El Athletic cierra con derrota en el Madrigal una primera vuelta irrisoria

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Rico escenifica el desplome del Athletic.
  • El Athletic no volverá hasta el lunes al trabajo

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Está claro que el Madrigal no es el campo más propicio para arreglar unos números deficientes. Pero al menos, como sucediera ante Valencia o Sevilla, el Athletic Club sí plantó cara a un Villarreal que lleva ya 15 partidos consecutivos sin perder. El problema es que los fallos defensivos aniquilan cualquier atisbo de mejoría, con lo que los goles de Cheryshev y Bruno (de penalti) dejan a los de Ernesto Valverde en el alambre. Con uno de los 18 últimos puntos en juego, cerrando la primera vuelta del campeonato con unos raquíticos y peligrosos 19 puntos, y ¡9 jornadas sin marcar! está claro que el año viene duro. Mucho. Aunque haya quien aún no se ha percatado, o lo parece. ¿O es que estar rezando para que el Valencia ganara al Almería no es significativo? La acumulación de partidos y alguna baja forma reiterada hizo al técnico dar una vuelta de tuerca a su once, del que salían Iago, Gurpegui, Ibai, Beñat, Williams, el sancionado Muniain o el 'desconocido' Iturraspe, que hoy merendó banqueta. El retorno de ese guadiana llamado Unai López podía ser el mayor input con el regreso de los pesos pesados en un campo siempre complicado. Pero también es el de un rival que deja jugar, por lo que los leones brillaron con un positivo primer periodo. Salieron con buena actitud ofreciendo una grata presencia, mandando bien plantados e intentando estirarse, sobre todo, por el carril de Susaeta. Pero acabaron con el enésimo coscorrón como penitencia tras un error. Tozudos, hombre. Buen juego, mal resultadoY decimos intentando porque los bilbaínos estaban bastante más finos en el trabajo de presión que en el de distribución de la pelota. Por tanto volvió a ser el balón parado el que trajo la gran ocasión de esa mitad, a los 14 minutos, con una clara oportunidad para Aritz Aduriz que sin embargo 'embarrenó' el cuerpo a Sergio Asenjo a bocajarro, jugada contestada enseguida por una llegada de Vietto -tras una manoletina de Laporte- que despejaba Iraizoz. Pese a su motivación e indudable clase las imprecisiones de Unai López estaban castigando al equipo, por lo que Valverde puso a los 20 minutos a calentar a Iturraspe y Beñat, ya que esas pérdidas generaban las contras amarillas, salvadas en algún caso por un Laporte supersónico. Tras un buen control rojiblanco el segundo tramo del primer periodo estuvo más equilibrado, con Bruno y Pina ya más metidos en la sala de máquinas local. El cuero ya no tenía dueño, y aunque se disparaba poco, el Athletic volvió a tenerla. Unai López, muy protagonista para lo bueno y lo malo, pudo marcar tras un gran centro de De marcos que sin embargo cabeceó mal desbaratando una ocasión pintiparada para irse con ventaja al descanso. Un segundo tiempo desesperante Y ya se sabe que en Primera no hay perdón, una tragada de Etxeita tras un balón largo no tapado por nadie permitía a Cheryshev regatear a Gorka y tirar por la borda el buen trabajo de 40 minutos. Está visto que eso de las inercias, buenas y malas, cambian menos que los sueldos. Que cruz. El Villarreal aprovechando ese subidón retomó su carga en el arranque de la segunda mitad. Vietto y Uche (al que se anulaba un gol por fuera de juego) fueron los primeros en tratar de aumentar la distancia en el marcador, dando el susto Cheryshev con un cabezazo que se fue fuera por milímetros. El panorama, negro, sugería introducir cambios porque el 2-0 parecía más cercano que el posible empate, por ejemplo con un despeje de Mikel Rico que dio en el travesaño propio o un poste de Giovani tras tocar en De Marcos. Valverde tiró de Iturraspe, Ibai y de Iñaki Williams para reactivar a sus huestes, ofreciéndose rápidamente el delantero del filial con sus desmarques para menear a la zaga castellonense. Era cuestión de crear una opción válida y acertar. La tuvo Williams en el 78' tras un buen toque de Aduriz, pero Asenjo respondió con una gran intervención que echó por tierra la última bala rojiblanca. El posterior penalti por mano del de Laguardia certificó la defunción de los del Txingurri al transformarlo Bruno con paradinha incluída, pese a que Gorka adivinó la trayectoria. El mazazo final, que deja al equipo al borde los puestos de descenso con 15 goles a favor y 25 en contra. Sin duda una anemia galopante, que obliga a pensar fríamente en que la Liga es vital, sobrevivir, sin tanta algarabía copera o europea. Y no hay tregua. Este miércoles hay Copa en la Rosaleda, con la ida de los cuartos de final, y el domingo Liga en San Mamés precisamente ante los malacitanos de Xabi Gracia. Hoy Valverde lo ha intentado, pero las cosas siguen sin salir. @asismartin