el punto en Villarreal fue de oro para el Betis, el logrado ante el Madrid le sabe a gloria al conjunto verdiblanco, que volvió a tirar del manual de Juan Merino -sale reforzado de la cita ante los blancos- para obtener un valioso empate en un partido en la que los de Heliópolis compitieron al máximo y lo dieron todo en el campo para impedir la victoria de un rival que se presentaba al choque muy crecido. El cambio de mentalidad en el plantel es evidente, ahora refuerzos. A gritos de "¡Betis, Betis!" se retiró el conjunto de Juan Merino al vestuario después de un primer tiempo lleno de intensidad, garra y lucha, y sabiendo qué hacer con la pelota en todo momento. El técnico de los verdiblancos apostó por los mismos once jugadores, salvo la baja obligada de Piccini por lesión, que en Villarreal y éstos respondieron con unos muy buenos 45 minutos. Dijo el linense en la previa que para que el Betis tuviera opciones de ganar al Real Madrid tenían que darse una serie de componentes, y éstos se dieron en una muy buena primera mitad de un Betis que salió enchufadísimo y que pronto obtuvo premio con un gran tanto de Cejudo, que enganchó un disparo que entró por la escuadra sin que Keylor Navas pudiera hacer nada. Golazo y muy buenas sensaciones de los heliopolitanos, que salieron con las ideas muy claras para maniatar a los de Zidane. La presión de un incansable Petros, con la ayuda de N’Diaye, más los apoyos de Cejudo, Fabián y Kadir, desconectaron a un Madrid en el que sólo James creó fútbol y cierto peligro. Así, ante este panorama, los blancos abrieron el campo y con las internadas de Danilo empezaron a generar problemas a un Betis que vio cómo Cristiano, a la media hora, perdonó ante Adán. Luego fue Pepe el que rozó el gol, e incluso el colegiado pudo decretar penalti de Petros a Benzema, pero no fue así y el Betis siguió a lo suyo, intentando salir al contraataque, presionando la salida de balón de sus rival y no dejando muchos espacios ni a Modric ni a un desaparecido Isco. Así, el Betis se fue a la caseta ganando con justicia y con el aliento de una afición enganchada a su equipo. Tras la vuelta de vestuarios el Betis intentó seguir con el mismo guión, pero el Madrid se adueñó de la pelota y empezó a asediar a un equipo verdiblanco que apenas inquietó a Keylor Navas. Benzema avisó primero y James después, pero ambos se encontraron con un gran Adán. El cuadro de Zidane obtuvo su recompensa con el gol de Benzema, aunque la jugada partió de un pase de Kroos a James con el colombiano en fuera de juego. Por entonces, Merino ya había movido el banquillo de forma obligada por las lesiones de Kadir y Fabián, pero ni la entrada de Ceballos ni Joaquín espolearon a un Betis que tampoco encontró su sitio ni gozó de ocasiones con la entrada, después, de Portillo. De este modo, el cuadro de la capital de España siguió dominando y James y Benzema gozaron de dos oportunidades clarísimas para poner en ventaja a su equipo, pero de nuevo emergió Adán en plan salvador. El meta del Betis se volvió a lucir en los estertores del choque, cuando estuvo providencial salvando un remate de Cristiano in extremis. Con el Madrid volcado, el Betis intentó llegar al área rival, pero sin éxito, defendiendo su botín con el calor de la grada, que no dejó de animar a los suyos y que vio cómo Rubén Castro casi provoca el delirio en una acción individual que culminó con un zapatazo desviado. Con el tañido final de Martínez Munuera, tras una falta sobre Pezzella, el público del Villamarín estalló de alegría con el "¡Dicen que estamos locos de la cabeza!", reconociendo el tremendo esfuerzo realizado por un Betis que dio la cara y obtuvo un punto con sabor a victoria. Ahora queda la duda. ¿Juande o Merino? La afición está con el linense, pero antes que nada, fichajes.
