El Carnaval sin mí

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Hola, Selecta Chusma mía (que es la poquita que lee mis libros, todo sea dicho). Os cuento brevemente sobre el proyecto ese del que os hablé en el último artículo dominical, decididamente animado por el batacazo del PP the last sunday. Pensaba escribir, antes de que fuese más tarde, el último ensayo de la trilogía que empecé con “El Carnaval sin Apellidos”, siguió con el “Carnaval sin Nombre” y estaba dispuesto a acabar con “El Carnaval sin Dirección”, que aunque realmente habla de los motivos que determinan la falta de dirección actual y futura de nuestro Carnaval, creo que se debería titular mejor EL CARNAVAL SIN MÍ, vaya a ser que me entretenga con Bob Dylan y la gira no acabe (o no acabe en Cádiz, porque ahora Bob me ha pedido una versión de “Hurricane” en español, pero dedicada a King Betún; y cualquiera le dice que no a Bob, con lo güen chavá que é). Al grano. El libro ya está escrito y la estructura será ésta: - Prólogo del autor. I) CRISIS DE IDENTIDAD

  1. Un Carnaval que no convence a nadie
  2. Ni evolución ni involución: degeneración
  3. La sublimación de la mediocridad como freno a la excelencia
  4. Un campeonato regional de vanidades amarillas
  5. Ni arte mayor ni arte menor: artesanía repetida
  6. La victoria del Tercer Estado sobre la Chusma Selecta
  7. II) FUNDAMENTOS DE HECHO La Edad Estúpida
  8. El naufragio millenials
  9. El Carnaval como reflejo de lo social
  10. El exilio de los Cádices: Cádiz contra Cádiz
  11. III) LA DESORGANIZACIÓN DEL CONCURSO Del despropósito al arte del Peor Imposible
  12. La interminable Declaración de los Derechos Humanos
  13. La irresponsabilidad histórica del jurado
  14. El sacrificio de las élites
  15. La pérdida de la memoria colectiva
  16. La dejación municipal
  17. IV) EL QUINTO PODER La venta de humo gráfico
  18. El expolio de Onda Cádiz
  19. Trolls y haters: la libertad de expresión del anormal profundo
  20. La cátedra del Entendido
  21. El soterramiento de la soberanía del público
  22. V) EL MUSEO INTERMINABLE Un triste cachondeo con nosotros mismos
  23. Cuidado con la calle
  24. Colección de bellezas muertas
  25. Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
  26. VI) ALGO SE MUERE EN EL ALMA Cuando un autor se va
  27. Cuando un público se va
  28. Cuando una generación se va
  29. Cuando los coroneles no tienen quien les escriba
  30. Cuando Cádiz no resiste
  31. Cuando los buitres vuelan bajo.

- EPÍLOGO: VEINTE PREGUNTAS SIN AMOR Y UNA DESESPERACIÓN CANTADA, tal como ya hiciera en el último libro y que tan grato sabor me dejó por el hecho de compartir con vosotros mis últimas páginas. Pero esta vez cuenta con el morbo de que lo de “las últimas” sea algo más que una forma de hablar. Por tanto, se trataría de que quienes tengáis interés en participar del epílogo me mandéis un tweet directo con la pregunta en cuestión, precedida por el hashtag #elcarnavalsinmi (o elcarnavalsindireccion, si lo prefieren). Yo me limitaré a responder con bravura y valentía a las 20 que me resulten más originales, emotivas, bordes o impropias. Las preguntas que sean seleccionadas serán obsequiadas por un ejemplar firmado (¿firmado? Bueno, ya buscaremos la forma). Lo único que no garantizo es la fotito de los cojones. Dependerá de si acierto con el look. Tweet #elcarnavalsinmi Si leéis detenidamente el índice, observaréis que el análisis es crítico, calamitoso, apocalíptico, diría yo. Pero muy serio. Y en ningún momento carente de argumentario. Por lo que no deja de constituir un tomo adicional a la abundante ensayística crítica del Carnaval. El ensayo no es en modo alguno desagradable ni derrotista, sino humana y gaditanamente constructivo, aunque siempre haya quien en lo segundo vea lo primero. Es simpático. No ofende en ningún momento (salvo a esta gente que no sabe leer o lee con dificultad; esa que ni lee mis libros… ni los otros libros). La cuestión es que, ahora que está España libre de otro gobierno de derechas, no metamos la pata nosotros y nos terminemos de cargar el rumbo tan chulo que llevaba nuestro Carnaval (hace cuarenta años). Ánimo y a cuidarse. JUAN CARLOS ARAGÓN.