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Ángel Haro y López Catalán, y el ‘bendito marrón’ de la renovación de Pellegrini

Haro y Catalán, en una comparecencia de prensa.. Kiko Hurtado
  • Los dirigentes cumplen una década que empezó ominosa y acaba prodigiosa

  • Catalán y aquel mensaje a sus amigos sevillistas: "Me dicen 'mamón, al final lo has conseguido'"

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SevillaParece que fue ayer por la tarde, pero diez años han pasado ya desde el advenimiento del nuevo Betis. Hoy, 23 de septiembre, se cumple una década del triunfo de Ángel Haro y José Miguel López Catalán en la asamblea general de accionistas que cambiaría definitivamente el rumbo del club verdiblanco. Una década que empezó ominosa y acaba prodigiosa, con un balance deportivo de un título de Copa del Rey, una final de Conference League y un repóker consecutivo de clasificaciones europeas inédito en su historia que convierten a Haro en el mejor presidente de la ídem con los números en la mano. Ambos protagonistas, que han revivido la efeméride este lunes en ElDesmarque en una amplia entrevista, han abierto la puerta de la historia bética con una llave maestra: Manuel Pellegrini. Desde su llegada, la película deportiva cambió y, con ella, el alma de un equipo insolvente, disperso y por momentos despersonalizado. Y a Pellegrini lo contrataron ellos. Ni yo, ni mi vecino, ni un nota de Palencia. Ellos lo lograron, ellos lo han ido teniendo contento y ellos tienen ahora ante sí el bendito marrón de gestionar la renovación del técnico chileno. Marrón no por nada, sino por el contexto en el que ahora se afronta. Hasta la presente, todas las renovaciones de Pellegrini las ha provocado y manejado él con maestría. Las merecía, seguro, aunque había poco que decir por parte de los dos directivos: lo tomas o lo dejas. Aquí y ahora, y en las condiciones que yo diga. Si no, le decís vosotros al beticismo que no puede ser y que vais a buscar a otro. El chileno ha marcado siempre el tempo de las negociaciones, desde una posición de fuerza y haciendo valer lo hecho con los mimbres que le daban.

El milagro de Pellegrini y el crecimiento del Betis

De hecho, aquí hemos referido en muchas ocasiones la importancia del milagro de Pellegrini. Sucesivamente ha ido sacando mucho más de lo que a priori podían dar de sí plantillas más o menos buenas, si bien con evidentes lagunas. En algunas temporadas, sangrantes. Eso es el evangelio. Por otra parte, también resulta evidente que durante ese proceso el club ha ido creciendo al ritmo marcado por el entrenador y su ambición, hasta el punto de haberle dado este verano la que probablemente es la mejor plantilla puesta nunca en sus manos.

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Por medio, un desgaste brutal, porque, no nos engañemos, no supone un trago fácil para un directivo tratar con una figura del banquillo de la dimensión de Manuel Pellegrini: inapelable en sus pretensiones, férreo en sus convicciones y duro en sus quejas. Este verano, al contrario que casi todos los anteriores, el chileno no ha forzado su renovación. Puede ser por su latente deseo de coger las riendas de la selección de su país, porque no se sentía en posición de fuerza tras perder la final de la Conference y algunos errores suyos que escocieron mucho la pasada temporada, o qué se yo.

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Oferta rechazada por el chileno

Haro y Catalán tomaron la iniciativa en junio, quizá conscientes de que en ese momento ellos sí podían estar en mayor posición de fuerza, quizá por la confianza en el plantel que iban a poner en sus manos, o qué se yo. Le hicieron una oferta, pero Pellegrini les contestó que se peinaran para atrás. El Ingeniero, que cobra un generoso salario de técnico de Champions League que ha ido creciendo progresivamente en el Betis, se ve que quiere más y confía en demostrar que lo merece. Y Haro y Catalán, junto a sus responsables de lo deportivo, se comerán el marrón de gestionarlo. Darle ya las llaves de oro del castillo, cuadrando económicamente el puzzle y apencando con todo lo que ello conlleva. O atreverse a una pirueta demoniaca y buscar un sustituto que reabra otro futuro, con la misma o más luz, o vuelto a la oscuridad deportiva. Marrón, sí. Pero bendito.