Un pelele
Así vivimos el Barcelona-Sevilla
El Sevilla de Sampaoli es un pelele, un muñeco de trapo al que descose cualquier equipo, ya si es el Barça lo destroza. El pelele de Sampaoli ha ofrecido este miércoles en el Camp Nou una de las peores imágenes del Sevilla en los últimos años. El conjunto nervionense, otrora adalid de virtudes, hoy es una amalgama de defectos, de carencias, de errores. El proyecto del técnico argentino se está derrumbando. Y lo que ocurre noviembre de nada vale si no se refrenda en abril, mayo. El Sevilla de Sampaoli jugaba con armas de fuego cuando era el tiempo de las espadas, y saca romas navajas cuando es tiempo de cañones. El equipo, en lugar de crecer, está empequeñecido, como su director, o directores de orquesta, alocados, erráticos, ilógicos. El balance de las temporadas debe ser general, a lo largo del tiempo, pero para explicar la caída de este equipo es imperioso analizar la pésima gestión y dosificación del equipo, que llegado el momento clave no tiene nada que ofrecer. Los múltiples abrazos de los sevillistas a los barcelonistas en el túnel de vestuarios parecían presagiar la nula oposición que ofrecerían en el campo. Ante el Barcelona, Sampaoli volvió a recurrir a un sistema ultradefensivo, metido en su campo, con cinco defensas y sin ningún delantero puro, solo Correa arriba para intentar cazar contragolpes, sin un equipo planteado para contragolpear. Acumuló futbolistas atrás, en el medio, pero sin que el equipo tuviera trabajado el sistema defensivo, un plan. Eran jugadores, cual futbolín, situados en línea que eran tan superables como blandos. A los dos minutos ya pudo marcar Messi, pero caerían más tarde para poner en evidencia, antes que las virtudes azulgrana, la desastrosa defensa sevillista. El primer gol se origina en una salida a destiempo de Lenglet, que ni mide ni sabe dónde debe salir a la anticipación y dónde no. Evidentemente ante Messi, no. Salió el francés a lo loco y le dejó el carril del 8 al mejor 10. Defensa blanda, carrera insuficiente y el argentino se metió en la cocina para asistir. Luego Mercado, más mal que bien, rechazó y Luis Suárez hizo el resto de chilena. Fue el inicio del caos. El Sevilla apareció en el Camp Nou sin plan, sin argumentos, sin ejecución y con una defensa, con muchos efectivos, eso sí, que no sabían cómo defender el ataque azulgrana Hasta entonces el Sevilla se había mantenido, con una ocasión clara, de N'Zonzi, por el mero hecho de la artimética, es decir, por el marcador 0-0. Cuando cayó el primero, vinieron los demás. La defensa hizo aguas, los defensas no sabían donde acudir, la organización entre pivotes y centrales ni existía, y la pelota Nasri ni la olía y el Sevilla no la tenía. Apareció Messi en dos ocasiones para penalizar la nefasta colocación de la zaga sevillista. El Barcelona ganaba casi andando y aprovechaba un muy deficiente planteamiento de Sampaoli. Se puso 3-0 sin hacer sangre, presionando, tomándose el partido de verdad, en serio y aprovechando, claro las virtudes de sus geniales futbolistas, que aumentaron las deficiencias sevillistas. Mercado, Lenglet, Nasri, N'Zonzi... ni aparecían ni parecían querer aparecer. Ocultos en la mediocridad en la que se ha convertido el Sevilla, de la que se contagia hasta Sergio Rico, que pudo hacer más en varios de los goles.
La segunda mitad de un partido tan decidido y sentenciado no albergó demasiadas sorpresas. Sampaoli intentó arreglar el estropicio con un par de cambios, dando entrada a Sarabia y Kranevitter por Mercado y Nasri, no se sabe cuál más nefasto. Y claro, el Barcelona bajó algo los brazos, bajó el pistón físico y dosificó esfuerzos, incluida la entrada de Alcácer por Suárez, síntoma inequívoco de en qué pensaba Luis Enrique. Con el Barcelona más relajado, el Sevilla aparentó activarse en el partido y recuperarse algo, sobre todo a través de Sarabia, que protagonizó las ocasiones más claras a través de sus remates. El estado y el momento de forma del Sevilla no solo da a día de hoy para entender que la tercera plaza es harto complicada, da que pensar también sobre la pelea por la cuarta plazaPero ni siquiera el gol encontró el Sevilla. Claro que no hubo delantero nato en el campo hasta el último cuarto de hora. Sería casualidad. El caso es que el partido se agotó con poca más historia. El Barcelona ya la había escrito y el Sevilla no tenía nada que contar, nada bueno, porque para colmo Vitolo se autoexpulsó para perderse el vital partido ante el Deportivo del sábado. El equipo nervionense se deshace como azucarillo en el agua de la segunda vuelta. Se le fue la pelea por la Liga, se le está yendo la tercera plaza y veremos si es capaz de mantener la cuarta. De momento tiene 7 puntos de ventaja, pero más tuvo sobre el Atlético. Y no es una cuestión numérica, es cuestión de rendimiento. El Sevilla a día de hoy no ofrece nada, no tiene plan, no tiene argumentos futbolísticos, no tiene jugadores que ejecuten, no tiene piernas para tener presencia, ni planteamientos para incomodar a los rivales. El Sevilla a día de hoy es cuarto, un pelele que ocupa la cuarta plaza y que si no reacciona, si no se convierte en un equipo de verdad, con un entrenador de verdad, puede que deje ir toda la bolsa de puntos lograda en la primera vuelta. Es el momento de ver la solidez o la debilidad de este proyecto, que a día de hoy está derrumbándose. Todos los resultados en resultados.eldesmarque.com
