Sevilla de Champions para volver a la Europa League

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El Sevilla ha firmado otra gran noche europea. En su medida, claro está, porque al fin y al cabo se despide de la Champions League, pero ha conseguido certificar su continuidad en la Europa League, en su Europa League. Ha venido a dar la mejor versión en aquella para firmar el pasaporte a esta. Y lo ha hecho con un gran triunfo ante el actual subcampeón de Europa, la Juventus. El equipo nervionense fue creciendo poco a poco en el partido. Empezó superado y acabó crecido, sufriendo pero crecido. Fue una gran noche para el Sevilla porque sigue vivo en el Continente, fue una gran noche para la afición que celebró el triunfo, y por tanto la clasificación, como si de una bienvenida (a la Europa League) se tratase en lugar de una despedida (a la Champions League). Y fue una gran noche para varios futbolistas que tuvieron gran parte de responsabilidad en el triunfo. Mención aparte se merecen, por su espectacular actuación, Banega, enorme, Sergio Rico, decisivo, Llorente, el goleador, y Krychowiak, que rinde independientemente de cómo esté el equipo. El argentino fue una de las razones por las que el partido se igualó, el meta la razón por la que el encuentro acabó con triunfo sevillista, Llorente firmó su primera gran actuación ante su exequipo y Krychowiak, el responsable de que el equipo mantuviera un digno nivel competitivo cuando más sufría. Luego otros jugadores aportaron más o menos, en general bastante más en la segunda mitad, pero lo cierto es que esas individualidades permitieron al Sevilla sobrevivir y poner rumbo a su amada Europa League. Empezó bastante superado el Sevilla, y la Juventus de hecho pudo decantar el partido en la primera mitad, pero ya al borde del descanso las fuerzas empezaron a igualarse. En la segunda parte tuvo minutos mejores el conjunto de Unai Emery, que acabó sufriendo, eso sí, y con un Rico salvador. La Juventus salió con todo y eso lo sufrió el Sevilla. El equipo de Allegri mostró su potencial, su decisión y su calidad, física y técnica (para algo es subcampeón de Europa) desde el primer minuto. Y todo ello, decimos, lo sufrió el Sevilla. Porque el equipo italiano no dejó a los de Emery desarrollar su plan en la primera mitad, porque no les permitió ejecutar con continuidad la presión prevista, porque por contra presionó hasta ahogar la salida de la pelota del equipo sevillista, y porque además buscó la portería de Sergio Rico de forma decidida desde bien temprano. Apenas en cuatro minutos ya había rematado Morata con peligro un gran pase de Marchisio. Era mejor la Juventus y lo demostraba, y si el Sevilla se esperaba un equipo italiano más 'pasota', menos empleado, se equivocó y se sorprendió. Apenas lograba el Sevilla hilvanar jugadas de ataque de mérito y le costaba un mundo robar. Es verdad que en una de las pocas ocasiones en las que lo consiguió fabricó su mejor oportunidad de la primera parte, en un balón recuperado en la salida de la pelota tras una presión a mil revoluciones que primero condujo Vitolo, continuó Banega y remató Llorente. Buffon evitó el gol de su excompañero y luego el de Konoplyanka en un segundo remate. Esa llegada y otro remate de cabeza de Llorente fueron el bagaje ofensivo nervionense hasta el descanso. La Juventus, por contra, perdonó en una clamorosa ocasión de Morata tras asistencia de Dyabala. Fue una de las muchas ocasiones en las que el dinamismo italiano enloqueció a los centrales sevillistas, que anduvieron superados toda la primera mitad, como superados anduvieron, sobre todo, N'Zonzi y Coke. Ambos representaron las principales fugas de un equipo que, aunque superado, se intentaba mantener a flote en el partido. La raza de Krychowiak, las intervenciones de Sergio Rico y alguna que otra arrancada de Vitolo y Konoplyanka permitieron al Sevilla al menos recordarle a la Juventus que enfrente había rival y que no se daba por vencido. El partido se igualó gracias a ese arranque de orgullo nervionense y la fase final de la primera parte al menos fue más equilibrada. Se contaban por igual las aproximaciones de uno u otro equipo, aunque seguía la Juventus transmitiendo más y mejores argumentos sobre el césped. La segunda parte continuó con la tónica con la que acabó la primera. El partido seguía equilibrado. Pero ya no era tan poderoso el equipo italiano en la presión, físicamente bajó un punto y el Sevilla aprovechó para meterse aún más en el partido. Seguía pisando el área de Buffon y además Emery hizo un cambio que mejoró al equipo. Prescindió de Kolo (lesionado) para meter a Mariano en la banda derecha. El brasileño mejoró en mucho las prestaciones de Coke en el lateral y el Sevilla empezó a jugar de forma más continuada en campo contrario. Tanto que empezó provocar incertidumbre en su gran rival. Largas posesiones, remates (Banega) y saques de esquina. En uno de ellos, Konoplyanka, que había errado en dos remates en las acciones anteriores, puso un balón a Llorente que este aprovechó para clavarla en la escuadra de Buffon y hacer el 1-0. El tanto sevillista se puede decir que espoleó a la Juventus, pero en realidad también espoleó a los de Emery, que se vieron capaces y, por primera vez en el partido, superiores. Fueron varios minutos hasta que la noche empezó a romperse, en Sevilla y en Manchester. La victoria sevillista caminaba pareja con la del Gadlbach en Inglaterra hasta los últimos diez minutos. Fue entonces cuando el Manchester City comenzó con su remontada llevado en volandas... por el Sánchez Pizjuán, que celebraba los tantos del Etihad como los propios. En el césped de Nervión, mientras tanto, los nervionenses eran conocedores de cómo se había puesto la noche. Y entonces, casi por primera vez, el Sevilla se transformó en ese equipo de Champions que casi no se había visto hasta ahora en la competición. Se dejó la piel en cada choque, en cada balón dividido, donde las pelotas eran de los juventinos en la primera mitad, pasaban a ser del Sevilla en la segunda. Donde los fallos eran los locales antes, empezaban a ser italianos. Pero pese a todo, el partido seguía en un hilo, un solo gol de ventaja (la que tuvo Gameiro) y mucha calidad en las filas de la Vecchia Signora. Dybala estrelló un balón en el palo que sonó en todos los corazones sevillistas, Rico paró con el pecho un remate de Morata y de Pogba cuyo impacto dolió a todo el estadio. Pidiendo la hora, agotando el reloj, sobrevivió el Sevilla, uno de los mejores Sevillas de Champions que apareció, paradójicamente, para volver a su Europa League, de la que es amo y señor. Será casualidad o no, pero es aparecer por algún lado esa competición de la que este equipo es tetracampeón y aparecer la mejor versión del Sevilla. Será casualidad o no, pero el Sevilla vuelve a su competición.