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The Elder Scrolls V: Skyrim Anniversary Edition nos seduce de nuevo en Nintendo Switch 2

Siempre es buen momento para volver a las montañas nevadas de Skyrim. Bethesda Softworks
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Hablar de Skyrim en 2025 es aceptar que estamos ante un fenómeno cultural que se resiste a desaparecer. Da igual cuántos años pasen o cuántas plataformas se sumen a la lista: siempre hay una excusa para volver a perderse en sus montañas nevadas. Y ahora, con la llegada de Nintendo Switch 2, Bethesda nos invita, otra vez, a recorrer Tamriel en formato portátil con The Elder Scrolls V: Skyrim – Anniversary Edition, una versión que aspira a ser la definitiva en el ecosistema Nintendo… o no.

Lo primero que debemos decir es que la propuesta tiene sentido. Switch 2 es una consola mucho más capaz que su predecesora, y Skyrim es un juego que, por edad y recorrido, debería encajar como un guante. Además, Bethesda ha sido sorprendentemente generosa con las políticas de actualización: si ya teníamos la Anniversary Edition en Switch, el salto es gratuito. Un detalle que suaviza bastante cualquier crítica inicial y nos predispone a mirar el conjunto con algo más de benevolencia.

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Buenos gráficos, bajo rendimiento

Entrando en materia, el mayor salto de esta versión está en la calidad de imagen. Skyrim en Switch siempre fue un pequeño milagro técnico, pero también una experiencia algo blanda visualmente. Aquí todo se ve más nítido: la resolución es más alta, los paisajes ganan definición y el uso de técnicas de reescalado ayuda a que el mundo aprente más limpio y moderno. Los bosques tienen más densidad, la iluminación luce mejor y el horizonte invita de nuevo a perder el rumbo sin mirar el mapa.

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Eso sí, no esperemos milagros estructurales. Los modelos de personajes y las animaciones faciales siguen anclados en 2011, y aunque el arte original aguanta sorprendentemente bien, el paso del tiempo es evidente. Skyrim sigue siendo precioso cuando miramos montañas, ruinas y cielos al amanecer; menos cuando la cámara se acerca demasiado a un NPC empeñado en repetir la misma línea de diálogo.

Donde la experiencia empieza a torcerse es en el rendimiento. Skyrim Anniversary Edition en Switch 2 funciona a 30 fps, estables en general, pero claramente conservadores. En una consola nueva y con un juego tan veterano, uno espera al menos una opción a 40 o 60 fps. No la hay. Y lo peor no es el número, sino la sensación: el movimiento de cámara y el control no son todo lo ágiles que deberían.

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Aquí entra en juego el gran problema de esta versión: el input lag. Hay una ligera pero constante falta de respuesta entre nuestras acciones y lo que ocurre en pantalla. No arruina la experiencia (Skyrim nunca ha sido un RPG de acción quirúrgica), pero sí la vuelve más torpe de lo deseable. Tras unas horas uno se acostumbra, pero cuesta entender cómo un lanzamiento de este calibre ha llegado al mercado con este lastre técnico tan evidente.

Otra oportunidad para volver a Skyrim

Por suerte, el corazón del juego sigue intacto. Skyrim continúa siendo uno de los mundos abiertos más absorbentes jamás creados. La libertad para explorar, ignorar la misión principal durante decenas de horas y construir tu propia historia sigue funcionando como el primer día. Puedes ser un cazador solitario, un mago obsesionado con el conocimiento prohibido o un aventurero que solo quiere comprarse una casa y pescar al atardecer. Y todo eso está aquí, con una cantidad de contenido sencillamente obscena.

La Anniversary Edition incluye todas las expansiones, las mejoras del Creation Club, nuevas misiones, el modo Supervivencia y añadidos como la pesca, que encajan sorprendentemente bien en el ritmo pausado del juego portátil. Además, se mantienen los extras exclusivos de Nintendo, como el equipo inspirado en The Legend of Zelda.

Otro añadido interesante es la compatibilidad con control tipo ratón usando los Joy-Con, una opción curiosa que puede atraer a quienes prefieren una aproximación más cercana al PC. No es revolucionaria, pero demuestra que Bethesda ha intentado aprovechar algunas particularidades del hardware, aunque se eche en falta la misma ambición en otros apartados.

A nivel sonoro, no hay sorpresas. La banda sonora de Jeremy Soule sigue siendo magnífica, evocadora y perfectamente integrada en la exploración. Los efectos cumplen, el doblaje en castellano mantiene su encanto, y todo contribuye a esa atmósfera tan reconocible que hace que Skyrim sea… Skyrim.

Catorce años no es nada

En conjunto, esta versión para Switch 2 deja sensaciones encontradas. Por un lado, es objetivamente la mejor versión portátil del juego: se ve mejor, carga más rápido y ofrece todo el contenido imaginable. Por otro, es frustrante comprobar cómo decisiones técnicas conservadoras y problemas de respuesta empañan una experiencia que podría haber sido ejemplar.

Aun así, resulta difícil no recomendar Skyrim. Porque incluso con sus defectos, sigue siendo una aventura irrepetible, un juego al que siempre apetece volver. Switch 2 no nos ofrece la versión soñada, pero sí una forma muy cómoda de reencontrarnos con un clásico eterno. Y al final, cuando el sol se pone tras las montañas y la música empieza a sonar, volvemos a caer. Otra vez.