En manos de un amateurista no, en manos de un amateur

El Sevilla ha caído goleado ante el Atlético de Madrid con toda justicia y cabría decir que casi con clemencia, porque de haber querido el equipo colchonero pudo haber completado una goleada realmente histórica ante un conjunto absolutamente desarbolado, sin corazón ni cabeza. Sin plan. Fueron seis los que le cayeron al Sevilla, y a medio gas. No tuvo ni que apretar el equipo colchonero para encontrarse con ocasiones, oportunidades, para encontrarse un equipo rendido a sus pies. Un equipo que a día de hoy no tiene dirección capacitada. Un equipo que a día de hoy tiene una dirección que resta más que suma. Un equipo que a día de hoy debe plantearse ya el cese de su técnico, Jorge Sampaoli, si quiere mantenerse con vida en Primera división y si quiere tener un futuro, del color que sea, pero un futuro deportivo.

Un planteamiento infantil

Jorge Sampaoli ya ha dilapidado todo su crédito como resucitador del equipo sevillista, y ahora va camino de dilapidar también su crédito como entrenador nervionense, sino lo ha hecho ya. El que firma estas líneas opina que sí. Después de su pérdida de papeles la última jornada ante Osasuna, ante el Atlético de Madrid dejó claro que no tiene brújula ni guía, que no sabe manejar las piezas, que no sabe ni cómo plantear los partidos, y que a la mínima que enfrente hay un entrenador o un equipo decente, evidencia sus vergüenzas. El planteamiento en el Metropolitano fue cuestionable de inicio, pero sobre todo fue indignante a los 5 minutos, cuando Simeone entendió la fragilidad del plan sevillista, ese que situaba a cinco jugadores atrás ante un solo delantero, ese que dejaba a un mediocampo de dos piezas abiertas ante cuatro atléticos, ese que alejaba a extremos de sus compañeros con y sin balón. Apenas una decisión de Simeone bastó para que Sampaoli supurara, para que el Sevilla quedara en ridículo. Retrasó a Griezmann unos metros, superioridad en el centro, jugadores que se incorporan en velocidad ante una barrera estática, y listo. Ocasiones, espacios, superioridades, goles...

Sin cambios

Debió gustarle bastante al técnico argentino, al amateurista o amateur, Sampaoli, el funcionamiento de su equipo, colectiva o individualmente, porque no hizo cambios hasta la hora de partido, uno, de Óliver por Suso. Las continuas pérdidas de Jordán, las malas elecciones de Rakitic, la irregularidad de Suso, ni siquiera un 2-0, ni un 3-1 fueron motivos suficientes para que el técnico argentino cambiara el paso de su equipo. Lo peor de todo fue que, con el encuentro ya perdido, el Sevilla ya goleado, realizó cambios de trámite y no quitó a Pape Gueye, uno de los que tenía amarilla, uno de los que podía ser expulsado y causar baja. Made in amateurista, perdón, amateur.

Pape Gueye, En Nesyri... ¿suficiente para la esperanza?

Con esta dinámica, con esta dirección, salvo que el entrenador vea una luz que lo ilumine y su incapacidad actual torne en habilidad, lo positivo en este Sevilla a día de hoy es la esperanza que ofrecen rendimientos contados. El de Pape Gueye, que pese al ridículo general firmó un gran partido, ofreciendo una asistencia de la nada para el 2-1, dando una oportunidad de resistencia con el 4-1 provocando un penalti. Y el de En Nesyri, que aprovecha lo poco que genera el equipo y sigue a lo suyo, marcando.

Sampaoli ya no suma

El Sevilla debe plantearse desde ya otro rumbo, otro cambio del timón, otro cambio de entrenador. Sampaoli levantó algo al equipo, cuando recuperó efectivos, pero ahora lo hunde. Ha perdido el crédito de sus propios jugadores que más allá de papeles tirados al césped no entienden sus planteamientos en muchas fases de los partidos. Ha perdido todo lo que ha conseguido. Se ha convertido en un elemento peligroso en este curso complicado.