LaLiga Santander|Jornada 30
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Pedri 72´
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0
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El Sevilla de las batallas perdidas

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Lucas Ocampos ante el FC Barcelona. Cordonpress
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El Sevilla se ha convertido en ese equipo que pierde todas las batallas. Planta cara, siempre planta cara, lo pone difícil, pero a la hora de la verdad, a la hora clave, en el momento justo, determinante, el Sevilla cae. En Barcelona ha caído, ha vuelto a caer. Y como caído dimite de otra batalla. Ya lo había hecho de la carrera por LaLiga por una segunda vuelta insuficiente, ahora con la derrota ante el conjunto azulgrana también parece hacerlo de la segunda plaza, aunque se mantiene empatado con Atlético y Barcelona (con un partido menos). Y por detrás aprieta el Betis. Las batallas se pierden por detalles. El detalle lo tuvo Pedri para desnivelar el partido. Pero cabe decir que el Sevilla no tiene ningún tipo de esos detalles, y juega a eso. Juega el Sevilla de Julen a tener de su parte los detalles. No va descarado arriba, no genera muchas ocasiones, en el Camp Nou no lo hizo, pero se defendió más o menos bien hasta que en la segunda parte se vio más arrinconado. Si una chispa, sin eficacia arriba, con un frío Martial, un Ocampos disparatado y sin gol, es imposible ganar partidos por detalles, y menos ante el Barcelona, o ante el West Ham... Y así se van cayendo las ilusiones del curso, una a una, por una interpretación insuficiente y poco adaptada a las circunstancias actuales del Sevilla. El Sevilla ofreció un buen nivel en la primera mitad para poder frenar al Barcelona, ese Barcelona que llegaba lanzado ofensivamente y que tuvo que emplearse a fondo para encontrar huecos por donde hacer daño. La recuperación de la pareja Diego Carlos-Koundé, aunque Gudelj dio buen nivel en defensa, ofrece mucha seguridad atrás en duelos uno contra uno y en los espacios, y el Sevilla se sintió así incluso cómodo en situaciones incómodas, en las que Aubameyang buscaba los espacios, Dembele el uno contra uno metiendo pelotas al área o Ferran buscando el fuera dentro a por el disparo. Cuando la pelota llegaba al área, que llegó, sobre todo a través del francés por la derecha o por creatividades de Pedri creando líneas de pase, el equipo nervionense respondió bien individualmente. Por ahí, cuando no tuvo la pelota y el Barça achuchaba, se plantó bien el Sevilla, que tuvo que lamentar apenas un par de ocasiones y ninguna de escandalosa claridad. Eso las fases en las que el Barcelona superaba fácil la presión y se plantaba en campo contrario. Pero el Sevilla también tenía criterio con la pelota. Jordán, Rakitic y Gudelj, sobre todo el catalán, estuvieron muy fríos con pelota, El conjunto de Lopetegui, con esa frialdad, construía con balón las jugadas hasta llevarlas a zonas de peligro, hasta llevársela con cierta comodidad a Ocampos, Martial o Lamela. Y ahí solía venir el problema y la explicación por la que el Sevilla se fue al descanso con un bagaje de cero disparos, fuera o a portería. Los dos argentinos, que ayudaban con el juego de espaldas, estuvieron poco definitivos en uno contra uno o en la fase final de la jugada. El francés, directamente, no generaba peligro. Y además estuvo bastante laxo en la presión, en la primera presión, algo que Lopetegui se encargó de recordarle continuamente desde la banda. El francés parece ser demasiado frío para la concentración superlativa que exige el técnico sevillista desde que la pelota está en los pies del portero rival. La segunda parte se marchó poco a poco los extremos. A los extremos en cuanto al juego del Barcelona, que arrinconó más y más al Sevilla, y en cuanto al equipo nervionense, que pasó de intentar crear a esperar opciones a través de los espacios, a través de la contra. El equipo de Julen se extremó en ese plan de partido. Casi siempre renunció a tener la pelota y buscó jugar rápido, buscar la contra en dos, tres toques, opción que no era mala, salvo si se ejecuta por sistema. Esa obsesión propició que la pelota estuviera casi siempre en pies de los catalanes, y eso era peligro. Peligro a través de Dembele, a través de Ferran o sobre todo a través de Pedri, que fabricó un golazo espectacular para tumbar la balanza del encuentro. En el Sevilla no había esas genialidades, ni siquiera había eficacia, porque los ataques de Martial, de Ocampos, de Lamela hasta ser sustituido... acaban en nada o en tiros inocentes, sin peligro para Ter Stegen. Con el 1-0 se fue algo más a la desesperada el equipo de Lopetegui, con Rafa Mir y En Nesyri en el campo, con Tecatito, con los laterales más altos, y generó algunas aproximaciones al área culé. Pero las decisiones en esos metros finales eran equivocadas cuando no absurdas, sobre todo por parte de Ocampos, que estuvo extremadamente mal sin que Lopetegui lo eligiera para dar entrada a otro jugador.