Aduriz rubrica unas semifinales más que merecidas

En San Mamés la historia la hace el Athletic (FOTOS)
Así vivimos el Athletic Club-Málaga: El Athletic, a semifinales
Quintas 'semis' de la última década para el Athletic
Diluviaba sobre San Mamés en esta noche de jueves. Pero seguro que hasta los que han salido casi ahogados de la Tribuna Sur se han ido felices a casa. El Athletic Club se ha clasificado para las semifinales de Copa, van 45 ya, en las que se medirá al RCD Espanyol, con ida en Bilbao el 11 de febrero, tras vencer (1-0) al Málaga CF con gol de Aritz Aduriz. Se ha sufrido, pero los leones han estado mucho más enteros de lo habitual e incluso han desperdiciado un buen número de ocasiones claras. Hoy sí las hubo. Y garra. Y también jugadores destacados, como lo fueron el propio donostiarra, Herrerín, Beñat, Balenziaga, San José, Iraola o hasta Muniain. Hoy los silbidos dieron paso a los aplausos, una inflexión como pedía el técnico. Ernesto Valverde se la jugó. Se anunció un once que guardaba los refuerzos para el domingo en el Ciutat de Valencia, en el que sólo entraban Iago e Iker Muniain en el once, pero dio la ziaboga a una hora de empezar. La pareja inédita Beñat - San José se hacia cargo de la sala de máquinas. Toda una apuesta ofensiva, significativa y valiente, ya que la Copa era la prioridad. Para la afición seguro, pese al diluvio el pasillo de bengalas del autobús hacia la Catedral fue un espectáculo. Desde luego el ambiente sobre el césped también era muy diferente al de los dos choques precedentes. Se olfateaba como dijo Robert Duvall el napalm por la mañana, visto como presionaban arriba ambos conjuntos y como se metía el pie a fondo sin temor a cometer faltas. Las ocasiones las pone el AthleticOtra cosa era transformar la testiculina en fútbol y en ocasiones. Al principio costaba como cualquier día normal, el balón iba y venía, Aduriz se pegaba con Angeleri, los malagueños pedían un penalti inexistente, pero había poco de fuste que llevarse a la boca. Al menos hasta que Aritz remataba fuera de cabeza al cuarto de hora. Ahí seguido, tras un buen robo en la presión, Ochoa tuvo que hacer un paradón ante Muniain, porque el Athletic se vino arriba. Fueron tres chispazos, si añadimos otra parada de Ochoa a un blandito Aduriz que pensaba que estaba en fuera de juego, pero seguramente los mejores momentos frente al Málaga tras casi cuatro partidos entre ambos. No duró mucho la carga. Javi Gracia pidió a sus chicos que se juntaran, y la ayuda de Amrabat a los mediocentros fue clave para volver a equilibrar la partida. No era fácil salir de esa tela de araña, con lo que sorprendentemente hasta Balenziaga, hoy aplaudido, hizo en algunos momentos de punta de lanza vizcaína en la recta final del periodo. Cualquier experimento valía para intentar romper unas tablas perennes. Y esas ganas casi dan su fruto. Lo tuvo Muniain con su mejor disparo en meses, una rosca que pasó rozando el segundo palo del estelar meta mexicano. Era la tercera oportunidad clara que desperdiciaban los leones en 45 minutos, por ninguna visitante, luego al menos esta ya era una imagen más convincente. La recompensa en el segundo minutoNada más salir de nuevo al campo iba a llegar el merecido gol, obra de Aritz Aduriz, en el 47', tras un magnífico servicio en una contra de Susaeta, pero que Beñat llevó de lujo. Parece mentira que el Athletic sea capaz de trenzar un contragolpe de semejante categoría, que nació desde el saque de mano del portero, no lo había hecho en meses. Como tampoco había recibido la ayuda arbitral, porque en el 51' Javi Guerra hacia el empate pero se anulaba su remate que olía a gol reglamentario. Uff... Lo increíble era, como sucediera en Liga, que el adelantarse en el marcador generó estrés a los bilbaínos. Había tantas ganas de hacer el 2-0 que el equipo se partía y los andaluces disfrutaron de varias contras absurdamente inexplicables. En una Iago se jugó el bigote ante Juanmi incluso con una salida de infarto. Gracia vio el tembleque vasco y tiró sus dados sobre el tapete al meter un triple cambio ofensivo, que le pudo salir caro. El partido estaba roto y De Marcos fue el primero en probar fortuna antes de que Valverde moviera el banquillo. Rico saltó entre una gran ovación para poner cemento en la media cancha, justo antes que Iturraspe, con solo 15 minutos por jugar, en los que Laporte pudo hacerse una avería en la rodilla. La txanpa final fue una agonía, en la que lo mejor fue la ovación a un Beñat decisivo, por fin, más allá de su intermitencia, y a un Muniain mejorado. Da gusto reencontrar sensaciones, y sobre todo, victorias como esta, que deben ser un impulso para los leones. A pensar ya en el Levante.
