Las reglas de Europa, las reglas de Nervión

El Sevilla ha logrado una sustanciosa ventaja en el partido de ida de los octavos de final de la Europa League ante el Fenerbahçe contado este jueves. Una ventaja lograda gracias a una buena segunda parte en la que el equipo de Sampaoli hizo lo que no pudo su rival turco, materializar su superioridad con goles. Vino esa segunda parte mejorada del conjunto sevillista gracias a importantes retoques en el equipo tras una primera mitad infame. Esta vez supo rectificar el argentino un nuevo planteamiento dudoso, con cambios de posiciones continuas, con anomalías constantes en la salida de la pelota, y con la salida de Jordán en la segunda mitad y menos dinamismo alocado el equipo mejoró bastante. Puso en definitiva Sampaoli algo de cordura a su propio equipo, con defensas haciendo de defensas, con centrocampistas haciendo de centrocampistas, y con Nervión haciendo de Nervión. Porque no cabe duda que el Sevilla es otro en su casa y en su competición, la Europa League. Ambas tienen algo de magia, algo especial que se le mete por las venas a los futbolistas nervionenses y es capaz de elevarlos a otra dimensión de rendimiento. Tiene algo también hasta de ínfulas en el rival, porque el Fenerbahçe, que bien pudo adelantarse con un gol o más de uno en la primera mitad (bien por Dmitrovic), no acertó y luego se empequeñeció ante el sentido común en el juego sevillista.

Tiene eso de especial Europa para el Sevilla y debería sentirse como en la competición europea siempre, para que Jordán sea este Jordán y no el del Metropolitano, para que Nianzou se olvide de sus regalos, que los sigue haciendo, y potencie su anticipación, para que Bryan Gil sea eléctrico y no un defensor perdido, donde Lamela sea el jugador vertical que debe ser y hasta para que Sampaoli logre adaptar su modelo al equipo, y no el equipo a su modelo. Así, a lo mejor, el Sevilla podría ser capaz de asentarse de una vez por todas en LaLiga y, quién sabe, seguir avanzando en su competición, la Europa League, donde el Sevilla impone sus propias reglas. Por mal que esté. Europa es Europa y Nervión es Nervión.