MOMO y Holy Sheep: dos juegos exprés para partidas llenas de risas
Palabras locas y coincidencias imposibles en dos juegos ideales para jugar en familia o con amigos estas Navidades
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A veces solo necesitamos cinco minutos, una mesa libre y ganas de reírnos para que un juego se convierta en el alma de una reunión. Con las fiestas navideñas a la vuelta de la esquina, el catálogo de juegos de mesa se llena de opciones pensadas para entretener a toda la familia sin necesidad de reglas complicadas ni largas sesiones. ATM Gaming (responsables de éxitos como QuickStop y Guatafac) acaban de lanzar dos propuestas: MoMo y Holy Sheep. Ambos están diseñados para partidas rápidas, reglas simples y, sobre todo, para provocar carcajadas inmediatas.
Hemos tenido la oportunidad de probarlos en reuniones familiares y con grupos de amigos, y no solo cumplen con lo prometido: MoMo y Holy Sheep se convierten rápidamente en ese tipo de juegos que siempre alguien pide repetir.
MoMo: Grita antes de pensar
De entrada, MoMo se presenta como un juego de palabras, pero no esperes algo tradicional al estilo Scrabble o Palabras Cruzadas. Aquí no hay tiempo para pensar con calma ni formar palabras largas y complejas. En MoMo prima la agilidad mental y la rapidez verbal: todos los jugadores revelan una carta al mismo tiempo y, a partir de las restricciones que aparecen en ella (una letra obligatoria, otra prohibida, un tema, etc.), deben gritar la primera palabra válida que se les ocurra.
Y cuando decimos "gritar", lo decimos literalmente: MoMo es un juego bullicioso, en el mejor de los sentidos. El primero que acierta se salva. El último, o el que lanza una palabra inválida, recoge todas las cartas del centro como penalización. Cuando se acaban los mazos, gana quien haya acumulado menos cartas. Así de simple, así de brillante.
Durante nuestras partidas, lo que más destacamos fue la imprevisibilidad. Las cartas especiales introducen modificaciones imprevisibles en la dinámica y evitan que el juego caiga en la monotonía. En una ronda puedes estar buscando una fruta con la letra “P” y, en la siguiente, una palabra que no contenga la “E” y esté relacionada con el espacio. El caos está servido.
Lo mejor de MoMo es su portabilidad (caja pequeña, ideal para llevar en la mochila), su rejugabilidad y lo fácil que es integrarlo en cualquier reunión. Solo necesitas entre 2 y 6 jugadores y unos diez minutos por partida. Es perfecto para romper el hielo o cerrar una noche entre amigos con risas a raudales.
Holy Sheep: Coincidir o morir (de risa)
Pasamos ahora a Holy Sheep, un juego cooperativo que saca a relucir lo mejor (y lo peor) de nuestra capacidad para pensar en grupo. Aquí, los jugadores forman equipos y deben completar frases absurdas... ¡al mismo tiempo! La premisa es sencilla: todos los miembros del equipo deben decir la misma palabra (o concepto) para completar una frase. Si lo logran, suman puntos. Si no coinciden, la risa está garantizada... y los puntos, perdidos.
Las más de 700 frases incluidas en el juego van desde lo cotidiano hasta lo surrealista, y es en esa mezcla donde se encuentra el corazón de Holy Sheep. Frases como “Estar como una…” generan resultados impredecibles: “¿cabra, chota, regadera?” y solo si todos coinciden en la misma locura, el equipo gana.
Nos pareció ideal para jugar en familia, porque se adapta perfectamente a todas las edades. Los más pequeños sueltan ocurrencias encantadoras, mientras que los adultos intentan “leer la mente” de los demás. En nuestras sesiones, el momento más divertido siempre llegaba cuando alguien, convencido de que su respuesta era obvia, se daba cuenta de que nadie más había pensado lo mismo.
Una de sus grandes virtudes es que se juega muy rápido, y que las risas no tardan en llegar. Además, tiene un sistema de puntuación que permite arriesgar para obtener más puntos, lo que añade una pizca de tensión estratégica.
Lo que comparten MoMo y Holy Sheep (además de su sello ATM Gaming) es una filosofía clara: ofrecer experiencias rápidas, ligeras y tremendamente divertidas. No necesitan tablero, ni grandes preparativos. En ambos casos, en menos de cinco minutos estás jugando, entendiendo las reglas sobre la marcha y riéndote con los demás. Además, ambos tienen una edición cuidada. Están diseñados en España, impresos en Europa con materiales eco-responsables y con un compromiso solidario: el 1% de sus beneficios se dona a causas benéficas.
Si estás buscando juegos para llevarte de viaje, para sacar en una sobremesa familiar, o para animar una quedada con amigos sin tener que explicar reglas eternas, estos dos títulos son apuestas seguras. MoMo es perfecto para quienes disfrutan de juegos de velocidad mental y de palabras, mientras que Holy Sheep conecta mejor con quienes buscan reírse con ocurrencias grupales y desafíos cooperativos inesperados.

