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Dragon’s Dogma 2: una experiencia épica de fantasía y mundo abierto
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Dragon’s Dogma 2: una experiencia épica de fantasía y mundo abierto

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Dragon's Dogma 2
Dragon's Dogma 2
  • La esperada secuela de Dragon’s Dogma se ha hecho esperar, pero ha merecido la pena

  • El juego de rol de mundo abierto tiene tanto para ofrecer que resulta abrumador

Ha sido una espera realmente larga, de casi doce años, pero en un par de días llegará a su fin. Capcom lanza este viernes la secuela de Dragon’s Dogma, un RPG de fantasía medieval que no hizo mucho ruido en su lanzamiento hace más de una década pero que, poco a poco, se fue convirtiendo en un clásico moderno, casi en un juego de culto para los fans del género. En un 2024 especialmente jugoso para los RPG, Dragon’s Dogma II llega con fuerza y postulándose entre las mejores propuestas del año.

Y precisamente porque aquella primera entrega de 2012 no hizo el ruido suficiente en su momento y puede que muchos de los jugadores actuales no lo jugaron, este Dragon’s Dogma II no es una secuela directa de aquel. No toma su historia y trata de continuarla de alguna forma, sino que, en realidad, vuelve a contar casi la misma historia, con la misma estructura, pero nos cuentan que en una dimensión diferente a la del original. Encarnamos de nuevo al Arisen, el héroe elegido cada mil años para afrontar su destino: enfrentarse con el gigantesco dragón que atemoriza a los reinos.

Y esa sensación de que Capcom lo que ha hecho es, más que inventar una secuela, reimaginar su propuesta original, mejorarla, queda patente en el título que se muestra constantemente en la pantalla de inicio del juego, dónde solo leemos el logo de Dragon’s Dogma, sin el 2 por ninguna parte. No querían llamarlo remake, y en esencia no lo es, pero viene a ser la idea de Dragon’s Dogma, pero elevada la máxima potencia.

Dragon's Dogma 2
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Nosotros llevamos unos días jugando a la versión final de Dragon’s Dogma 2, y habremos superado ya ampliamente las 15 horas de juego. Un tiempo interesante para haber desvelado muchas cosas y poder contaros nuestras sensaciones en esta enorme y ambiciosa propuesta de Capcom. Pero no las suficientes para poder dar un veredicto final al juego, así que nos quedaremos con un análisis en progreso, sin nota y sin conclusiones finales. Eso lo dejamos para cuando terminemos la aventura.

Rol de lápiz y papel en un mundo abierto

Hay muchos elementos que me sorprenden, fascinan y entusiasman de este gran RPG que Capcom se ha sacado de la chistera, pero tengo que destacar la sensación de aventura y descubrimiento constante que han conseguido plasmar. El juego cuenta con su elaborado sistema de misiones, tareas y demás objetivos secundarios para empujar la historia principal y las narrativas secundarias y animarnos a segur unos determinados pasos, pero digamos que lo disimula muy bien. Ha prescindido de marcas sobre los personajes, de flechas que señalen a nuestros objetivos y de casi toda marca en el mapa que nos vaya guiando paso a paso por los objetivos de cada misión. Aquí el papel de guía lo ejercen los peones de una manera orgánica y natural y la sensación de libertad es absoluta: hay que salir ahí fuera a buscar aventuras sin un guion marcado y vaya si las vamos a encontrar.

El juego, de una manera similar a la entrega original, nos pone en la piel de un renegado, un preso sin memoria que cumple condena vete tú a saber por qué. Pero en mitad de un ataque de un terrible monstruo a la prisión a cielo abierto donde cumplimos con unos ingratos trabajos forzados, conseguimos escapar. Resulta que somos una especie de elegido, el Arisen, un campeón único que surge en cada generación. Un héroe elegido por el enorme dragón que asola los reinos desde hace eones y al cual ha arrebatado su corazón. Nuestra misión a partir de aquí será construir nuestra historia y forjar nuestra leyenda hacia nuestro inevitable destino: enfrentarnos al dragón.

Dragon's Dogma 2
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La naturaleza de nuestro héroe hará que muchos personajes nos veneren y nos sirvan, aunque muchos otros nos temerán y odiarán e intentarán destruirnos. Pero, además de perfeccionar nuestras habilidades en el combate con cualquiera de las diez vocaciones disponibles en el juego (las clases de toda la vida) como Arisen tenemos una habilidad única: la de activar las llamadas piedras de falla, que nos dan acceso a otro mundo desde donde reclutar a los guerreros conocidos como peones, unos fieles servidores que conformarán nuestro grupo ideal de héroes. Y los peones son, claramente, el principal factor diferenciador de la experiencia de Dragon’s Dogma.

Ya desde el principio de la aventura nos damos cuenta de contamos que con libertad absoluta para movernos, tomar decisiones y enfrentar cualquier reto que nos propongamos en el vasto mundo abierto del juego. No hay una manera de hacer las cosas, sino cientos de opciones y Dragon’s Dogma 2 nos invita a explorarlas todas. Los NPC’s, y sobretodo los peones, nos dan algunas pistas y nos ofrecen ayuda para conseguir algunos objetivos, pero la decisión final la tenemos nosotros y lo divertido de este juego es que no hay nada escrito, podemos jugarlo a nuestra manera.

Y, como ya hemos contado, aunque hay un sistema de misiones que nos muestran los encargos o aventuras que hemos aceptado y aparecen en un registro por si queremos consultarlas y guiarnos un poco, este no es nada intrusivo. Nada de marcas en mita de la pantalla o sobre los personajes que tenemos que ir a visitar.

Muchas misiones no cuentan ni con marcas orientativas en el mapa y nos dejan a nuestro criterio y sentido común el sitio a dónde debemos dirigirnos para activarlas y completarlas. Otras misiones, las que si conocemos su ubicación (una aldea que debemos visitar para entregar un determinado mensaje a un personaje o unas cuevas remotas que tenemos que limpiar de monstruos), serán objetivos a los que nos guiarán nuestros peones. Estos serviciales compañeros nos mostrarán el camino y, si ya han estado ellos por esos lares o incluso si se han enfrentado a esos mismos peligros, nos alertarán de cómo debemos enfrentarlos y serán unos experimentados compañeros de batalla.

Dragon's Dogma 2
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Todo en el juego se siente orgánico, natural y lleno de vida. De hecho, la gran mayoría de las veces las propias misiones son el aspecto menos importante de la partida. Cuando aceptamos una misión que nos aleja de una ciudad y que nos lleva a aventurarnos por tierras desconocidas y lejanas, nos van a pasar cientos de cosas. Una sucesión de aventuras únicas que viviremos con nuestro grupo de héroes y que parece sacada de una partida de rol de lápiz y papel, tirando dados de múltiples caras para dar cada nuevo paso por la espesura de un bosque siniestro o un desolado desierto.

En el juego acepté dirigirme a un pueblo de pescadores para ayudarles con una plaga de monstruos que no les dejaba vivir. Pero en el camino tuve que cruzar una aldea abandonada que resultó ser un nido de bandidos que decidieron asaltar una carreta de bueyes con suministros que se dirigía a la ciudad y pasaba en ese justo momento por allí. Por supuesto, decidí entrar en combate con mi grupo de héroes y estuve más de 10 minutos luchando para conseguir terminar con todos. Tras recibir los agradecimientos de los comerciantes, monté un campamento para recuperar fuerzas y dormir un poco.

Pero en mitad del descanso recibimos el ataque de un enorme grifo que debió verse atraído por el olor de la carne asándose en la hoguera. El grifo era un enemigo feroz para mi grupo de héroes (que rondábamos todos el nivel 16), pero nos mantuvimos firmes medrando poco a poco con la bestia. Mis flechas explosivas hacían daño desde lejos, mi guerrero y el ladrón (mi peón principal) mantenían a la bestia a ralla pegada al suelo, y mi otro peón mago lanzaba ataques eléctricos mientras intentaba sanarnos a todos de las heridas recibidas. Y como el combate exigía constante movimiento, el fragor de la batalla nos llevó a un desfiladero donde había un campamento de goblins que no dudaron en unirse a la fiesta.

El combate me llevó algo más de 20 minutos, y fue una auténtica maravilla, terminado con un corto vuelo agarrado a la espalda del grifo antes de que le diéramos el golpe de gracia. Exhaustos y consumiendo más de la mitad de mis pociones curativas y alimentos para devolverle la salud a mi tropa, me recompuse y reanudé el camino hacia la aldea donde estaba la misión que, se supone, nos había llevado hasta allí. Pero es que el camino es lo más importante del viaje en Dragon’s Dogma, mucho más que el destino.

Los peones, la guinda del pastel de este RPG

Como ya hemos dicho, el papel de los peones es fundamental en la experiencia de juego de Dragon’s Dogma, tanto en el original, como en esta nueva entrega. Es importante crear un buen Arisen, dotarle de la vocación y las habilidades que mejor vayan con nuestro estilo de juego y ser diestros en los combates para progresar, pero elegir a los mejores peones para que nos acompañen en nuestra aventura es casi igual de importante.

Dragon's Dogma 2
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Tiene tanta importancia que el completo editor de personajes no sólo permite personalizar a nuestro Arisen a nuestro gusto con un enorme número de opciones, sino también a nuestro peón principal (al que por supuesto elegiremos su vocación). Este peón principal nos acompañará durante toda la aventura y será nuestra mano derecha, crecerá y progresará con nosotros, nos ayudará a conseguir muchos objetivos y partirá a la falla enviado por nosotros para ayudar a otros Arisen y participar en otras aventuras. Esto ayudará a otros jugadores, ya que nuestro peón viajará con nuestra experiencia, habilidades adquiridas y equipo y sus aventuras por el ciberespacio nos proporcionará a nosotros algunas recompensas.

Pero para terminar de formar nuestro equipo de cuatro héroes, a los otros dos peones los podremos contratar acudiendo a las piedras de falla, una especie de red de peones donde podremos encontrar a nuestros compañeros ideales. Estos peones están pre configurados por Capcom o son peones principales de otros jugadores, que nos aportarán su experiencia y conocimiento que han adquirido con sus Arisen. También es muy común que encontremos peones deambulando por el mundo y que nos ofrezcan sus servicios. En nuestra mano queda conformar un equipo equilibrado.

Lo mejor de los peones de esta secuela es que la IA se ha mejorado de manera exponencial y sus actuaciones en la batalla resultan fascinantes. Todos aportan lo que mejor saben hacer y se adecúan a los cambios del combate o las amenazas. Además, por supuesto, podemos darles pequeñas órdenes con los botones de la cruceta digital del mando para que ataquen, avancen hacia el peligro, se replieguen junto a nosotros o nos ayuden en una situación de vulnerabilidad de nuestro Arisen. Da una sensación contante de estar jugando con otros usuarios online, sobre todo si se trata de peones que han servido a otro jugador, ya que cuenta con mucho entrenamiento previo.

Dragon's Dogma 2
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Pero, más allá de los combates, los peones sirven para mucho más, ya que nos guían hacia los objetivos de las misiones, nos dan consejos sobre los escenarios que estamos visitando, nos alertan sobre posibles peligros o indican lugares de interés que podríamos pasar de alto mientras exploramos el mundo. Y es que, como ya hemos dicho, parte de las funciones que antes hacían los marcadores, flechas o textos en la interfaz, ahora las asumen los peones y así la experiencia es más orgánica y más realista.

Además, los peones recogerán el botín por nosotros, abrirán esos cofres ellos mismos o recolectarán hierbas y comida por el camino cuando entiendan que es necesario. Esto es muy útil y amplía nuestro inventario a las cuatro mochilas de los cuatro héroes. En cualquier momento podemos traspasar material entre el Arisen y los peones para repartir peso. Y es que el peso que podemos transportar es limitado y si nos pasamos, los movimientos de nuestro personaje (o cualquiera de nuestros peones) se verá afectado. Por eso es importante repartir la carga, deshacernos del equipo inútil o sin valor o almacenarlo en posadas, campamentos y demás establecimientos.

Cambiando de vocación, cambiando las reglas

Las vocaciones son las clases de Dragon’s Dogma 2 y en el juego tendremos 10 distintas a nuestra disposición, de las que ya te hemos hablado. Pero nada más comenzar, cuando estemos creando a nuestro personaje, solo tendremos disponibles las 4 vocaciones básicas: luchador, arquero, ladrón y mago. Y con una de estas tendremos que comenzar. Pero tranquilos, porque esto no es una decisión definitiva que nos tenga que acompañar durante todo el juego.

Dragon's Dogma 2
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A medida que avancemos en la aventura podremos visitar los gremios de vocaciones en las distintas ciudades, un lugar que nos permite comprar nuevas habilidades de nuestra vocación, pero también comprar un cambio de vocación si queremos probar otra clase. Será en estos lugares y realizando algunas misiones principales de la historia cuando podamos desbloquear nuevas vocaciones como el guerrero, el hechicero o el ilusionista. Más adelante en la aventura también podremos desbloquear las vocaciones mixtas del arquero mágico y el duelista místico y la vocación más versátil (que permite mezclar habilidades de casi todas las otras vocaciones): el adalid.

Dragon’s Dogma 2 es un RPG para fanáticos del género, para amantes de los juegos de rol, y tiene una vocación para casi cada tipo de jugador. Por eso, si tienes claro que tipo de clase te gusta jugar, darás con ella enseguida y disfrutarás de lo lindo haciéndola evolucionar con las habilidades de armas y las habilidades pasivas que van creando un héroe imbatible a medida que juegas. Pero el juego nos invita a cambiar de vocación, a probar con otras clases y hasta hacernos expertos en varias. Así, el juego nos otorga un rango de vocación, que aumentará con la que más hayamos utilizado. Cambiar de vocación es realmente entretenido y puede darnos grandes sorpresas. Igual pensabas que esa clase no era para ti, pero cuando la probaste te enamoraste como un loco y terminaste la aventura con ella. Por supuesto, el cambio de vocación también podemos comprarlo para nuestro peón principal.

Un mundo enorme y vivo para buscar aventuras

El mapa de Dragon’s Dogma 2 tiene un tamaño que multiplica por cuatro el ya grandecito mundo de la primera entrega. Y eso es mucho mapa. Y lo más increíble de todo es que está repleto de cosas que descubrir, lugares increíbles que visitar, mazmorras que explorar y peligros que encarar. Andar por el mapa, que es lo que haremos en gran parte del juego, es toda una aventura ya que aparecen monstruos y situaciones que resolver a cada paso. Por eso cada incursión, cada viaje, es distinto y lo que puede parecer una misión rutinaria y tranquila se puede enredar en cualquier momento y darnos un momento épico que se cuele entre nuestros favoritos con el juego.

Dragon's Dogma 2
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La gran cantidad de monstruos, facciones, bandidos y demás personajes que pueblan los dos reinos del juego es apabullante. Y como suele ocurrir, los peligros no son los mismos a la luz del día que por la noche. Aventurarnos por algunas zonas cuando se pone el sol es una muy mala idea, aunque en ocasiones montar un campamento y encender una hoguera también puede ser la mejor manera de atraer el peligro.

A pie los viajes son muy largos, gratuitos, pero cargados de peligro. Esto hace que tengamos esa sensación de que el juego es enorme pero lo ideal para los más exploradores. También podemos hacer viajes rápidos, gracias a unos caros y raros cristales. Este tipo de viajes es extremadamente caro, pero completamente seguro y rápido y nos vendrá bien usarlo en algunas ocasiones contadas. Otra opción es utilizar los carros de bueyes que conectan las grandes ciudades. Este tipo de viaje es barato, pero está también cargado de peligros, porque los asaltos a las caravanas son contantes.

El aspecto gráfico de Dragon’s Dogma 2 es una maravilla y, aunque no pasemos de lo 30 fps, el rendimiento del juego es muy alto y los momentos que hemos vivido en el frondoso reino de Vermund, el reino de los humanos, y el desértico reino de Batthal, hogar de los férides, quedarán grabados en nuestras retinas.

Las conclusiones de Dragon's Dogma 2

Este análisis se encuentra en progreso, ya que estamos ante un juego que puede llevar completarse entre 35 y 100 horas de juego, dependiendo de la atención que prestes a la exploración y las tareas secundarias de esta enorme experiencia que propone. Por eso, todavía no nos encontramos en posición de poner una nota y una valoración definitiva a Dragon's Dogma 2. Nos faltan muchas aventuras en el juego para formarnos una conclusión definitiva. Pero lo haremos en unos días... ¡vuelve entonces!

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