Al Athletic Club le tocaba hacer este sábado de ese visitante incómodo que aparece en la fiesta cortando de golpe el rollo. Tras vencer al Levante UD los de Garitano visitaban al CA Osasuna justo el día en que los navarros celebraban su Centenario y reestrenaban un flamante campo de El Sadar. Quien más quien menos esperábamos que la tarde se pareciese a cuando Kill Bill (David Carradine) visitó el ensayo de boda de Uma Thurman y armó la de Dios es Cristo... Pues no. Los brotes verdes atisbados en San Mamés ante los granotas han aparecido en el trámite, pero no en el resultado. Derrota por (1-0) en un tonto penalti de Capa que Rubén García anotaba en recta final. La cuarta derrota en seis partidos, la paciencia se exprime, hay desazón por la forma. Similar a la de Mendizorrotza ante el Deportivo Alavés... Osasuna no ganaba en El Sadar a los rojiblancos desde el año 2012, y hoy no lo han merecido, ha sido el Athletic el que lo ha tirado por la borda. Ha sido un dominar sin happy end. Al final, encima, lo de casi siempre, a sacar a todos los chavales a la desesperada. Justo lo que repatea a la afición. Las RRSS arderán un día más... El técnico rojiblanco es poco amigo de hacer cambios cuando las cosas van bien. Eso ya es un axioma. Así que calcaba el mismo equipo que saltaba hace una semana en La Catedral. Y aunque el juego fue como la piedra pómez, los visitantes estuvieron claramente por encima en el primer tiempo. No engaña a nadie Jagoba Arrasate que desde el primer momento pidió máxima intensidad a los suyos. Aspectos como un par de tarascadas a Rulo, la presión alta o dejarle sacar el balón jugado a Yeray marcaron el cuaderno de bitácora de los rojillos. Pero el Athletic tampoco se cortaba, pese a varios resbalones, marcó territorio con un obús de Berenguer desde la frontal que obligó a hacer un paradón al meta Sergio Herrera. Pese al alto voltaje del choque no es que se generasen demasiadas acciones de peligro. El derbi transcurría con el guion previsto: chocamos, me empujas, te tiro, la envío en largo, etc... Aridane incluso resultaba lesionado, así que el colegiado Cuadra Fernández se puso a sacar tarjetas como si tuviese muelle. Hubo 17 faltas y 4 amarillas en esa primera mitad. Fue un primer tiempo tan peleado como tedioso, pero en el que sí es cierto que el Athletic estuvo un punto por encima de los locales, que es justo recordar que tenían muchas bajas. Las únicas aproximaciones de calado fueron todas vizcaínas; alguna de ellas anulada por fuera de juego que no fue. Que todo hay que decirlo. Si alguien pudo marcar fueron los de Garitano. Y ninguno acabó así, lo que indica es que lo que ocurra luego es como abrir la caja de Pandora. O sale bien o sale mal. Y la tendencia de momento es negativa. Con los mismos protagonistas el choque retornaba a su sintonía del Orfidal, un homenaje al bostezo pese a momentos de dominio de los que vestían de gris con el uniforme pijama. De hecho el primer buen remate fue de Raúl García, aunque ese balón era difícil pillarlo en un escorzo aéreo. Varios córners consecutivos volvieron a demostrar que el Athletic mandaba en sensaciones aunque sea generalmente incapaz de sacarles rédito. Sean directos o en modelo 'gilicórner' la verdad es que dan para un tratado de Freud. Son tan poco provechosos como llover sobre mojado o la tetilla de un hombre, que decía un viejo refrán. El partido pedía relevos porque Osasuna, pese a su flojo papel, se estaba creciendo. Lo lógico si el partido está abierto en cuanto al marcador y juegas en casa. En el 78' entraba Villalibre por Williams, pero los ojos saltaron de las cuencas al ver al trencilla pitar un penalti de Ander Capa a Kike Barja, tan absurdo como claro, que Rubén García transformaba engañando a Unai Simón. Pese al carrusel final de cambios de chavales ahí murió el partido y la ilusión. Con 6 puntos de 18 y cierta contumacia en decisiones el ambiente está cargado. Dos partidos le quedan por delante al Athletic antes de que la competición vuelva a detenerse por los compromisos de selecciones. El primero el próximo sábado, 31 de octubre, en San Mamés, con nueva hierba por cierto, ante el Sevilla FC (16.00h.). Posteriormente los de Garitano deberán desplazarse hasta Pucela donde se medirán el domingo 8 de noviembre al Real Valladolid en Zorrilla, se supone, que a las 18.30 horas. Al menos de momento.