No hay Sevilla sin Nervión

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Mariano se mide en carrera con Yuri.
  • Así vivimos el Real Sociedad-Sevilla

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Un Sevilla limitado, poco contundente en ataque y poco contundente en defensa, se vino de vacío de Anoeta en un mediocre partido ante la Real Sociedad, que se sirvió de dos errores atrás, dos malos cabezazos de Krychowiak aliados con el viento en contra, para llevarse tres puntos sin hacer prácticamente nada en los 90 minutos del encuentro, salvo esos dos remates que encontraron la red. El Sevilla estuvo mal en ataque, porque no aprovechó sus oportunidades; mal en defensa, porque permitió que un equipo que no generaba peligro por sí mismo se llevara el partido por dos errores propios; y mal en la generación de fútbol, porque sigue siendo más que evidente que con Banega este Sevilla juega a una cosa y sin él, a otra diferente. Y este otro juego sevillista es mucho más pobre que aquel y da peores resultados. Condiciona demasiado la ausencia del argentino, posiblemente porque sin él no existe un perfil de centrocampista creador, combinativo... y si a esa demanda debía responder N'Zonzi, mal va. Y cuando no está Banega, como ante la Real Sociedad, el equipo no encuentra fútbol ni combinación, y sin fútbol no cuenta con el perfil de jugadores adecuados para sobrevivir en partidos de excesiva lucha o equilibrio. El Sevilla ha perdido la mutabilidad, se ha convertido en un equipo monotemático, monofórmula, y cuando cambia el registro, cuando no funciona con la pelota, no es capaz de dar respuesta a diferentes circunstancias de partido. Y mucho menos cuando es fuera de Nervión, donde sigue sin ganar esta Liga. A pesar de ello, debe mirarse el Sevilla más allá de si está Banega o no está. Porque debería tener más soluciones y recursos, no de urgencia, sino de serie. Y no los tiene. Si los adquirirá o no ya se verá, pero mientras se pierden puntos en el camino. La primera parte fue realmente un auténtico tostón. Fútbol, lo que es fútbol, hubo poco o ninguno. Apenas una acción de calidad por aquí o por allá, algún intento sin demasiado acierto, pero ningún equipo realmente se impuso al otro por calidad. En el Sevilla se notaban en este sentido las ausencias de Konoplyanka y Banega. En todo lo demás, posicionamiento, presión, predisposición, intención, el Sevilla sí que fue algo mejor que la Real Sociedad. Tampoco era para tirar cohetes, pero sí que al Sevilla se le vio más implicado en la presión que en otros encuentros. De hecho, fue por ahí por donde empezó a ahogar al equipo local, que nunca logró salir con brillantez de su cueva. Con esa presión en campo contrario, que eso sí lo aportó el Sevilla, consiguió vivir bastante tranquilo y hasta crear una ocasión que debería haber supuesto el gol nervionense, pues la pelota robada por N'Zonzi llegó en posición legal a Immobile antes de encarar a Rulli. El asistente de un Mateu muy puntilloso erró gravemente y anuló una jugada que era a todas luces legal. Ese tanto anulado y la lesión de Andreolli, con muy mala pinta, fueron lo peor de una primera parte en la que, eso sí, el equipo hispalense se encontraba tranquilo y cómodo. Y más comodidad pudo lograr si al minuto de salir de vestuarios Immobile acierta en una oportunidad clarísima tras una gran asistencia de Iborra. El italiano no pudo con Rulli, a pesar de tener toda la portería para él.  No fue la única que tuvo el Sevilla. De hecho, el equipo de Emery intentó dar un paso adelante e incluso gozó de varias oportunidades claras, sobre todo una doble de Vitolo, que se fue por poco. El equipo hispalense generaba más y jugaba mejor, pero no encontró el gol, y oportunidades tuvo. Para buscar esa precisión y ese mayor acierto en los metros finales metió el técnico hispalense en el campo a Konoplyanka por un irregular Reyes, que a día de hoy demostró no estar al nivel del ucraniano. Pero el gol seguía sin llegar, y tras las ocasiones marradas lo que empezaba a temer el Sevilla es que sus inseguridades atrás permitieran que la Real sí acertara en alguna de las que podía tener. Hasta que llegó el gol de Agirretxe, en un mal despeje de Krychowiak, solo se había echado a la boca una oportunidad de Xabi Prieto que sacó Sergio Rico, tras una pérdida de Mariano por cierto. Marcó la Real en esa jugada desafortunada y con el resultado en contra sacó Emery a Gameiro por Immobile para intentar dar la vuelta al partido, pero otro error defensivo, otro mal cabezazo del polaco, sirvió a Prieto un gol en bandeja. Increíblemente, el Sevilla había puesto el partido en bandeja al equipo de Eusebio, debutante en el banquillo. Dos malos despejes aliados con el viento en contra dejaron KO al conjunto nervionense, que ya no tuvo respuesta y esperó impotente el final del partido como sentencia de muerte en este partido. El Sevilla sigue teniendo solo una versión buena. Y cuando no funciona, no tiene más. Y por ahí se queda vacío, de juego y, lo que es más grave, de puntos.