El día que Aritz Aduriz se disfrazó de Fidel Uriarte

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En la década de los 70 hubo un mítico león que entraba como una fiera de cabeza y era capaz de marcar goles desde fuera del área grande rematando con la testa. Su nombre era Fidel Uriarte. Pues este sábado el gol de Aritz Aduriz, el divino pecoso, ha recordado a los mejores cabezazos del crack de Sestao. Un gol de bandera que ha servido para que el Athletic Club derrote nada menos que al líder, un Real Madrid, al que se llevaba cinco años sin vencer. Una victoria de relumbrón, tercera consecutiva en Liga con la puerta a cero, que corona una semana triunfal con llegada a la final de Copa incluída. Aparte del subidón moral, con este triunfo el conjunto de San Mamés se va hasta los 33 puntos con lo que deja la senda liguera casi resuelta para poder pensar en hacerle daño al Barça allá donde toque luchar por el trofeo del KO. Ha habido muchos destacados, empezando por un Rico brutal, un Williams estelar, un Aduriz en su nivel killer, el sobrio Beñat o un Iraizoz decisivo en sus pocas intervenciones. Hasta el sol, bendita palabra en Euskadi, quiso sumarse al clásico de La Catedral, para el que Valverde dispuso la entrada de Beñat en un once con bajas de alcance como Iturraspe, San José o Laporte. Eso da más mérito a ganar a los de Florentino Pérez. Las ideas claras y bien ejecutadasLa misión, saliera quien saliera, estaba clara y pasaba por meter el turbo e incomodar al máximo a un rival multimillonario al que no le gusta que le achuchen. Se intentaba con ganas cortocircuitar su fútbol pero no estaba fácil meterle mano a un Madrid que escapaba raudo de todas las acechanzas bilbaínas. Pero era aplaudible el trabajo, la pelea estaba en todo lo alto, firmes ambos, y aunque no había ocasiones, el choque era bonito. A partir del minuto 10 los de Ancelotti empezaron a soltarse más, a acercarse tibiamente a Iraizoz vía Benzema, pero lejos de acoquinarse los leones contestaban con las galopadas de Williams, tremendo en defensa y ataque, o las salidas de juego tras controles maravillosos en el aire de Aduriz. Desde luego las tablas hacían justicia hasta ese momento a un partido disputadísimo, que sin embargo corría dos riesgos para los bilbaínos. Que pasara factura física la Copa, viendo que Carvajal no dejaba de subir, y/o que Undiano pasara a ser un factor determinante. Temor siempre latente con el navarro. Así que lo mejor era dar un paso adelante, golpear primero para no estar a expensas de terceros, y lo hizo Aritz Aduriz con un obús al más puro estilo Fidel Uriarte que entraba por la escuadra de Casillas. Un gol de pañuelos, tan clave como el que le paraba Gorka a Benzema poco después para mantener al equipo en ventaja. Esa diana subió las prestaciones de un Athletic que ya fue muy superior en una brillante primera mitad en la que, eso sí, sobre la campana afortunadamente Benzema no supo resolver una clara contra de Marcelo. No hubiera sido justo el empate pese al dominio blanco en la posesión de la pelota. Un segundo periodo a bajas revolucionesA la vuelta Balenziaga e Iraizoz tuvieron que intervenir con acierto cuando los madrileños asumieron el rol dominante con un acoso tremebundo que enchiqueró a los leones en su propio área. El público, listo, rápidamente pasó a insuflar ánimos cogidos por el equipo como oro. Hasta se empezó a tocar con arte dejando pasar el tiempo, sí leyendo bien el partido, especialmente con un Williams con una veteranía impropia de sus doce duelos en Primera. Verle correr recuerda a Carl Lewis, poderoso, elegante, el futuro dibujado en sus carreras. Pero está claro que el Madrid, líder, no se podía conformar. Su grado de agobio fue subiendo grados, con lo que Iraizoz pasó a ganar protagonismo con una alguna decidida salida a pies del punta francés, o una mano impresionante ante Ronaldo, que en su línea fair play pidió penalti... Al acabar no saludó a ningún jugador vizcaíno. Que aprenda de la humildad de un Williams que se fue con una ovación digna de una estrella. Hasta Javi Martínez comentaba en Twitter que ha sido "el bautizo de un león". En el último cuarto de hora el encuentro se puso épico. Abrió brecha Aduriz con un remate al poste, respondido por otro de Bale desde 40 metros en un centro-chut envenenado, pero cada segundo que pasaba era una senda a la victoria más querida. Ganar el verdadero derbi de Bilbao, frente al coloso blanco. La salida de Toquero fue el broche final de un sábado glorioso. El Athletic ha cerrado sus ocho días decisivos eliminado de Europa, pero metido en la final de Copa y con la tranquilidad liguera encarrilada. Esto ya es otra cosa leones. Así sí.
