El Sevilla quiere bronce

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Correa celebra con sus compañeros el 1-0 del partido.
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El Sevilla quiere el podio, quiere la tercera plaza y va a por ella. Quizás no con su versión arrolladora, ni con su versión brillante, ni con su versión excelsa. Pero el Sevilla ha ganado este jueves al Celta en un partido complicado y se ha igualado a puntos con el Atlético de Madrid, que pinchó ante el Villarreal. No recuerda demasiado el equipo de Sampaoli a ese de la primera mitad de la temporada. No es tan dominador, no es tan solvente, pero ha sacado 10 puntos de 12 y se ha subido a las barbas del equipo colchonero. Ante el Celta, el Celta del candidato Berizzo, sufrió, lo peleó y lo ganó. Siempre quiso, y ahí no cabe ningún debe, pero sigue teniendo ocasiones que no concreta. Hasta tres palos lamentaron los locales, además de otras oportunidades. Pero el Sevilla sacó adelante el partido, con superioridad en la segunda mitad por la expulsión del Tucu, y agradeciendo también los minutos de Nasri, que en la segunda mitad volvió, esta vez sí, a su mejor versión. Un disparo al palo y una asistencia decisiva para que el equipo nervionense sumara los tres puntos cuando más apurado se veía. También ha encontrado el equipo de Sampaoli un buen argumento en Correa, que se ha convertido en fijo en el tramo final de la temporada y con partidos como el de este jueves lo seguirá siendo. Y con eso, con empuje y fases irregulares del partido, se permite seguir avanzando y sumando, para consolidar la cuarta plaza, cada vez más cerca, y aspirar a la tercera, a tiro de piedra. Sin estar en su mejor momento, compite, y es una garantía para cerrar una buena temporada. La presentación del Celta de Berizzo en el Sánchez Pizjuán fue buena, pero poco a poco fue volteando la situación el Sevilla  La presentación del Celta de Berizzo en Sevilla fue buena. Apretó arriba, presionó, incómodo, robó y tuvo ocasiones. Sorprendió al Sevilla, en definitiva, con una fórmula ya conocida. Desde que lo hiciera el Éibar, el Athletic, el Leganés... ya todo hijo de vecino se siente capaz de abortar las operaciones y planteamientos de Sampaoli, y a veces lo consiguen. En los primeros 15 minutos el Celta fue mejor y manejó la pelota. Fue lo que tardó el Sevilla en voltear la situación, al menos en juego. Pasó a la acción precisamente con la misma arma, la presión. Intentó conservar la pelota, jugar en campo contrario y poner en apuros a los gallegos. El partido, poco a poco, muy poco a poco porque había igualdad, fue cayendo del lado nervionense. Con más presencia en campo rival, con más remate (Iborra al poste, Jovetic al lateral), con más llegada, con más desequilibrio (Correa). El partido, con todo, era de pelea. El Celta luchaba, presionaba y el partido tuvo muchas interrupciones. Ganso aparecía a ratos, porque el ritmo del partido era alto, aunque alguna vez desequilibró, como en un taconazo a Mariano que luego acabó en mal remate de Correa. En definitiva, el partido era serio, de dos equipos hechos y competitivos, aunque el Sevilla parecía tener más querencia por el encuentro y además tuvo la suerte de que Gil Manzano no considerara penalti una mano de Iborra en el tramo final de la primera parte. La segunda parte vino marcada por 10 minutos con dos goles y la expulsión de Hernández, que permitió al Sevilla jugar cómodamente con la posesión y gozar de hasta tres remates al paloLa segunda mitad comenzó realmente animada y además con goles. El primero, a los pocos minutos de la reanudación, de Correa, en una acción individual magnífica que terminó, tras zafarse de varios rivales, con un remate en el área que adelantó al equipo nervionense. El segundo, el del empate, en un penalti un tanto absurdo de Lenglet por agarrón a Guidetti. Aspas anotó despacito por el centro y ni celebró el gol por consideración con la afición nervionense. Y siguieron ocurriendo cosas en el partido sin solución de continuidad, porque tras el empate llegó la expulsión del Tucu Hernández, que no calibró bien y cometió una falta imperdonable cuando se tiene una amarilla. Diez minutos de frenesí y luego otros de paréntesis. Sampaoli empezó a mover el banquillo. Sacó al campo a Nasri por Sarabia y luego a Ben Yedder por Jovetic. El Sevilla, ante un Celta con diez, movía la pelota, pero de forma previsible y hasta algo lenta con el galo en el campo. Eso sí, cuando la pelota merodeaba el área o intervenía Correa, las jugadas adquirían un carácter definitivo. El argentino se desataba en carrera y en connivencia con Jonny le dejó en bandera el gol a Escudero, que se estrelló con el palo (el segundo). Y tuvo más protagonismo tuvo el mismo palo, el larguero, porque con él se estrelló Nasri en un gran disparo. Lo cierto es que el jugador cedido del City se convirtió en peligroso cuando empezó a actuar más arriba, en el área. Tuvo ese disparo, algún pase peligroso y luego una gran asistencia tras el uno contra uno en el costado. Su pase lo punteó con calidad y acierto Ben Yedder, que hizo el segundo para el Sevilla cuando Nervión empezaba a impacientarse. Con el marcador a favor, cuando más fácil parecía el camino del Sevilla, el camino ofreció obstáculos. O se los fabricó el mismo equipo nervionense, porque con uno más se dejó comer terreno e incluso sufrió en algunas llegadas del equipo gallego, que demostró con sus cambios (Bongonda y Beauvue salieron al campo) que no se daba por vencido. El partido, en todo caso, no varió. Sumó el Sevilla los tres puntos, que era lo que necesitaba, y empieza a encontrarse cómodo en esa versión competitiva, no tan brillante, que le va a dar salvo catástrofe para la cuarta plaza y puede que para la tercera.  Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com