Pérdida de papeles

El Sevilla acumula ya bastantes días, semanas, meses, partidos, incluso temporadas de auténtico desquiciamiento. El Sevilla de Lopetegui que sumaba clasificaciones Champions acababa los últimos cursos totalmente alocado. Luego ha llegado Sampaoli a un equipo hundido que sigue sin sacar la cabeza y que, sobre todo, sigue desquiciado. Se desquicia por dentro, se desquicia por fuera. Está bien que de vez en cuando se añadan revoluciones al equipo, lo que no es normal es que el equipo esté siempre revolucionado. Y el Sevilla vive revolucionado, desquiciado. Lo bueno que dan las revoluciones de más, las revoluciones lo quitan. El partido de este domingo del Sevilla ante Osasuna es un ejemplo de cómo descarrilar un partido, de cómo no ejercer control sobre el mismo, y es una tónica ya en este equipo de Sampaoli. El argentino vive alocado en la banda, suma tarjetas un partido sí y otro también, y lo transmite con sensaciones y decisiones al campo. Más allá de que con el planteamiento Arrasate le dio un repaso a Sampaoli en la primera parte, que bien pudo acabar con una derrota más abultada para el Sevilla, consiguió el equipo hispalense llegar al tramo final del partido con 2-2. Y he aquí con el campo volcado, con el equipo volcado, con una posible remontada al alcance de la mano, interviene el entrenador, interviene Sampaoli. Cambios que no entiende nadie, cambios que el equipo no precisaba, cambios que descolocan al equipo, cambios que empeoran y frenan ese ánimo sevillista en busca de la remontada. Cambios que dejan huecos por cambios de posición que cuestan goles. Son ya varios partidos en los que los jugadores escenifican en el terreno de juego ese desquiciamiento al que somete el entrenador a su equipo. En Vitoria en la Copa ante el Alavés Rakitic indicaba a sus compañeros que no echaran ni cuenta a las indicaciones de la banda. No ha sido la primera vez que lo ha hecho el croata. En el Camp Nou Jordán deambuló con un papel dado por su técnico para que el equipo se desmoronara, viendo el resultado. Ante Osasuna Acuña tuvo que intervenir entre Óliver y Gudelj para tirar al césped otro papelito de Sampaoli. Eso es el Sevilla a día de hoy, una pérdida de papeles. Una mejora de muchos rendimientos en el equipo no suman como para que colectivamente se dé un salto real, como el que podía haber dado el equipo hispalense este domingo en LaLiga. Y el entrenador dando papeles a los jugadores en pleno partido. ¿Qué papel es el suyo?