No es muy habitual tener la oportunidad de analizar un juego que tome las bases de una experiencia creada para móviles y se adapte a una más convencional. Es lo que ha ocurrido con Octopath Traveler 0, una reinvención del juego para móviles titulado Champions of the Continent, al que da un giro bastante pronunciado para adaptar su contenido a una forma más parecida al de las otras entregas principales que tiene la saga. Esta reimplementación viene a ser una precuela del primer título, compartiendo mundo y presencia de los protagonistas de aquel pero en un rol mucho más secundario. En esta ocasión ya no tenemos a ocho protagonistas corales, la estructura se centra en cambio en los villanos de la aventura para continuar con el formato episódico al que nos tiene acostumbrada la marca. El jugador toma el rol de un protagonista silente que puede personalizarse tanto en apariencia como en clase inicial y que será testigo de la destrucción de su pueblo por capricho de tres malvados enemigos que representan a una de tres fuerzas que dominan el sistema del mundo: Poder, Riqueza y Fama. Una vez superado el prólogo, podremos enfrentar a estos oponentes en el orden que queramos, mientras en paralelo intentamos recomponer nuestro pueblo con su propia trama (minijuego de reconstrucción incluido). En términos narrativos, la historia resulta ser algo inconsistente debido a esta separación por capítulos independientes. Los capítulos de los villanos son muy similares en cuanto a estructura, todos ellos se cuentan a ojos de personajes que sufren las consecuencias de las acciones de estas crueles figuras, y nuestra tarea será asistirlos en su lucha. Es sin duda un enfoque interesante el de centrar la acción en como los villanos afectan a su entorno, centrando cada situación en las fuerzas antes comentadas. Pero no todas están resueltas de la misma manera y algunas funcionan mejor que otras. En ese sentido, me ha decepcionado sobre todo la historia centrada en la Riqueza, siendo un problema tan presente en el mundo, considero que es la que peor se resuelve, de forma muy naif o incluso sexista. La representación de la mujer es en general muy estereotipada, quedando relegada o a villana despreciable (mientras que los otros villanos hombres son respetados aún siendo conocidos sus crímenes) o a victima débil que se deja influenciar por sus pasiones y deseos. Por suerte hay tramas que se libran de este problema en secciones más adelantadas del juego, pero el primer acto en especial hace un flaco favor al género femenino a niveles muy descarados. Quitando estos problemas, lo cierto es que el desarrollo narrativo consigue aguantar el tipo gracias a la decisión de componer todas estas tramas como si de un teatro clásico se tratase. Hay mucho de Shakespeare en todo el drama que nos vamos encontrando, en los giros y la concepción trágica de sus personajes. Esto ayuda a generar un ecosistema más enriquecido de lo habitual, si bien como ya comenté antes todas las historias parten de una misma estructura y muchos de estos villanos acaban solapándose en sus temas, pero sin duda creo que es muy inteligente centrar cada arco en aquellos que sufren las consecuencias de los tiranos. Y personalmente, creo que la historia que mejor me encaja es la de la reconstrucción del pueblo, que si bien es sencilla en su desarrollo, consigue transmitir mucho más con menos. Es una historia sobre la superación, como afrontamos la pérdida y en la importancia de tener esperanza aún cuando todo se ha perdido. Se acompaña de un sencillo sistema de construcción con el que podremos ir poco a poco recomponiendo la villa al tiempo que buscamos a los residentes que se obligaron a huir en el pasado. Más allá de todo esto tenemos la exploración y por supuesto, los combates. La primera es muy básica en cuanto a su representación de caminos y mazmorras, zonas muy convencionales en las que encontraremos algunos cofres mientras nos asaltan enemigos aleatoriamente. Pero es en las ciudades y aldeas donde la exploración adquiere una capa adicional gracias a las acciones de senda. A diferencia de los otros juegos, aquí disponemos de todas las acciones desde el principio, según las cuales podremos indagar en las vidas de los personajes que encontremos, comerciar con ellos, contratarlos para que nos ayuden en combate, etc. Nuestras oportunidades de éxito dependerán de como de altos sean nuestros propios medidores de fama, riqueza y poder, aumentando con ello las probabilidades de éxito al interactuar con estos interlocutores. Y dejamos para el final el núcleo de todo, que son por supuesto los enfrentamientos. Los combates, al igual que pasaba en los juegos previos, consiguen enganchar desde el primer momento con su sistema de clases y de empleo de BTs, puntos con los que podamos fortalecer nuestros movimientos para dar más golpes o mejorar los efectos de las habilidades. Administrar estos puntos es la clave para derrotar a los enemigos más fuertes, ya que se mantiene el medidor de armadura que debemos reducir golpeando las debilidades para poder aturdirlos y luego concentrar todo nuestro poder en causar daños masivos. En esta ocasión los combates contra los jefes se recrudecen especialmente porque podremos llevar hasta a ocho personajes en la batalla, formando una fila delantera y una trasera. Los personajes delanteros podrán relevarse por los que tengan detrás, lo que nos permite jugar con varios roles y estrategias. Y esto es así porque en vez de los ocho personajes totales que tenían los juegos previos, aquí nuestro grupo final podrá superar la cifra de 30 personajes jugables, elevando con ello sustancialmente las posibilidades. Si es cierto que tendremos que ir avanzando lentamente en la historia para ir desbloqueándolos, pero esto también nos permite ir adaptándonos progresivamente a su funcionamiento. En la práctica, cada personaje pertenece a una de las ocho clases convencionales: guerrero, clérigo, mago, cazador, bailarín, ladrón o mercader. Lo bueno es que cada uno tiene sus propias habilidades diferenciadas, por lo que dos ladrones pueden ser muy diferentes entre sí y estar enfocados en tácticas totalmente opuestas aún perteneciendo al mismo rol. A esto añadimos que podremos equipar a todos los personajes con hasta tres habilidades adicionales y dos pasivas, aumentando todavía más las posibilidades de personalización. Y eso sin contar con los poderes definitivos, teniendo cada personaje la suya propia, y las capacidades pasivas que se van desbloqueando al avanzar en su clase. Todo en conjunto compone un sistema de combate muy sólido y divertido que todo amante del rol sabrá apreciar. Que funcione tan bien es lo que permite sostener su gran densidad, ya que hablamos de un juego al que no llegaremos a los créditos hasta superar la barrera de las 70-90 horas según la rapidez con la que avancemos, más en mi caso porque suelo tomarme las cosas con calma. Hay mucho contenido, misiones secundarias y personajes que desbloquear, tanto durante la trama como de forma opcional, jefes secundarios u objetos que encontrar o comprar. Lo mejor Lo peor