Presente en todas las fiestas

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Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Iborra.
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El Sevilla no para, está en todos las fiestas, en todos los objetivos, al menos por el momento. Con las semifinales de la Europa League en el bolsillo, ha solventado su partido de este domingo ante el Rayo Vallecano, cita siempre complicada tras las exigencias continentales. Pero con una buena primera parte, dosificando y perdonando en la segunda, se llevó los tres puntos que lo mantienen muy vivo en la pelea por la Champions League, plaza que ocupa de manera provisional hasta el partido del Valencia este lunes. El mensaje del equipo de Emery es claro: jueves a domingo, domingo a jueves el Sevilla está presente, quiere y por ahora puede. El encuentro de este domingo, que pudo acabar igual en goleada o en resultado apretado, se lo llevó el equipo hispalense de forma muy eficiente y aseada, sin penar el esfuerzo de Rusia y enfilando de nuevo una semana importante de la mejor forma posible. Aunque incluyó Emery algunas piezas de refresco (Denis, Reyes, Kolo obligado) en el once, lo cierto es que siguió tirando de varios jugadores referencia del Sevilla. No descansaron ni Krychowiak ni Banega ni Tremoulinas ni Carriço... Porque entre otras cosas el equipo hispalense sigue teniendo entre ceja y ceja la cuarta plaza. Tiene ahora la difícil misión, que lleva solventando con maestría, de compaginar una semifinal de la Europa League con la exigencia de la pelea con el Valencia. Pero este domingo elevó a su máxima exponente la teoría de la eficacia, la solidez y la dosificación. Sabe bien Unai Emery cómo preparar estos partidos. Por mucho que llegue de Rusia, pise el Real y en apenas un par de días prepare otro encuentro, apenas se le escapa un detalle. Ante el Rayo Vallecano, con su peculiar forma de jugar, no fue menos. El principal argumento del equipo de Jémez es la posesión. Hasta al Barcelona se la llegó a arrebatar. De ahí la presencia en el equipo de jugones como Denis, Reyes, Banega y hasta Iborra. El resultado, 51%-49% en la primera parte. El Rayo de vez en cuando llegaba, intentaba asustar, pero la pelota estaba en las botas de los sevillistas, y con esa premisa cumplida el peligro es una constante cuando, además, el equipo nervionense sale con su habitual intensidad en Nervión. No pasó factura ni física mental la exigencia de San Petersburgo. Al contrario, parece haberle dado alas. El acierto, la calidad y la eficacia hicieron el resto. Como en el primer gol. Una buena apertura de Krychowiak activó a Diogo, la pareja con Banega se hizo cuerpo y el luso la dio de cine a Iborra para que abriera el marcador. A partir de entonces, el Sevilla matizó su planteamiento, pero de forma muy inteligente. Retrasó su presión varios metros, pero la intensidad y la presión era la misma cuando se activaba. Y robando la pelota al Rayo Vallecano, surgen múltiples vías para hacerle daño. Surgió entonces Gameiro, que se convirtió en arma a la contra y en velocidad. Tuvo el francés dos ocaisones (una en espectacular pase de Kolo, por cierto) más fáciles que las de San Petersburgo, pero las estrelló en Toño. Como además en defensa, salvo un tiro de Kakuta que encontró respuesta en una enorme parada de Rico, Carriço y Kolo se encargaban de abortar todas acometidas, el partido estaba donde quería el conjunto sevillista. Más aún cuando Denis Suárez agotó esta vez sí una buena acción por la derecha con un pase al área chica que remató casi sin querer Carriço, pero que con su remate de cabeza puso el segundo en el marcador, con dedicatoria a Pareja incluida.  El Rayo aumentó sus revoluciones tras el descanso y también aumentó la claridad de sus ocasiones. También aumentó la presencia en campo contrario y las alternativas ofensivas. A cambio, claro, de conceder de nuevo muchas contras y claras para los sevillistas. El Rayo llegaba, atacaba, remataba, pero las oportunidades más claras seguían siendo para los locales. Gameiro, notable en colocación y desmarque, nefasto en la ejecución, tuvo una clarísima tras una gran carrera en la que dejó atrás a Ba, como clara, clamorosa, fue otra de Reyes en un 'tres contra uno' con Deulofeu ya en el campo, y una postrera de Denis, de nuevo solo ante el portero. El caso es que con los cambios (también entró Aspas) el Sevilla también partía el campo y el equipo, como lo hacía tiempo había hecho el Rayo. Se convirtió el choque en posesiones madrileñas y contras sevillistas buscando el tercero, pero de forma increíble el resultado no se alteró.  Tampoco hacía falta, más allá de para la confianza de Deulofeu, que ofreció unos minutos desastrosos, y la de Sergio Rico, que con una mano final puso el colofón a la victoria del Sevilla, que suma y sigue y no se pierde una fiesta. A la de la Champions tampoco quiere faltar.