Jose Iragorri, fulgor en la Universidad
Juanma Iturriaga: "Lo de 1984 fue la leche, primero fútbol y luego Kung Fú"
Isma Urzaiz: "Sería la bomba ver ganar la Copa junto a mi hijo"
La Otxoa: "Si el Athletic gana me ducho en Canaletas en calzoncillos rojiblancos"
1977 fue el año de la explosión del punk, con el advenimiento de los 'Sex Pistols' en Londres, pero también fue el año en el que la Facultad de Ciencias de la Información de Leioa acogió el primer curso de la primera promoción de periodistas de Bizkaia. Tras depender de Barcelona, ahora la 'cantera' salía de casa. Entre aquellos pioneros destacaba un chaval espigado que más tarde llegaría a ser un referente de la la radio y de todos los athleticzales, Jose Iragorri, nombre que hoy ostenta la sala de prensa de San Mamés. Con el de Etxebarri compartía aula Luis María Pérez, más conocido como 'Kuitxi', que casualmente había sido rival de 'Hoss' en los terrenos de juego. "Jose destacaba en el Firestone, filial por el que había pasado incluso Txetxu Rojo", recuerda, "y yo estaba en el del Portu. Disputábamos la Copa Radio Juventud, una eliminatoria a partido único disputado en el campo de la carretera de Arratia. Tres goles a cero, eliminados. Iragorri, ariete rojillo, cual meteorito, nos desintegró al superar en el salto a nuestro portero, Susilla (hijo del mítico portero y entrenador Martín Susilla) con un testarazo brutal. Aquel recuerdo es imborrable", nos dice. Ambos terminaron unidos durante cinco temporadas en SAN INFORMANDO, el equipo de fútbol de la Facultad de Periodismo. "Hoss y yo compartimos aula durante los cinco años de carrera. Y muchos partidos de fútbol. Con muchas facultades... y también ´Inter-universitarios´, campeonatos de futbito. Muchas risas. Mucho cariño. Tanto amor... ¡y no poder hacer nada contra la muerte!", lamenta hoy con congoja. Ha pasado el tiempo, la 'Voz del bacalao' nos dejaba el 30 de mayo del 2014, pero los recuerdos siguen vivos, al igual que el cariño. Con motivo de la final de Copa y del primer aniversario de Jose, 'Kuitxi' brinda a ElDesmarque Bizkaia y a sus lectores un precioso artículo que rememora aquella época de finales de los 70, aderezada por un documento gráfico inédito de los ocho amigos de la Universidad. De Jose Iragorri, no el pescador de bacalaos que, con su mágico ´anzuelo´ rojiblanco, ´enganchaba´ a audiencia de Radio Popular, debilitando, con nocturnidad y alevosía, su corazón de león, sino ´el nuestro´, aquel que recibió todo nuestro calor mientras nos obsequiaba con el encanto de su presencia, me quedan aquellas fotografías de una mañana luminosa en la Universidad, una camiseta con su estampa de JOSE IRAGORRI: FULGOR EN LA UNIVERSIDAD. Futbolista a pierna cambiada, dos medallas de oro correspondientes a los dos primeros campeonatos de fútbol (78/79 – 79/80) que sobre el verde-ceniza del estadio del Campus conseguimos con la camiseta de la naranja mecánica de ´San Informando´, una preciosa placa con futbolista del ´Ajax´, micrófono vibrante y nombre de guerra, ¡Kuitxi!, varios folios llenos de elogios hacia su simpatía, liderazgo y habilidad, un retrato de mi cabello rizado ´robado´ por su lapicero en plena clase… y el recuerdo imborrable de lo triste que fue escuchar que ya no volveríamos jamás a tenerlo entre nosotros. Subía todas las mañanas hasta aquella entrañable Universidad de “Lejona”, cuya Facultad de Periodismo, terreno colonizado que tantas guerras nos obligó a librar contra los ´militares´ de Medicina, servía a José Iragorri de vivienda. Abría la puerta rojiblanca de su hogar, encendía la luz del sol, y el estudiante de ´Ciencias de la Información´, ¡aquel futbolista casi mágico!, me miraba –yo creo que cariñosamente-, haciéndose el remolón, desde aquella fisonomía con estructura de gigante y collarín blanco al cuello sosteniendo sus cervicales maltrechas en un ´choque´ de Fadura defendiendo la ´zamarra´ gualdinegra del Getxo. Me acercaba hacia él: seguía mirándome. Yo trataba de entender, y de inmediato entendía: reclamaba mis ´caricias´, mis palabras ´infantiles´ de futbolista en progreso, de escritor en formación, mi ilusión desbordada. Luego se desperezaba: estiraba sus músculos, como sólo los futbolistas que habían militado en el ´Alirón´ de la cantera de Lezama saben hacerlo, y dejaba a punto sus articulaciones. Luego de partidas de mus en el bar de la ´´Uni´ y tortillas de patata donde ´La Viuda´, que, de blandas, crudas, o poco hechas que estaban, “habría que tomar en vaso” (según ironizaba ´Tiri´, eslabón necesario que del colegio de los Hermanos de La Salle de Sestao llegó para que el nombre de ´Kuitxi´ perdurara), clases en aulas enormes, inhóspitas, sin pupitres y llenas hasta la bandera, con las bolsas de deporte del Mundial de Alemania colgando del hombro, capitaneados por él, por José Iragorri, ´Hoss´, los, despectivamente, llamados “futboleros” por las y los periodistas mediocres del futuro (Edurne Uriarte liderando con su mirada turbia el futuro batallón periodístico español: “ESPAÑA, PATRIOTISMO Y NACIÓN”. Edurne Uriarte Bengoetxea. 2003. Espasa Calpe) salíamos juntos al ´exterior´. Recorríamos pasillos, doblábamos esquinas… hasta encontrar un recodo cálido. Nuestro hotel de concentración previa a uno de aquellos partidos vespertinos en los que, con cuchillos, sables, floretes y puñales tales como ´Ferrutti´, Peñalba Gisasola, Serrera (subdirector del ´Diario Montañés´), Goyo (Cadena Ser. Valladolid), Lolo, Kuitxi (“del ´Portu´ex-jugador, hoy su cronista”) Alberto Biota (pelotero ´caro´ de primera división), y el propio Jose Iragorri (entrenador que se alineaba a sí mismo cuando le picaba el gusanillo y tan sólo pretendía dejarlo ´bienherido´) hacíamos sangre en aquellos partidos entre Facultades que terminaban con finales épicas de ocho a cero y el ´pasto´ rojizo y quemante del estadio convertido en un reguero de sesos de los cabecillas rivales. A base de sofás, tresillos, taburetes, sillas con respaldo, imaginación, alegría y mucha fantasía, protagonizábamos imaginarios combates de boxeo. Un ring improvisado. Sin doce cuerdas. Aunque cuerda había, y para rato. Desde una esquina, ´Mattioli´ (Jaime Ugarte: Giro en Tele 5; comentarista de los encuentros del Athletic en partidos de pago; boxeo en ´el Plus´), promotor astuto, intuitivo, visionario, avivaba con destreza la meteórica ascensión pugilística de ´Ferrutti´ (Xabier Ferrero: ´Deia´ en Bilbao; ´El Mundo´ y ´Marca´ en Almería), midiéndolo a sparrings desternillantes como ´Lolo´ (Lolo Piñeiro: seda tierna en la línea medular de Gobela junto a Isaac Aketxe y Carlos Pouso). A nada que ´Lolo´ fingía tan completamente que hasta fingía que estaba ´grogy´ cuando sonado no estaba, arrojaba ´Mattioli´ al centro del cuadrilátero la toalla, y el juez y parte que él era detenía el combate. De seguido (no había ´piscinazos´ ni pérdidas de tiempo: jugábamos limpio), con la clarividencia que habría de llevarlo a lo más alto, José Iragorri visualizaba los estudios de Radio Juventud, sitos en pleno Casco Viejo del ´Botxo´, justo en el momento en el que ´Maratón´, sosteniendo con una mano el testigo del soldado griego Filípides, mito que la fascinaba, y con la otra tocando el piano en una ´olivetti´ de época, redactaba la crónica del partido que el Athletic había disputado a las cinco de la tarde en la Catedral. Crónica preciosa, legendaria, gloriosa, regalo literario abierto por la voz de un hombre, Francisco Blanco, que, acompañado por Julio Garro y una mujer llamada ´Sarita´ Estévez, capitaneaba aquellas tertulias rojiblancas de la noche de los domingos: opiniones, comentarios, polémica sosegada, voces suaves y cariñosas que mecían la cuna en la que, dormidito, soñaba el Athletic de “Iribar; Saez, Etxebarria, Aranguren; Igartua, Larrauri; Argoitia, Uriarte, Arieta, Clemente y Rojo”. Subvertíamos la realidad. Destrozábamos el orden preestablecido. Éramos unos gamberros. Jaime Ugarte coordina ´Carrusel Deportivo´; José Iragorri lo presenta; Lolo lo anima. Enviados especiales, comentaristas en todos los partidos que entran en antena así se produzca y salte la noticia… ¡Penalti en La Condomina!, ¡Gol anulado en El Helmántico!, ¡Expulsión en El Plantío!, ¡Bacalao de Jose Iragorri en San Mamés!...Y de los árbitros, qué decir: Acebal Pezón, Condón Uriz, ´a pelo´, sin ´preservarnos´ de la risa, en fin, la erótica del fútbol, los ´señores del pito´. Con pito. Sin ´reo´. No hay verdugo: no se ha inventado ´la roja´. Qué sencillo, qué simple encontrar, en aquellos años de gloria, esos trozos de felicidad que la vida nos tiene reservados: tumbarse en la hierba del mediodía, levantar la cabeza y quedarse absorto mirando al cielo… y esa sensación de inmensidad que acaba inundando nuestra inquieta conciencia… La mente, como a horcajadas sobre una escoba de bruja, volaba lejos, pero José Iragorri, ´el nuestro´, el futuro “mago de la ´Popu´” me recordaba que él y yo, y el resto que nos rodeaba, estábamos irremediablemente apegados a un planeta viejo y maltratado… La única noche que no agité las sábanas y las mantas de la cama de José Iragorri antes de que se durmiera (pero…¿es qué los periodistas duermen?)… aquella… aquella fue una noche muy triste… Yo no lo vi, me lo contaron… “Se levantó de su lecho de vida y ataviado con el ´ocho´ de Julen Guerrero su ´perla jarrillera´ se lanzó a la aventura de cruzar la delgada línea rojiblanca que separa la ´Catedral´ del ´Templo Nuevo´ y ya no volvió a moverse jamás: un rayo loco, ciego e idiota alcanzó su corazón y lo detuvo acabando para siempre con su encanto” Había luna. Al parecer, esa noche también había luna, pero esta vez no fue nuestra aliada: ni agitó su cascabel para alertar a ´Hoss´, ni un solo dedo movió para evitar la tragedia… Días después, la luna se tornó roja de vergüenza –no era para menos-, y, cobarde, se escondió. Fue entonces cuando el cielo tomó un color gris plomizo… y la mansa nieve, atraída en poesía por la voz de Gontzal Mendibil (“nuestro pueblo es una nevada de ´Junio´), comenzó a caer, abundantemente, sobre nosotros…y sobre la incierta tierra que le daba al periodista abrigo…, como en un intento, baldío, de ahogar la nostalgia que la marcha de José Iragorri, ´el nuestro´, nos había dejado. Post-Scriptum: Mientras nevaba -no lo olvidemos: “gure herria abuztuko elurtea da” (Joseba Sarrionandia)-, sentado en la sala donde esto escribí, viendo los copos caer a través de los altos cristales de la puerta del balcón, meditativo, me llegó la hora de asumir, con amargura, que, así como se dice de los gatos, no es verdad eso de que los periodistas como José Iragorri tienen siete vidas. Ni siquiera seis. Ni cinco. Ni cuatro, ni tres, ni dos. Una. Una vida…¡Tan sólo tienen una vida! Como nosotros. Y cuando la pierden, o les es robada con nocturnidad y alevosía, quiero pensar (quizás me engañe, pero…¡lo necesito tanto!) que, como dice el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias que le sucedió al Comandante ´Ché´ Guevara: “Cierran los ojos… y se quedan velando el sueño de nuestra vida”. Dedicatoria: a Fede Merino, cuyo aliento en mi nuca todavía siento Cita: “Nos vemos en la próxima caricatura” Firmado: Luis María Pérez, ´KUITXI´.
